En el marco de su séptima catequesis el Papa Francisco, animó a los creyentes a usar las herramientas espirituales de la oración e intersección, tal como lo hacía Moisés, quien su fe en Dios se manifestó, con su sentido de paternidad por su pueblo. Un hombre que ha sido representado con las manos extendidas hacia arriba, hacia Dios, quien actuaba como un puente con su propia persona entre el cielo y la tierra.
Mencionando la historia del patriarca, el cual Incluso en los momentos más difíciles, nunca abandonó a su pueblo a pesar de que este en algún momento dejo a Dios de lado y a él como su líder y guía; Moisés pese a esto le habla a Dios diciendo: » Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras de tu registro.”
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El Papa motiva a cada individuo a identificarse con el patriarca del antiguo testamento, puesto que era un ser humano común y vulnerable como todos los seres humanos de hoy, y que, así como él, cuentan con responsabilidades encomendadas por Dios, y que, a pesar de esto,nunca se debe perder los lazos de solidaridad con los demás.
Orando e intercediendo por los demás
“Moisés era tan amigo de Dios que hablaba con Él cara a cara; y siguió siendo tan amigo de los hombres que tenía misericordia por sus pecados y rezaba por ellos. Su oración era de intercesión, siendo esta la plegaria de los verdaderos creyentes, que a pesar de sus fragilidades tratan de ser “puentes” entre Dios y su pueblo”.
El sumo pontífice motiva a las personas a que acompañen sus buenas acciones con la oración e intercesión por sus semejantes y por el mundo entero; siguiendo también el máximo ejemplo de Jesús, quien ora e intercede ante Dios y los hombres. Usando este canal de comunicación todos pueden ser un puente entre el cielo y la tierra, sumado a la empatía para con los demás, sobre todo en estos tiempos tan complicados.
Todos pueden ser puentes entre Dios y su pueblo
“Moisés nos insta a rezar con el mismo ardor que Jesús, a interceder por el mundo, a recordar que éste, a pesar de todas sus fragilidades, siempre pertenece a Dios. Y el mundo vive y prospera gracias a la bendición de los justos, a la oración de piedad que el santo eleva incesantemente a los hombres, en todos los lugares y tiempos de la historia”. Adicional a esto, el Papa Francisco concluye mencionando:
“Incluso si experimentan los defectos de la gente y su distancia de Dios, estos orantes no los condenan, no los rechazan. La actitud de intercesión es precisamente la de los santos, que, a imitación de Jesús, son «puentes» entre Dios y su pueblo”.
Por: John Alexander Saavedra. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.