Las hermosas y difíciles montañas de la cordillera occidental esconden tesoros, la diversidad, la fauna, la flora y el oro son los nutrientes y los atractivos de una región que fue habitada por Cartamas, Moragas y Curozapes. Sebastían de Belalcazar pasó por estas inclinadas laderas en búsqueda del preciado oro. Hoy los mineros artesanales de Marmato enfrentan lo que podría ser el fin del cuarto pueblo más antiguo de Colombia.
Por: Periódico El Campesino.
Por más de 200 años los marmateños han explotado los cerros de su pueblo, la minería artesanal ha sido el eje fundamental de la vida de este pequeño y extraño poblado. Las casas están empotradas en los cerros, no hay calles ni carreras, casi al lado de casa se ubica la entrada de un socabón.
La minería artesanal esta reconocida por la ley minera de Colombia, sin embargo durante la ultima década los titulos mineros de oro y de carbón aumentaron en más del 100 por ciento, según la periodista Maria Teresa Ronderos, en el anterior gobierno nacional, fueron 9 mil títulos los que se entregaron a empresas extranjeras, muchos de ellos en territorios protegidos por el estado.
A Maramato como era de esperar, llegaron los extranjeros, negociaron con los dueños de las minas, acordaron pagos de contado al 50, 50, acordaron intereses y aún hoy los habitantes siguen esperando el pago por las que fueron sus minas de oro.
Los pobladores ya no están contentos, han realizado decenas de manifestaciones luego de enterarse que una empresa extranjera tiene entre sus pronósticos trasladar el pueblo para crear una mina de oro a cielo abierto. Voceros de CONARARMINERCOL, han expuesto sus problemas, sienten que los han dejado solos, el estado no les ha renovado sus títulos y ahora deben trabajar de forma ilegal en las que fueron sus minas, todo porque a la empresa con la que habían realizado negocios las dejó en el abandono.