Son muchas las esperanzas alojadas en esta nueva etapa que afrontara el país a partir de mediados de 2016. El agro en Colombia de alguna forma se ha visto comprometido en asuntos que desenfocan su objetivo principal a raíz de tantos años de conflicto, pobreza, poca tecnología, desplazamiento forzado, falta de vías y para rematar el cambio climático.
Por: Nicolas Montañez
Es por todo esto que de ahora en adelante, además de trabajar en paz, la despensa agrícola de Latinoamérica debería estarse capacitando y preparando para implementar un desarrollo tecnológico urgente debido al atraso y abandono al que se ha visto sometida durante estas últimas décadas.
Colombia puede ser un país autosuficiente en muchos aspectos, y es así como podemos recordar algunas clases de geografía en los primeros años de colegio; país privilegiado con dos mares, pisos térmicos fértiles desde el mar hasta nevados, minería, petróleo, gas, agua y grandes extensiones de tierra aun sin explotación agrícola.
Entonces la excusa ahora no podrá ser el conflicto, el abandono forzado de tierras por parte de campesinos, las cosas deben ser ahora serias y la inversión en el campo rápida. Algo se debe hacer muy pronto con la implementación de tecnología, la construcción de vías adecuadas para sacar los productos, pensar en volver a poner en funcionamiento el tren, adecuación de puertos, facilidades en trámites de exportación de alimentos, convenios con muchos países, capacitación en asuntos climáticos y sobre todo sugerir a los que trabajan la tierra que tipo de cultivos deben cuidar y lo más importante que el campesino se sienta cómodo trabajando la tierra.
En este último aspecto el campesino que trabaje la tierra no debe tener la tentación de abandonar su oficio y cultivos en búsqueda de un mejor o por no poder comercializar sus productos o por que sus hijos no tendrán una adecuada educación.
La producción agrícola del país debe centrarse primero en poder alimentar a los 45 millones de colombianos que lo habitamos y después ver la posibilidad de exportar productos como frutas exóticas, café, flores, carne y tantas cosas que se puedan producir con la tecnología y especificaciones que otros mercados necesiten.
Aun cuando la minería es tentadora en un país tan rico, los que han trabajado la tierra por generaciones no deben abandonar la agricultura, la mala costumbre de conseguir la plata de forma rápida debe acabarse y ser parte de la apuesta que todos los colombianos hacemos por un mejor futuro en paz.
El Estado, además de tantos otros asuntos importantes, debe tener como prioridad el desarrollo del campo en estos tiempos de paz que se avecinan, que el campesino esté a gusto trabajando la tierra, que los productos se comercialicen adecuadamente, que exista un desarrollo tecnológico importante, que se trabaje cuidando la tierra y el entorno y lo más importante que se cree conciencia en la importancia de tener un país con un potencial agrícola que muchos otros quisieran tener.