Señor, ¿trajo bolsa?, -no señorita, -entonces, ¿va a pagar la bolsa de plástico? Esta es la pregunta recurrente por estos días cuando llegamos al supermercado.
En muchos países, el cobro de las bolsas plásticas ha reducido el uso de las mismas y por ende ha disminuido el volumen de su producción. Pues es que el plástico en general se ha constituido en una verdadera plaga para la humanidad, nacemos plastificados.
A manera personal, pienso que la medida puede ser útil siempre y cuando nos concienticemos todos del aporte que estamos haciendo para mejorar las condiciones del planeta.
Pero el problema de fondo está latente, ya que el objetivo real no es el pagar por las bolsas que se requieran para empacar una compra en cualquier supermercado, el fin real sería, dejar de usarlas.
Es muy común observar actualmente que todo se empaca en plástico, es el caso de las frutas que se pelan y se empacan en bandejas de icopor (material altamente contaminante) y se recubren en plástico.
El uso de todo este tipo de material se volvió un vicio, no solo en lo particular sino en lo comercial y lo industrial, sin importar todos esos daños colaterales que vienen asociados; solo importa la necesidad de obtener más clientes y mejores ganancias para incrementar sus ansias desmedidas de dinero; es que esto es diversificar y captar clientes sin importar los efectos ambientales dañinos. Solo manda el dinero y nada más…
Es sorprendente la cantidad de plástico que va a los rellenos sanitarios diariamente, pero también los vemos disgregados o tirados en las calles o en cualquier sitio donde hace presencia el ser humano, porque lo único que importa es deshacernos de esta basura en cualquier lugar sin importar las consecuencias.
Según un artículo de Science, a los océanos llegan cada año al menos 12.5 millones de toneladas de plástico, provenientes de los 192 países con costas que generan 275 millones de toneladas de desperdicios de plástico, cerca del 11% de la basura generada. A este ritmo de generación de basura y de degradación sin freno nos quedaremos sin mares. Si tendremos mares, pero no los que necesitamos y queremos. ¡Tendremos mares de basura!
El año pasado se fabricaba un promedio de 40 kilos de plástico por cada uno de los siete mil millones de personas que habitamos el planeta, suficientes para envolver la tierra varias veces, una cifra realmente alarmante.
Entonces, ¿será que pagar por el uso de las bolsas en nuestras compras es una solución? O ¿será que el cobro de las bolsas les generará un gran ahorro a estas empresas, para seguir empacando en plástico la mayor cantidad de productos?
Autor: Luis Fernando Moreno Gallego, Facilitador EDC – Antioquia.
Editor: Katherine Vargas Gaitán, Periodista Editora. @KatheVargasg