Como se recuerda, esas entidades reportaron recientemente que, en Colombia, centros poblados y rural disperso presentan la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave, con un 34,2% en 2024.
Por su parte, el Instituto Nacional de Salud indicó que durante 2024 fallecieron por desnutrición en Colombia 149 niñas y niños menores de cinco años. Y La Guajira fue el departamento con mayor número de casos, con 31 fallecidos, lo que refleja una situación crítica que va más allá de los indicadores.
Solución agroecológica
En ese departamento donde, según el estudio, el 52,4% de sus habitantes reportan índices de seguridad alimentaria que van de moderados a graves, la solución tiene nombre propio: Agroecología.
Según la FAO, así se conoce el conjunto de prácticas enfocadas en sistemas agrícolas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción de alimentos. También se considera un movimiento social que le saca el mayor partido posible a la agricultura, promueve la justicia social, nutre la identidad y la cultura. Por tanto, “refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales”.
Con este enfoque, mediante el apoyo de la Fundación Alpina, comunidades de la Guajira pusieron en marcha soluciones adaptadas al territorio, que incluyen prácticas agroecológicas como las siguientes:
- Huertas familiares y comunitarias con diversidad de cultivos locales, que incluyen rotación de cultivos para mantener la salud del suelo y evitar el agotamiento de los recursos naturales.
- Manejo del suelo y del agua, mediante técnicas adaptadas al contexto semiárido, como la instalación de sistemas de riego por goteo que optimizan el uso del agua en una región con acceso limitado a este recurso.
- Producción de abonos orgánicos y biopreparados, que permiten prescindir de agroquímicos, fertilizantes y pesticidas que contaminan el medio ambiente y afectan a las especies locales.
- Almacenamiento y conservación de semillas nativas, clave para preservar la biodiversidad y los saberes ancestrales de la región.
“La agroecología brinda una respuesta integral a los desafíos alimentarios en La Guajira, porque no solo permite producir alimentos de manera sostenible, sino que fortalece la resiliencia de las comunidades, incluso en contextos de emergencia como el vivido durante las inundaciones de 2024 en la Alta Guajira, especialmente en el Parque Nacional Natural Macuira.”, comenta Camila Aguilar, directora ejecutiva de la Fundación.
Y concluye que cerrar las brechas en el acceso a alimentos no implica solo atender emergencias, sino apostar por soluciones prácticas y sostenibles que surgen desde el mismo territorio.