Es posible experimentar a un Cristo vivo y actuante en todas las etapas de la vida. La juventud es un momento privilegiado y la garantía de una adultez auténticamente cristiana.
Por Andrés Felipe Lasso
Puede suceder que los jóvenes sientan que la iglesia se encuentra estancada en los anaqueles del tiempo, que su liturgia y discurso les parezcan sacados de un libro viejo y polvoriento y que no existiese cabida para un pensamiento nuevo, con aires y energías renovados como las que puede ofrecer la juventud.
Razones como estas, son seguramente la causa de que a muchos jóvenes les de miedo ser parte activa de la Iglesia que fundó Jesús, cuando dijo a Pedro “sobre esta roca edificaré mi Iglesia” (Mt 16 13-20). No obstante, las cosas en la realidad son diferentes, puesto que en la Iglesia existen diversidad de carismas y apostolados que son llevados a cabo por los jóvenes, para vivir un Cristo y un joven y un cristianismo juvenil.
Armemos lío
La Jornada Mundial de la Juventud -JMJ- es una clara evidencia de que la iglesia es consciente de esta realidad y de la importancia de la juventud en la Iglesia. Cada dos o tres años, millones de jóvenes de todo el planeta se congregan en una ciudad del mundo para reunirse con el Papa y experimentar la universalidad de la Iglesia que siempre tiene la puerta abierta para la juventud. La última fue organizada y realizada en la ciudad de Río de Janeiro en Brasil. Allí el papa Francisco invitó de manera particular a ir en contracorriente y hacer lío:
“Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!
Entonces los jóvenes tiene que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos.” Río de Janeiro, 25 Jul. 13 / 12:12 pm
Hacer la diferencia sin dejar de ser cristiano. Muchos grupos juveniles son verdadero fermento en las parroquias, comunidades y sitios donde la Iglesia hace presencia; la presencia de los jóvenes se evidencia cuando ayudan a los más necesitados, irradian alegría y evangelizan a sus pares con su palabra y con su ejemplo.
La próxima JMJ será en Cracovia, tierra de San Juan Pablo II, quien las propuso por primera vez y quien de la misma forma que Francisco invitó a los jóvenes a remar mar adentro:
“Particularmente a vosotros, queridos adolescentes y jóvenes, os repito la invitación de Cristo a «remar mar adentro». Os encontráis en un momento en que tenéis que tomar una decisión importante para vuestro futuro. Guardo en mi corazón el recuerdo de numerosos encuentros en años pasados con jóvenes, convertidos hoy en adultos, tal vez en padres de algunos de vosotros, en sacerdotes, religiosos, religiosas, vuestros educadores en la fe. Los vi alegres, como deben ser los jóvenes, pero también reflexivos, por el empeño en dar un «sentido» pleno a su existencia. Cada vez estoy más convencido de que, en el ánimo de las nuevas generaciones es mayor la atracción hacia los valores del espíritu, mayor el ansia de santidad. Los jóvenes necesitan de Cristo, pero saben también que Cristo quiere contar con ellos” Mensaje de SS Juan Pablo II. Enero del 2005.
Es posible vivir a Cristo en la juventud, crecer en la fe y cambiar el mundo con la fuerza del amor, que Cristo ha enseñado. No hay excusas. ¿Qué esperas?