Todo aquel que quiera recolectar información relevante para historias o proyectos de rescate cultural y folclórico debe sentarse al calor de una cocina de leña. Si se sienta en la casa de un campesino, no importa el departamento, este lugar es centro de tradiciones culturales y es perfecto para rescatar las mejores historias.
Por: Miguel Ángel Arango – Facilitador Escuelas Digitales Campesinas Chocó
En Boyacá, en Chocó, en el Valle, en el Cesar, en fin, en Colombia es igual. La cocina de leña de una familia campesina, aparte de reunir a toda la familia, siempre recibe con cariño y humildad al forastero que quiera saber qué pasó ayer.
Es admirable ver como nuestras abuelas campesinas en torno a la cocina de leña cuentan con armonía y sin descuidar un solo minuto su fogón, todas aquellas historias, mitos y tradiciones que sus hijos y nietos ya no se acuerdan o sencillamente no quieren aprender.
Ah! pero eso sí, todo aquel que quiera preguntar tiene que ver como con pasión, alegría y hasta lágrimas, se pueden contar sucesos de más de 50 años al calor del fuego, descansando solo para servir la comida. Doña Jesusita Caicedo, habitante de Nuquí, nos contó una anécdota sucedida con funcionarios de una ONG que imparte cultura en este país.
“Mijo le voy a contar, pero no tengo tiempo porque estos achaques que tengo me hacen ir al hospital todos los días. Un día llegaron unos paisas de Bogotá, todo blanco que llega a Nuquí se denomina paisa, y me encontraron haciendo longaniza en mi cocina de leña y querían que les contara como había comenzado el turismo en Nuquí y arranqué a contarles.
Estando en eso los vi con esa cara pelada como decimos aquí, de babosos, entonces me dio pesar y les ofrecí viche, una bebida hecha con caña en cocina de leña que emborracha, y después de media hora del chiste vi como uno por uno iba cayendo al lado de mi cocina de leña.
Al final me fui a traer algo a la tienda de Sombrerón, que era muy lejos, y cuando regrese esos pobres ya estaban enguayabados, pero seguí la historia. Lloraron por efecto del viche, aunque decían que era por efecto de la cocina de leña, rieron por mí también y se fueron con toda la historia del turismo en Nuquí y de mi posada con cocina de leña.
Ahora a todos los que vean esto los invitamos a tomar viche y a conocer mi cocina de leña”, expresó Jesusita con una gran sonrisa mientras regresaba a su cocina de leña.
Fue muy grato una vez más que Jesusita Caicedo, recibiera al Periódico El Campesino.co para regalarnos parte de su tiempo y saber en su cocina de leña. Como ella muchas personas cuentan cuentos y comienzan historias alrededor del fuego, siempre presente de estas cocinas tradicionales.
*Este contenido es producido gracias al programa de Escuelas Digitales Campesinas como parte del ejercicio formativo y pedagógico que están desarrollando
Me gusta el articula mi mama cuenta muchas historias asi a muchos paisas turistas