Con relación a los páramos menos vulnerables que son Tatamá –entre Chocó, Valle del Cauca y Risaralda–, Farallones, en Cali, y Las Hermosas, en el Tolima, se halló que estos tienen mayor capacidad de adaptación pues son áreas más protegidas y poco expuestas; es decir los suelos protegidos y la diversidad son variables determinantes para la conservación de estos ecosistemas.
Por el contrario, Rabanal, Guantiva-La Rusia e Iguaque-Merchán, catalogados como los páramos más vulnerables están ubicados al nororiente del país, se localizan en terrenos que han sido explotados principalmente por la agricultura y la minería. Así lo expresó Andrés Cortés, quien en conjunto con Santiago Madriñán son especialistas en páramos de la Universidad de los Andes y a su vez participaron en la investigación liderada por Brayan Valencia, ingeniero agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira.
Este estudio se publicó en la revista Frontiers, y buscaba evaluar la vulnerabilidad con el cambio climático y las actividades humanas en ecosistemas montañosos como los páramos de Colombia. Hasta la fecha solo se habían hecho estudios con la biodiversidad y riqueza, pero jamás con la vulnerabilidad climática. Según los estudios realizados por estos investigadores, los páramos son las regiones más ricas en biodiversidad y evolución, pues son el principal proveedor de agua.
Las Espeletias comúnmente conocidas como Frailejones, son plantas nativas de Colombia, Venezuela y Ecuador, las cuales son señales de gran diversidad en los ecosistemas. Con esta investigación se buscó la reflexión sobre la importancia de los páramos, ya que son ecosistemas únicos y se deben resguardar, pues de lo contrario se perdería la biodiversidad que albergan y se acabaría con el recurso hídrico del país, lo que traería consecuencias alarmantes para todas las formas de vida.
Por: Luznery Barreto Duarte – Periodista
Editor: Lina Maria Serna. Periodista – Editora.