Por: Dr. Luis Alejandro Salas
Algunas personas aconsejaban a las gentes que trabajaban y vivían en el campo, que fueran conformes, que se quedaran contentas con lo que tenían, que no aspiraran a más. Otras personas, en cambio, lanzaban un reto a los campesinos diciéndoles que podían ir adelante, que eran capaces de mucho más, que tenían que dar rendimiento a sus cualidades, que tenían que surgir y progresar.
Nada de quedarse pasmados, mirando al vacío, de brazos cruzados, confiando en que fuerzas poderosas vengan en ayuda a hacer lo que no les corresponde.
Ser pacifico es una cosa positiva y benéfica y ser pasivo es otra muy distinta, negativa y maléfica. El primero es activo, dinámico, de mirada altiva, hacedor del bien, del trabajo, de la paz. El otro es perezoso, lento, sin agallas, sin aspiraciones.
Los campesinos son personas que tienen una dignidad grande y pueden acrecerla si se dan cuenta de la misma y se capacitan y se preparan para la vida y aman al prójimo, lo respetan y le sirven.
Hay que mirar de frente y al frente
Debemos estar vigilantes y atentos. Hay que ser sonrientes y alegres. Hay que tener ilusiones y esperanzas.
El que estudia y aprende, ensaya y práctica, se inventa y trabaja, no es un conforme con lo que es y lo que tiene sino un inconforme que se ha dado cuenta de lo que Dios le ha dado con su naturaleza humana y quiere aprovecharlo y hacer que produzca y se multiplique; es alguien que valora los recursos, los utiliza y los cuida.
Los agricultores son los cultores del agro, los cuidadores de los campos, los cultivadores del suelo, los de la cultura de la tierra.
El país y el mundo necesitan la presencia solidaria de sus habitantes, la acción favorable de sus pueblos, la labor protectora de sus gentes.
Todos tenemos que ser y sentirnos integrantes de la comunidad que se inquieta por la indiferencia de los que se denominan inofensivos y son unos inútiles, de los que se llaman buenos y son unos insensibles, de los que se dicen conformes y son unos incapacitados.
Nos corresponde a cada uno un quehacer. A cada cual lo suyo. Todos tenemos nuestra propia responsabilidad.
No podemos quedarnos esperando a que se obre el milagro del desarrollo total, a que el destino nos depare el universo hecho un paraíso, a que la suerte nos traiga la felicidad.
A prepararnos más. Trabajar mejor. Gozar lo que hacemos. Convivir en paz.
Por: Luis Salas – Colaborador de El Campesino.
Editor: Ana María Rizo Díaz – Periodista- Editora.
excelente mensaje de reflexión y motivación para para nuestros campesinos colombianos
Nuestros campesino requieren mas inclusión de todos los entes gubernamentales del estado y de los empresarios, una mejor calidad de vida,educación , vías de penetración, salud , vivienda digna etc …
Que bueno que en esta nueva oportunidad no se viera al campesino como alguien de «mente infantil» como en el 58 se le mencionaba y que no se pretendiera intervenirlos para despojarlos de su episteme, si no, valorarlos en su saber y permitirles elaborar sus propias formas de potenciarlo.