Monseñor Óscar Romero nació el 15 de agosto de 1917, en una familia sencilla pero llena de fe. En 1937 ingresó al Seminario, de ahí lo enviaron a Roma donde se ordenó sacerdote el 1 de abril de 1942. En junio de 1970 fue nombrado obispo auxiliar de San Salvador y aunque gozaba del cariño de la gente, sus compañeros lo percibían como un consagrado de corte tradicional.
Su proceso de conversión pastoral
En 1974 fue trasladado a la Diócesis de Santiago de María, tiempo en el que fue testigo de la represión contra los campesinos organizados. En 1975, la Guardia Nacional asesinó a cinco campesinos, Monseñor Romero, consoló a las familias y escribió una carta muy fuerte al presidente, sin lograr ningún efecto.
En 1977 fue nombrado Arzobispo de San Salvador. Un mes después fue asesinado el sacerdote jesuita Rutilio Grande y otros dos campesinos. Este acontecimiento marcó su trabajo pastoral y celebró una sola misa por el sacerdote y los campesinos asesinados; lo que se recuerda como un acto de fe y comunión eclesial que congregó a miles de salvadoreños.
Desde ese momento puso la Arquidiócesis al servicio de la justicia y la reconciliación. Además de sus actividades diarias con la gente, cada domingo celebraba la misa, en la catedral. Sus homilías, se transmitían por radio y en ellas interpretaba los hechos de la semana a la luz de la palabra de Dios y el magisterio de la iglesia.
Por su compromiso fue calumniado y amenazado de muerte. Lo asesinaron el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la misa en la capilla del hospital de la Divina Providencia. El Papa Francisco lo beatificó el 23 de mayo del 2015. (Le puede interesar: Monseñor Óscar Romero del Salvador, será canonizado en el Vaticano)
Sus enseñanzas
Monseñor Óscar Romero nos dejó enseñanzas que siguen siendo motivo de reflexión para la iglesia latinoamericana y nuestros pueblos, afectados por la polarización y la corrupción estatal. Aquí parte de su legado:
- Persistencia: Siguió siendo mártir después de la muerte, pero todas las habladurías, mentiras y conspiraciones en su contra nunca lograron opacar su trabajo de defensa de los campesinos.
- Valentía: No todo lo legal es moral y Monseñor Romero lo recordó en sus homilías.
- Cercanía: En vida fue un pastor del pueblo y ahora es su santo. San Romero de América.
- Fortaleza: Defendió la justicia, la paz, la solidaridad y la defensa de las víctimas de la corrupción.
- Unión: “Sentir con la iglesia” era el lema episcopal de Monseñor Romero y por eso se hizo uno con el sufrimiento de los marginados.
- Respeto: vivió el ecumenismo. Ahora luteranos y anglicanos reconocen sus aportes y la trascendencia de su martirio.
- Paz: siempre invitó a la concordia, la reflexión y el respeto a la vida.
- Sencillez: La lucha de la iglesia ha de ser por los descartados, los marginados.
“Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En nombre de Dios pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión” Monseñor Óscar Romero.
Por: Paola Calderón Gómez. Periodista – Editora.