Los artistas colombianos han de pasar por un camino de vidrio para salir avante del anonimato y poder mostrar su talento, Mayolo hizo parte de una generación de jóvenes caleños que en medio la guerra fría, el estado de sitio, los libros, el cine, la salsa y el fantástico amor de las vallunas, construyó una manera particular de ver y sentir el mundo.
Por: Andrés A. Gómez Martín.
La banda sonora de esta nota es la salsa, la salsa dura, la salsa de zapata blanco y sombrero de ala ancha. Cali ha sido epicentro de varias generaciones de artistas, músicos, escritores, poetas, bailarines, pintores y esto gracias a la mezcla de culturas que allí se ha gestado. Pero para finales de los años 60 no era más que un pueblo grande, ya por aquella época un grupo de jóvenes insipientes y críticos estaban formado lo que seria un movimiento cultural de trascendencia nacional.
Junto con Andrés Caicedo, Luis Opsina yRamiro Arbeláez, Carlos Mayolo documentó la Cali de inicios de los setenta, en el documental Oiga, Mire ,Vea el cineasta lleva por primera vez la cámara a los barrios pobres de la ciudad que estaba en medio los juegos panamericanos de 1971. El documental es considerado una de las primeras obras del cine contemporáneo criollo, pero también, Mayolo fue pionero en llevar la cámara a la marginalidad de los barrios populares, en donde poco o nada llegaba de los juegos. Los obreros no podían asistir a justas deportivas, tan solo podían acercarse al estadio Pascual Guerrero y ver por pequeños huecos los que allí sucedía.
Para la década de los ochenta Carlos Mayolo dirigió en la televisión nacional, La otra raya del tigre en 1993 y la famoso y muy premiada AZÚCAR con Margarita Rosa de Fransico estuvieron bajo su dirección, en la masión de araucamina actuó como Paul el guardian.
El legado del cineasta vallecaucano, es inmenso, largometrajes y documentales que dejaron contadas las historias de una ciudad ambivalente, de caras lindas y tumbas humildes, de casetas, salseros, rumba, llanto y amigos de barrio.