La oración une a las familias y mejora la salud mental, concluyen investigaciones científicas.
Por Juan Carlos Matiz
Recientes estudios científicos confirman que la conocida frase del padre irlandés Patrick Peyton, hoy en proceso de beatificación, y que afirma que la “familia que reza unida, permanece unida”, es toda una realidad. Investigaciones desde la psicología y la sociología han demostrado que las familias que rezan juntas se muestran más unidas, más felices, y mucho más saludables.
Estas investigaciones que han pretendido analizar la relación entre práctica religiosa y psicología, han llegado a conclusiones muy dicientes. Se ha demostrado que la oración en familia, en primer lugar, mejora la salud y reduce el estrés. En segundo lugar, aumenta la confianza mutua entre los esposos y mejora la comunicación y relación entre padres e hijos. Y en tercer lugar, hace más fuertes y resistentes a los miembros de la familia para afrontar situaciones difíciles como la enfermedad, el fracaso económico, o la muerte.
El investigador y profesor de psicología de la Universidad Estatal de Dakota del Norte, el doctor Clay Routledge, y quien ha investigado a profundidad los efectos de la oración en la salud psíquica y emocional de las personas, sin entrar a abarcar en absoluto aspectos teológicos, llegó a la conclusión que la oración ayuda a quien la práctica a ser más paciente y tolerante con las personas de su entorno más cercano. La oración, y más aún, si se realiza en familia, tiene como efecto un mejoramiento en la salud mental, y en el autocontrol, al mismo tiempo que reduce los niveles de ansiedad y depresión y aumenta la esperanza de vida.
La oración ayuda a mejorar la convivencia dentro de la familia. Según un estudio realizado por el departamento de sociología de la Universidad de Carolina del Norte en los Estados Unidos, y que se centra en el comportamiento de los adolescentes dentro de sus familias, concluyó que la relación entre padres e hijos es mucho mejor, en aquellas familias donde la oración es un elemento esencial o donde los padres rezan juntos. La oración, sostiene la investigación, genera paz, estabilidad, armonía, y eso se transmite también a los hijos. De igual manera, en otra investigación realizada por la Universidad Estatal de Florida, en la que se analizó los efectos positivos que la oración puede producir en una pareja, se concluyó que la oración aumenta la confianza mutua y la tolerancia en la pareja.
Finalmente, los efectos de la oración, también, son notorios en las personas cuando tienen que afrontar situaciones límite como enfermedades terminales o incluso la muerte de un ser querido. Un convencido de esto es el doctor francés y premio Nobel de Medicina Alexis Carrel, que se convirtió al catolicismo después de ser un acérrimo defensor del ateísmo. En sus investigaciones sobre los efectos de la oración en las personas, el doctor Carrel escribió: “Cuando la oración es habitual y verdaderamente ferviente, su influencia se hace muy clara. Consiste en una especie de transformación mental y orgánica. Poco a poco se produce un apaciguamiento interior, una armonía de las actividades nerviosas y morales, una mayor resistencia frente a la pobreza, la calumnia, las preocupaciones, y una mayor capacidad de soportar sin desfallecer la pérdida de los suyos, el dolor, la enfermedad, la muerte. La calma engendrada por la oración es una poderosa ayuda para la terapéutica”.