Desde Pamplona, este resumen, aún a riesgo de sacrificar aspectos importantes, presenta la nobleza de su tarea en una conversación llena de recuerdos y anécdotas. ¡Gracias, maestra!
Rosa López Figueroa, nació en Silos, en el Norte de Santander. Desde muy pequeña llegó a Pamplona. Hace más de 30 años es docente de español y literatura en Durania y es Directora rural del Centro Educativo CER Juana Berbesi de Mendoza, que tiene 16 sedes.
- Bernardo N: ¿Cuánto tiempo se gasta desde su casa a su trabajo? ¿Cómo se transporta?
Rosa L: El viaje entre Pamplona y Durania, hasta la Escuela Rural, dura dos horas. Viajo en transporte público intermunicipal todos los días. En total son casi cuatro horas diarias de viaje. Es pesado, pero no hay remedio. Esta es mi vida y me apasiona.
- Bernardo N): ¿Cómo fue su época escolar? ¿Dónde y qué estudió?
Rosa L: Mis padres eran agricultores y estudié la primaria en la escuela rural. Perdí de niña a mi mamá y sufrí las consecuencias de la poliomielitis infantil. Gracias a mis maestros y a que me acogió una tía que tenía un nivel social alto, superé la enfermedad, aunque quedé con las limitaciones que produce la polio. En Pamplona fui a la escuela Normal superior, donde estudié Pedagogía. Adquirí allí las herramientas necesarias para embarcarme en el aula maravillosa que son los niños, los principios de la Escuela nueva, el liderazgo, la función de ser maestro, el respetar y entender a los niños con su sonrisa y su inagotable deseo de aprender.
- Bernardo N: ¿A quiénes recuerda como sus maestros?
Rosa L: Siempre he pensado que todas las cosas suceden por algo. Dios lo ayuda a uno porque la vida siempre es dura. Cuando mi mamá falleció yo era una niña. Tuvimos que salir del campo y enfrentar la vida con una hermana. Nos fuimos para Toledo y allí, en la Escuela Juan XXIII, tuve profesores que nos dieron amor y ternura. Allí me dio la Polio, me afectó una pierna y me hospitalizaron.
El profesor Valero a quien tuve en cuarto y quinto de primaria, iba al hospital y me daba las clases, aun en los fines de semana. Cuando no podía pasar me mandaba los trabajos. Tuve que hacerme a base de golpes y de lucha. Pero llevaba por dentro una gran fuerza y liderazgo, que nació conmigo. En Bachillerato, cuando la orientadora me preguntaba qué quería ser en mi futuro, siempre le dije que quería ser maestra.
Cuando llegué a la Normal, en la clase de Educación física, a pesar de la limitación de mi pierna, nunca me relegaron y aprendí que las barreras son mentales y que todo en esta vida tiene solución. Y tengo muchas anécdotas del colegio, pero no hay campo aquí para contarlas todas. Fui líder y fui feliz.
- Bernardo N: ¿Por qué es maestra?
Rosa L: Cuando estaba en décimo y en once, nos preguntaban para qué nos estábamos formando. Yo respondí que quería ser maestra. Me dijeron: “Usted no llega ni a tierra perdida”. Pues les demostré que “Tierra perdida” es aquí. Y me he movido en Tibú, en la Gabarra, por todo mi departamento. Donde había un cupo, allí nos íbamos. Dejé una hoja de vida en Pamplona y un día me llamaron.
Al llegar me mostraron un bulto de carpetas de aspirantes. En la alcaldía me mandaron a donde un político para que me diera una carta de recomendación. Los políticos aprobaban los nombramientos. Ese día no había luz para la máquina eléctrica y el político escribió la recomendación de su puño y letra. Y me nombraron. Desde 1995 los maestros son nombrados por la ley. Y aquí estoy hoy, desempeñando mi trabajo con honradez y con éxito.
- Bernardo N: ¿Cómo está pasando este momento de emergencia y pandemia?
ROSA L: Durante los primeros días cuando entramos en cuarentena entre el 15 y 17 de marzo, tuvimos dos semanas de desarrollo institucional, preparando guías de trabajo y contenidos para educación virtual y a distancia. No nos imaginamos que esto que iba a ser tan largo y esto es duro. Propuse un trabajo y estoy colaborando con la alcaldía municipal. Soy la locutora de programas radiales para estar en contacto con los profesores y con los estudiantes de mi colegio y con otros profesores los animamos a estudiar y damos instrucción sobre las guías que deben desarrollar. No podemos abandonar a nuestros estudiantes.
- ¿Qué mensaje quiere dar a sus alumnos, a los padres de familia, a las autoridades educativas, con ocasión del día del maestro?
ROSA L: Les quiero decir a mis alumnos que ellos son mi vida. La educación es la mejor herencia que le pueden dejar a uno. Hay que mantenerse fuertes y de la mano de sus maestros que muestran la verdad, la sabiduría. La vida hay que vivirla con intensidad, como si fuera el último día. No se queden pensando en “salir al pueblo y ahí no más”. Y vuelvan a su tierra para darle un futuro mejor. La vida es bella y es don de Dios, pero hay que ponerle toda la energía. A los padres de familia quiero decirles que no nos prepararon para ser padres y madres. Por eso nos toca aprender a serlo. Hay que dar toda la ternura y toda la protección a los hijos. Es necesario darles hábitos espirituales. La convivencia es dura, pero hay que buscar la cosecha.
A las autoridades educativas quiero decirles que este momento es muy difícil. Se han dado directrices para la educación en los contextos urbanos; pero en los rurales tenemos un tremendo déficit. Sin Internet, sin conectividad, sin electricidad. No estábamos preparados para un momento como este. Volver a la escuela desde la casa puede ser un acierto, pero hay que entusiasmar al maestro con recursos. Hay que tomar determinaciones para que al sector rural lleguen recursos. Los maestros se han puesto su camiseta y se han aliado con quienes mueven la economía agraria. Se han tenido que reinventar, pero el sector rural es uno de los más maltratados. Venimos de un conflicto armado y tenemos necesidad de mejorar la cosecha humana. Una cosecha barata, no produce lo que se necesita. Por eso se requiere inversión para los seres humanos que viven en el campo.
*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros.
Por: Bernardo Nieto Sotomayor. Equipo Editorial Periódico El Campesino.