viernes, noviembre 22, 2024
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Opinión: Nuestra Amazonía: ¿Aún es posible salvarla?

“La ambición y los intereses económicos de individuos, de empresas legales e ilegales, están acabando con esa zona del planeta y con nuestra supervivencia en este mundo”. Esta columna de opinión es un llamado a salvar la Amazonía colombiana.

La Amazonía es un enorme territorio con una extensión calculada en 7.000.000 de kilómetros cuadrados que comparten nueve países. Colombia, con una extensión territorial de ‎1.141.748 kilómetros cuadrados podría caber más de seis veces en ella. En esos bosques han vivido por siglos centenares de comunidades indígenas, se abrigan allí innumerables y aún desconocidas especies animales y vegetales y sus bosques absorben gran parte del venenoso carbono producido en todo el mundo para convertirlo en oxígeno. Sus aguas, además, equilibran la temperatura general del planeta.

Recientemente estudié el documento audiovisual Tala de la selva – ¿Corrupción en los sellos ambientales? producido por la “Deutsche Welle”, en 2019. Se puede ver en el enlace https://www.youtube.com/watch?v=6_qV9Mnz83s&t=262s. Es un testimonio de lo que está sucediendo en las selvas del Amazonas y de otros lugares del planeta, explotadas por empresas madereras que engañan al público usando un “sello”, el FSC, para hacernos creer que los papeles y productos que compramos y que tienen ese sello, provienen de lugares en donde se talan bosques de manera selecta y responsable.

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En realidad, quieren justificar y defender su voraz ambición económica que lleva a la tala inmisericorde de los bosques y selvas, sin importar las consecuencias de su criminal acción. El documental muestra cómo se engaña a los consumidores que compran productos provenientes de la madera y que tienen el sello FSC, convencidos de que son el resultado de un proceso responsable que protege el medio ambiente y el futuro del planeta.

Las empresas tumban “selectivamente” la selva o el bosque nativo para vender la madera con el sello FSC, supuestamente porque no hacen tala indiscriminada. Pero esas empresas mezclan las maderas “seleccionadas”, con otras que provienen de talas ilegales. Para encubrir su acción, a los muebles y productos de consumo masivo, papeles higiénicos, servilletas, fósforos, etc., les añaden, junto al sello FSC, una mágica palabra: “MIX”, para indicar que esos productos pueden tener mezcla de otras maderas ilegales. Esa “advertencia” les protege su “reputación”, pero engaña a los millones de consumidores que no saben qué es MIX creyendo que es posible talar el mundo “responsable y sosteniblemente”.

Las empresas reemplazan los bosques con plantaciones de monocultivos de eucalipto, de soya o de palma de aceite. Pero la “silvicultura” no puede sustituir sin daño a las enormes extensiones destruidas de bosques tropicales. La ambición y los intereses económicos de individuos, de empresas legales e ilegales, están acabando con esa zona del planeta y con nuestra supervivencia en este mundo. Jeremy Rifkin, sociólogo y economista, Presidente de la Fundación de Tendencias Económicas y asesor político de la Unión Europea afirma que estamos destruyendo el Amazonas para alimentar vacas. También hay evidencias de que la minería ilegal que alimenta a grupos armados, campean allí al margen de la ley.

La tala de las enormes extensiones amazónicas brasileras y de otros países en donde se tumba selva virgen para sembrar soya y alimentar el ganado, pone en peligro la supervivencia humana. La publicación “Ecología verde” advierte que entre 1970 y 2016, ya se destruyó el 20% de la Amazonía, es decir, una extensión tan grande como Colombia. https://www.ecologiaverde.com/deforestacion-del-amazonas-causas-y-consecuencias-1153.html)

Teresa Romero, una estudiosa joven graduada en Relaciones Internacionales de Complutense de Madrid y Máster en Economía Política Internacional del King’s College de Londres, interesada en asuntos de medio ambiente, seguridad y geopolítica, afirma que, “En Colombia la tasa de deforestación se ha disparado desde el acuerdo de paz;  entre 2016 y 2017 se ha duplicado, lo que lo convierte en el país con la mayor pérdida de masa forestal en 2017. La desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tras el acuerdo de paz supuso el fin de su control sobre gran parte de la Amazonia colombiana, donde ahora el vacío de poder ha propiciado la ocupación de tierras, la tala ilegal de árboles, la cría de ganado, el cultivo de coca y la extracción de minerales y madera. Además, el acceso a áreas antes controladas por el grupo rebelde ha permitido que el Gobierno promueva la construcción de nuevas carreteras e infraestructurashttps://elordenmundial.com/la-deforestacion-amazonica/

La preocupación de tántos por la supervivencia humana y las voces unidas de miles en el planeta, encontró eco en el corazón del Papa Francisco. Su encíclica “Laudato si” ya en 2015 manifestó la responsabilidad que tenemos todos en el cuidado de esta CASA COMÚN y ha sido el gran motor que le llevó a convocar el 15 de octubre de 2017 la celebración del Sínodo por la Amazonía que tuvo lugar en Roma el año pasado, entre el 6 y el 27 de octubre.

Aún se espera la publicación de la exhortación apostólica del Papa que recoja su pensamiento y su orientación sobre los grandes temas surgidos en el Sínodo. Pero los participantes congregados a esta reunión mundial consignaron sus conclusiones en un rico documento final. Su primer capítulo “De la escucha a la conversión integral”, es la voz de la Amazonia con su mensaje de vida, el clamor de la tierra y el grito de los pobres que la habitan y presenta la situación de la Iglesia en esa región Amazónica. A la vez, hace un llamado a la conversión integral que, aunque no restituya lo ya destruido, sí detenga la devastación, acoja las voces de quienes creen que aún es posible la reconstrucción de esa región y provoque el apoyo mundial a los que deben legislar y actuar para defender la vida en el planeta.

Como lo muestran los resultados de las investigaciones de muchos paleontólogos que han estudiado la desaparición de antiguas especies animales, fueron los propios dinosaurios los causantes de su destrucción, cuando consumieron completamente sus fuentes de alimentación. Después de su desaparición la vida continuó de manera diferente y sin ellos sobre la tierra.

¿Será ese nuestro destino? ¿O aún es tiempo de detener la destrucción y preservar la vida humana en el planeta?

Por: Bernardo Nieto Sotomayor. Equipo Editorial Periódico El Campesino.

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