Gracias a la investigación efectuada por la magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), Nidia Johana Valdés Holguín, se estableció los beneficios de usar la luz ultravioleta en vez del desinfectante químico cloro, para proteger los productos alimenticios de consumo diario.
El cloro es utilizado industrialmente para la eliminación de hongos y bacterias, principales actores que atacan la piel, las hojas y los tallos ocasionando la descomposición en las frutas y verduras, además del riesgo medioambiental que genera por el vertimiento de aguas contaminantes, formación de compuestos cancerígenos, y el deterioro de todo elemento que entra en contacto con el químico.
Es por ello que la investigadora, de acuerdo a los resultados arrojados, plantea la alternativa de la luz ultravioleta, un método de desinfección que tiene la capacidad de inhibir el crecimiento de patógenos dañinos, de no alterar las propiedades nutricionales del alimento, y de no generar desperdicios tóxicos para el medioambiente.
Le puede interesar: Bogotanos podrán comprar frutas y verduras directamente a los campesinos
“La luz ultravioleta es un desinfectante de alimentos que ofrece beneficios para la agroindustria y el medioambiente, pues, a diferencia de otros métodos de desinfección como el químico, no promueve la formación de productos mutagénicos ni cancerígenos y no deja sabores ni olores desagradables a las frutas y hortalizas”, afirma la investigadora.
Para llevar a cabo los experimentos se utilizaron equipos especializados incorporados con lámparas generadoras de radiación ultravioleta, como son las de mercurio o microondas, además según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), el equipo pueden llegar a tener un costo de USD $50.000, pero que la inversión beneficiaria a cada sector involucrado en estos procesos.
Así mismo, es importante recalcar que según la Asociación Hortifrutícola de Colombia (Asohofrucol), la producción de frutas y hortalizas aumentó a una tasa de crecimiento de 1,1 % anual, al pasar de 10,7 millones de toneladas en 2017 a 10,8 millones de toneladas en 2018, confirmando así el uso oportuno de este tipo de tecnología.
Por: Jeisson Beltrán Valderrama. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.