La laguna de Cocha también llamada lago Guamuez, se encuentra ubicada en el corregimiento El Encano de la capital de Nariño; cuenta como el segundo cuerpo natural de agua más grande de Colombia con una superficie de 40.5 km² ; el primer puesto lo ocupa la laguna de Tota.
En este gran ecosistema se ha implementado la producción de trucha arcoíris, cada año se producen 2.500 toneladas a través de jaulas flotantes por parte de pequeños productores y empresas de diferente envergadura. Sin embargo los niveles de contaminación han incrementado notoriamente desde la implementación de cultivos de trucha.
“Los amonios, nitritos y nitratos están presentes en el excremento de los peces y son un indicador de contaminación. El fósforo total y el nitrógeno, por su parte, son desechos provenientes de los concentrados. En estos indicadores se encontraron diferencias significativas según la intensidad de la producción de cada zona y requieren de control y medidas preventivas”, afirma Elizabeth Burbano Gallardo, candidata a magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia a la Agencia de Noticias UN.
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Dentro del estudio realizado por la universidad se destaca que la Laguna de Cocha resiste a este nivel de contaminación; aun así, esto no significa que no se tomen medidas desde ya para evitar problemas radicales en el futuro. El primer problema causado por este factor es la eutrofización, proceso mediante el cual se genera gran cantidad de nutrientes; estos hacen crecer cientos de plantas en los cuerpos de agua que proceden a la putrefacción y el aumento de fango.
La investigadora también señala que las causas son generalizadas, es decir, que la causa de contaminación es generada tanto por pequeños productores, como grandes empresas. La diferencia en estas dos partes es la cantidad de truchas en el área de la laguna; pero al final todos aportan a que el nivel de amonio, nitritos y nitratos aumenten.
Planes de control
Las recomendaciones a partir del estudio de la investigadora generan unas recomendaciones puntuales para tomar acción en el asunto y disminuir los niveles que se en encuentran sobre el 50%.
Primero, la cantidad de alimento debe ser proporcional a la cantidad y peso de las truchas para evitar la carga innecesaria del ecosistema. Segundo, usar como semilla alevines, crías recién nacidas certificadas por el Instituto Colombiano Agropecuario y comprados en establecimientos certificados con el fin de evitar la generación de enfermedades que lleven a los productores a utilizar antibióticos u otras sustancias químicas en el agua.
“Los químicos utilizados para desinfectar también generan contaminación, por lo que se deben utilizar las dosis específicas. Aunque el ecosistema aún soporta el impacto tanto de la piscicultura como de los vertimientos de aguas residuales y de actividades agropecuarias, es fundamental trabajar en los protocolos de prevención porque los niveles de contaminación han aumentado”, resalta la candidata a magíster.
Por último la investigadora resalta que es necesario tener límites en la densidad de peces para evitar el alza de niveles y no pasar por la misma situación de la pérdida de tilapias en el embalse de Betania al no no controlar el alimento y el uso de químicos.
Por: Daimer Fernando Losada Bermeo. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.