“Musulmanes en el Vaticano” ha titulado un periódico sensacionalista dando a conocer la noticia del rescate que ha hecho el Papa Francisco de tres familias de refugiados sirios en Grecia el pasado sábado 16 de abril.
Por: Padre Raúl Ortiz Toro
Docente del Seminario Mayor San José de Popayán
Conferencia Episcopal de Colombia
Los refugiados, de religión musulmana, tenían los papeles en regla para salir del país, contrario a dos familias de cristianos que no contaban con la documentación requerida, contó el mismo Pontífice en el viaje de regreso a Roma. Algunos han visto el gesto de Francisco como innecesario debido al supuesto oportunismo mediático, otros han considerado que es un gesto sesgado ideológicamente pues privilegia a los integrantes de una religión relacionada con el terrorismo, así sea solo por cuenta de su ala fundamentalista. Además, no pocos han hecho ver que son musulmanes y que no se les brindó esa oportunidad a los cristianos. El Papa simplemente ha dicho: “No es un privilegio, todos son hijos de Dios”.
Pero ahora hablemos de lo que nos ocupa: Los enemigos o, mejor, los detractores, declarados o no, de Francisco. Los hay católicos y no; internacionales y así mismo regionales e incluso parroquiales. Hace poco una señora de misa diaria me decía: “Me da desconfianza este Papa”. – “¿Por qué?” – Le pregunté. “No sé – titubeó – es que en un programa católico decían…”. “Ah, Señora, entonces católico no es ese programa porque la catolicidad implica la comunión de fe y la certeza de que el Papa es iluminado por el Espíritu Santo. Sus opiniones personales sabemos que no son dogmas pero tampoco son impresiones sin juicio”.
Y en verdad, ¿Qué gesto o qué palabras del Papa Francisco van en contra de la fe católica? NINGUNO. No faltará quién saque una lista de supuestos errores del Papa en la conservación de la fe y las costumbres de la Iglesia, pero es gente que no ha entendido el evangelio y la pedagogía de Jesús. Todas las objeciones de los detractores del Papa tienen que ver con el ámbito de la Misericordia y su metodología de acogida. Volvamos al Evangelio: ¿Cómo hizo Jesús para convencer a todos de que venía al rescate del pecador? Pues se sentó a comer con Mateo. Fue a hospedarse a casa de Zaqueo. Le pidió agua a la samaritana. Defendió de las piedras a la adúltera. Le prometió el cielo al ladrón arrepentido… Y después de ganarse la confianza del pecador, después de mostrar el rostro misericordioso del Padre entonces ahí sí el mensaje claro: conviértete; el acogido no puede decir que no, no puede desairar a quien le ha brindado calor e ilusión de nueva vida.
Que el Papa es ecologista: “¡Anatema!” dice el detractor. Y el católico ha de decir: “Es un profeta”. ¿Acaso no fue señalado León XIII con la encíclica Rerum Novarum (1891) cuando pedía justicia para con el salario de los obreros? ¿Acaso no dijeron de él que atentaba contra la legítima propiedad privada? ¿Quién es hoy León XIII? El gran Papa de la cuestión social.
Que el Papa va a fundar una religión mundial. ¿A quién se le puede ocurrir un juicio de estos? Únicamente a un maledicente. Pero, ¿Y acaso no fue San Francisco de Asís el primero en enviar en 1219 misioneros entre los musulmanes? “Ah sí, qué bonito que el Papa se llame Francisco, pero no para que tenga esos alcances” – dice el detractor.
Que el Papa permite que los sacerdotes perdonen el aborto, que acojan a los homosexuales, que las parejas de no casados puedan asistir a la Eucaristía aunque no puedan comulgar, etc, etc… ¿Qué prefieren los detractores? Tirar piedras, quizá. Y ya sabemos cómo les fue a los tira piedras en el evangelio. Invito a los detractores del Papa a convertirse a la pedagogía de Jesús.