viernes, diciembre 20, 2024
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Lucha campesina en Colombia, un siglo de resistencia

En el marco del Día Internacional de la Lucha Campesina reconocemos el valor del movimiento campesino en Colombia, como base fundamental del desarrollo socioeconómico del país. Cuyo símbolo de lucha es la defensa del derecho a la tierra y a la vida.

Los campesinos colombianos, fueron reconocidos en el pasado como la fuerza de trabajo del campo que realizaba todas las labores de cultivo y recolección del sector agrícola, para los grandes terratenientes que monopolizaban las tierras. Esto, en condiciones laborales precarias. Así lo sustenta un estudio realizado por Santiago García Morales sociólogo de la Universidad Nacional.

“Antes de 1874 eran pocas las opciones de que disponían los campesinos independientes amenazados por los grandes empresarios. O bien aceptaban contratos de arrendamiento, con lo cual podrían seguir trabajando las tierras que habían abierto, aunque en  condiciones desfavorables, o bien rehusaban los contratos y se iban a otra parte. La decisión de quedarse o de emigrar, adoptada individualmente por cada familia, implicaba la inexistencia de una organización colectiva”, afirmó el sociólogo.

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Hacia 1920 se organizaron los primeros movimientos campesinos, con la intención de reivindicar el papel del campesino como sujeto productivo y exigir su derecho a la tierra. Estos dos objetivos se convirtieron en la bandera principal del movimiento durante toda su historia. “El movimiento campesino, ha buscado materializar su célebre consigna de los años 70: La tierra pa´l que la trabaja. Es decir, lograr que al fin haya una parcela propia para los campesinos y que al hacerla productiva les genere mejores condiciones de vida” afirma el Centro de Memoria Histórica. 

En 1950 se creó la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), convirtiéndose en la primera organización que le dió una estructura más sólida al movimiento campesino. Según Jesús María Pérez, autor del libro Luchas campesinas y reforma agraria: Memorias de un dirigente de la ANUC en la costa caribe:

“Todas esas comunidades dispersas se unificaron por primera vez para trabajar sobre unos lineamientos de tipo general para la lucha del bienestar general de los habitantes del campo. Desde que surgió la ANUC nos pudimos organizar y capacitar para elevar nuestro conocimiento político como campesinos. Una vez aprovechamos eso, reconocimos la importancia de estar unidos, al igual que el papel que podemos jugar como ciudadanos dentro del país”.

Las victorias de la lucha campesina

Con la aprobación del Pacto de Chicoral, que pretendía estructurar la tenencia de la tierra en favor de los terratenientes, los usuarios campesinos tomaron medidas y en 1974 publicaron “El Mandato campesino” un proyecto de Ley en el que el campesinado tomó una posición política de total independencia frente al Estado, rechazando las políticas agrarias de la época.

Por otro lado, ante la exclusión del gremio por parte de La Asamblea Nacional Constituyente de Colombia (ANC) en la articulación de la Constitución Política de 1991. El movimiento se movilizó para ordenar al Gobierno garantizar la igualdad, y reconocerlos como actores políticos y sujetos de derechos. Así logró ser incluido en el artículo 64 de la Ley 5 de 1992. 

“Es deber del Estado promover el acceso progresivo a la propiedad de la tierra de los trabajadores agrarios, en forma individual o asociativa, a los servicios de educación, salud, vivienda, seguridad social, recreación, crédito, comunicaciones, comercialización de los productos, asistencia técnica y empresarial, establece la Ley

Así mismo, ante el difícil acceso a la educación en las zonas rurales del territorio nacional, el movimiento se involucró en la construcción de la Ley de educación de 1994. Así en el capítulo 4 de la Ley se establecen lineamientos para la educación campesina y rural. Esta comprende especialmente la formación técnica en actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras, forestales y agroindustriales con el objetivo principal de mejorar las condiciones humanas, de trabajo y la calidad de vida de los campesinos.

Su logro más reciente fue la Sentencia 2028 – 2018, una acción en la que 1.770 campesinos interpusieron una tutela con la petición central de que el Censo Poblacional de 2018 incluye preguntas relacionadas con esta población para que el Estado recogiera información que le permitiera formular políticas públicas específicas en su beneficio.

Cesar Díaz, uno de los líderes de la tutela y miembro del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), explicó que este reclamo: “Era una reivindicación histórica para que reconocieran el aporte que hacemos al país y a la identidad de las comunidades rurales. Pedíamos un tratamiento no discriminatorio y la posibilidad de tener una política pública propia”.

La Corte Suprema de Justicia falló a favor del movimiento campesino y decretó que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) debe realizar estudios que permitan conocer toda la población campesina del territorio Nacional. Ante la medida la entidad realizó la primera Encuesta de Cultura Política que se enfocó en caracterizar a esta comunidad. 

“Estos datos son los primeros insumos para empezar a construir una política pública específica para el campesinado, que permita avanzar en la materialización de los derechos a la identidad campesina y a la igualdad material de esta población”, explicó Ana Jimena Bautista Revelo, coordinadora de Tierras y Campesinado en Dejusticia. 

El panorama actual del movimiento campesino

El movimiento campesino ha extendido sus principales razones de lucha más allá del acceso a la tierra, hoy exigen regular los tratados de libre comercio, ya que esto sólo favorece a entidades extranjeras. Según datos del DANE en el año 2020, se destinaron 14,6 billones de pesos para la importación de alimentos, mientras que el presupuesto destinado para el agro en  2020 fue 1,9 billones. 

Otra de sus peticiones, es que se les garantice el derecho a la vida, ya que no cuentan con la protección del Gobierno ante las amenazas de grupos al margen de lay. Que buscan adueñarse de sus territorios y que ante la resistencia de la población terminan siendo victimas de asesinato.

Un estudio realizado por Indepaz, reveló que entre 2016 y 2020 se les ha arrebatado la vida a más de 340 líderes y lideresas campesinas, por lo que el campesinado le exige al Gobierno que garantice la protección de la comunidad campesina, que en su lucha por la defensa del territorio y la soberanía alimentaria ha sido perseguida.

En el marco del Día Internacional de la Lucha Campesina, el movimiento colombiano completa un siglo en su apuesta por defender sus derechos, garantizar la soberanía alimentaria del país y ser reconocido como actor fundamental para el desarrollo agropecuario del país.  

Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona – Periodista.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

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