Bruselas es un territorio que conserva la idiosincrasia y cultura campesina del sur del Huila. También es conocido tanto por la producción como la calidad del café. Sin embargo, los Juegos Tradicionales han logrado generar un tejido social y cultural que es necesario destacar y seguirle el ritmo, pues en los tres días lo que se vivenció fue una de las facetas de la construcción de los bruselenses.
El señor Edolio Gutiérrez Rodríguez, conocido como el “Palma Liberal” o “Pollito”, nació por los mismos días del Corregimiento, 28 de enero de 1950. Apenas escucha las palabras Juegos Tradicionales su mano izquierda hace el gesto de lanzar el tejo, expresa que dicho juego es lo más democrático, porque hay que plantear las reglas con los jugadores.
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Conoce el territorio, o mejor, lo ha caminado, tiene a Bruselas en su memoria, recuerda las primeras diez casas que estaban alrededor del parque principal, recuerda con picardía la plaza de mercado, pues ahí era donde se discutía de la política regional.
Cada año los Juegos Tradicionales se fortalecen sin perder el horizonte, o mejor, el baile del trompo que es uno de los concursos representativos de dicha celebración. Como lo afirma el gestor de los Juegos, Salomón Artunduaga, es un espacio para volver a encontrarnos, compartir lo que hemos sido por años.
Y es que las distintas actividades como el minitejo, el concurso de trompo, la carreta de guadua, encostalados, carrera de buguis, carro de balineras, rueda de balineras, seis pies, arriero, entre otros, tienen como componente central la construcción de paz, tomando en cuenta la historia, la cultura y dinámicas particulares de cada campesino, que determinan la identidad de la región.
El trueque es uno de los espacios destacados. Campesinos sacan sus productos ya sea para intercambiar o vender, un encuentro dedicado a lo que se cultiva en la región, una forma de narrar el territorio.
Concursos como el del tamal o la chicha, hacen sentir viva la memoria colectiva; ya no es un expositor o un concursante, alrededor se crea un clímax de identidad. El sorbo de la chicha de uchuva, de maíz, de caña, de miel de abeja, van aflorando los recuerdos de los asistentes, el tejido se va creando, las preguntas sobre las recetas son un pretexto para volver a la cuna.
Estas iniciativas culturales son una apuesta para hablar desde los territorios de las innumerables construcciones sociales que generan los campesinos, recopilar los juegos tradicionales es una invitación a reflexionar sobre los cambios sociales, culturales y económicos que se están viviendo en las regiones, sobre todo en este momento en el que el rol del campesino es visto como solo productor de alimento, y queda claro que es un generador de espacios esenciales en la cultura del sur del Huila.
Por: José Toledo. Investigador Cultural. Habitante de Pitalito
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.