Las Hermanitas de los Pobres, 117 años cuidando ancianos en Colombia.
Con motivo del día mundial del adulto mayor que se celebrará el próximo primero de octubre, resulta importante subrayar el valioso trabajo que han venido realizando las Hermanitas de los Pobres, en favor de los ancianos, especialmente de aquellos que han sido abandonados o marginados por la sociedad.
Las Hermanitas de los Pobres es una congregación religiosa que vive de la caridad, fundada en Francia en el año de 1839 por Santa Juana Jugan, y que tiene como carisma la hospitalidad, el servicio y el cuidado de los ancianos más pobres y desprotegidos del mundo. Hoy, después de 177 años de fundada, la congregación, por medio de sus cerca de 2.800 religiosas, cuida y vela por la salud y la hospitalidad de miles de ancianos en 31 países de los cinco continentes, a través de sus 200 casas disponibles para albergar a los adultos mayores.
El próximo 2 de octubre, las Hermanitas de los Pobres cumplen 117 años de su llegada a Colombia. En el año de 1899, en el barrio la Hortua del centro de Bogotá, en la intersección de la carrera décima con calle primera, las religiosas construyeron su primera casa para ancianos en el país: el hogar para adultos mayores “Mi casa”.
Actualmente, la obra de las Hermanitas de las Pobres está presente en Colombia, a través de nueve casas ubicadas en Bogotá, Medellín, Cali, Zipaquirá, Tunja, Cartago, Tibú y Valledupar, cada una de ellas con la capacidad para albergar a más de un centenar de ancianos. A través de estas casas, la congregación ha hospedado, alimentado, vestido y cuidado de la salud física, mental y espiritual de miles de ancianos pobres, que han sufrido la marginación y el rechazo absurdo por parte de sus familiares y amigos, y que han encontrado en la hospitalidad de las hermanas el amor, el consuelo, y la comprensión de una verdadera familia. Estos ancianos han encontrado en estas religiosas sus verdaderas “hermanitas”.
La grandiosa obra que las Hermanitas de los Pobres han realizado, a nivel mundial por los más marginados y olvidados de sus familias y del estado, se ha convertido para la sociedad en todo un referente en lo concerniente al servicio desinteresado en favor de los ancianos. Y es de admirar, aún más, la envergadura de su obra, si se tiene en cuenta, que ésta ha sido posible gracias al espíritu de caridad y de servicio presente en estas religiosas, y a la gran generosidad y ayuda de millones de personas que con sus contribuciones económicas y, algunas veces, con su trabajo, han hecho posible que las Hermanitas puedan cuidar de miles de ancianos durante sus últimos años de peregrinaje por este mundo.