viernes, noviembre 15, 2024
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Juan Daniel Oviedo analiza la Encuesta Nacional de Calidad de Vida y destaca el autorreconocimiento del Campesinado.

En una reciente entrevista con el periódico Elcampesino.co, Juan Daniel Oviedo, exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y actual concejal de Bogotá por el movimiento Con Toda Por Bogotá, abordó uno de los temas más cruciales para el desarrollo del país: la calidad de vida de los campesinos y su autorreconocimiento. Con la experiencia que le otorga haber dirigido la entidad estadística más importante de Colombia, Oviedo ofreció una visión profunda y documentada sobre la situación del campesinado, destacando las cifras de la reciente Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) y subrayando la importancia de reconocer a los campesinos como sujetos de derechos fundamentales.

Oviedo, conocido por su rigor técnico y enfoque analítico, subrayó la importancia de visibilizar las realidades del campo colombiano. En entrevista, destacó: «El reconocimiento del campesinado como sujeto afirmativo de derecho es un avance significativo para proteger sus intereses y bienestar. Este reconocimiento busca garantizar que sus voces sean escuchadas en el ámbito legislativo y social. La cuantificación del autorreconocimiento es esencial para definir con precisión qué significa ser campesino y así asegurarlo como sujeto constitucional de derechos”. Por tanto, los datos de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) no solo reflejan la situación actual de los campesinos, sino que también subrayan la urgencia de implementar políticas que aseguren su bienestar y su pleno reconocimiento como actor clave en el desarrollo rural sostenible del país

La importancia de la calidad de vida de los campesinos en Colombia.

En 2023, la UNESCO otorgó al campesinado colombiano el estatus de sujeto de derecho constitucional, consolidando un avance significativo en el reconocimiento de sus prerrogativas. Este estatus no solo enaltece su papel en la economía y cultura nacional, sino que también refuerza su derecho a la protección estatal. La calidad de vida de los campesinos adquiere un nuevo valor en este escenario, al ser ellos los garantes de la seguridad alimentaria y la preservación del patrimonio rural. No obstante, persisten barreras importantes, especialmente en cuanto al acceso a servicios esenciales y condiciones de vida dignas.

«Hablar de calidad de vida en el campo es hablar de la sostenibilidad de nuestra sociedad. Los campesinos son quienes proveen la seguridad alimentaria del país, pero paradójicamente, son uno de los grupos con más altos índices percepción de pobreza y menor acceso a servicios básicos,» señaló Oviedo.

El reto de mejorar la calidad de vida de los campesinos implica una transformación integral en las políticas públicas, donde el Estado debe cumplir un rol activo en la protección y promoción de sus derechos. «El campesino debe ser considerado un sujeto de derechos, tal como lo establece el marco normativo en Colombia y como se declaró en la UNESCO. Esto implica que no solo se les garantice acceso a salud, educación, empleo digno y conectividad, sino que se les dé un papel central en las decisiones para contribuir en sus territorios y modos de vida,» añadió Oviedo.

Encuesta Nacional de Calidad de Vida: un vistazo a las condiciones actuales.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del DANE reflejan tanto avances como desafíos para la población campesina en Colombia. Entre los hallazgos se destaca un incremento del 1,86 % en el número de personas que se identifican como campesinas en comparación con el año anterior. Los departamentos con mayores porcentajes de población campesina son Vichada (67,6 %), Nariño (63,3 %) y Chocó (62,7 %).

En este contexto, Oviedo comentó: “Este incremento muestra que, cuando las políticas públicas se hacen explícitas, la expectativa de reconocimiento hace mucho más efectivo la identidad del campesino. En la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (2023) después de que la UNESCO declarara al campesino como sujeto de derechos, se evidenció un crecimiento de autorreconocimiento por parte de diferentes comunidades, campesinos indígenas, negros, generando una mayor visibilidad de las mismas”.

Sin embargo, estas cifras esconden realidades complejas. La percepción de pobreza entre la población campesina alcanzó un preocupante 69,7 % a nivel nacional, siendo más pronunciada en departamentos como Vichada (92,1 %), La Guajira (92,0 %) y Chocó (89,1 %). «Estas cifras nos muestran la realidad. No podemos hablar de desarrollo rural sin abordar de manera estructural la pobreza y el autorreconocimiento social que enfrentan nuestros campesinos,» explicó Oviedo durante la entrevista.”

Los desafíos del mercado laboral en las zonas rurales.

Además, la encuesta revela una marcada brecha de género en el mercado laboral campesino. Mientras que la tasa de desempleo para los hombres es del 6,8 %, para las mujeres alcanza el 13,1 %, lo que representa una diferencia de 6,3 puntos porcentuales. Este dato evidencia la necesidad de políticas diferenciadas que aborden las desigualdades de género en el campo, un tema que Oviedo destacó como prioritario:

«Para mitigar estas brechas, es esencial superar los estereotipos estructurales. En Colombia, dos terceras partes de la población adulta considera que las mujeres son más aptas para las tareas domésticas que los hombres. Esto contribuye a la desescolarización temprana de las niñas campesinas, quienes a menudo se ven obligadas a abandonar la educación para ayudar en el hogar y en la producción agrícola.” 

Nota de interés: ACPO cumple 77 años promoviendo el desarrollo sostenible y el bienestar de los habitantes rurales en Colombia.

El reto del envejecimiento de la mano de obra rural y la educación campesina.

Así mimo, una de las preocupaciones en Colombia, es el envejecimiento de la mano de obra en el sector agropecuario colombiano, un fenómeno que ha generado incertidumbre entre expertos y líderes rurales, ya que afecta la competitividad del sector y limita las posibilidades de innovación en la producción agrícola. La falta de relevo generacional se relaciona directamente con la falta de oportunidades educativas para los jóvenes en zonas rurales. En este contexto, garantizar una educación adecuada y accesible en las áreas rurales se convierte en una medida esencial para detener este envejecimiento y fomentar el desarrollo sostenible del campo colombiano. Como se ha expresado:

«El envejecimiento de la mano de obra rural en Colombia y la desescolarización de las niñas campesinas están afectando de manera crítica la competitividad del sector agropecuario. La falta de acceso a oportunidades educativas en las zonas rurales no solo perpetúa la alta tasa de desempleo entre las mujeres campesinas, sino que también refuerza las desigualdades de género que limitan su autonomía económica. Es urgente implementar una educación pertinente que desafíe las normas sociales y estereotipos de género. Además, es necesario desarrollar modelos de vinculación laboral flexibles que permitan a las mujeres campesinas acceder a empleos remunerados y dejar de ser vistas únicamente como mano de obra gratuita.».

Educación Rural: Clave para el Desarrollo Productivo

Uno de los puntos clave que se debe tener en cuenta, para superar los desafíos que enfrentan día a día los campesinos y campesinas en Colombia, es la inversión en educación rural pues es esencial para reducir las brechas de desigualdad y proporcionar oportunidades a la juventud campesina. Para ser verdaderamente efectiva, esta educación debe incorporar un enfoque técnico y vocacional que responda a las necesidades del entorno productivo agrícola, así lo expresó el doctor en economía y actual concejal por Bogotá:

“La tecnología se presenta como una herramienta importante para el desarrollo agroalimentario del país. Sin embargo, la conectividad y el acceso a la tecnología en el campo deben ser garantizados. El desafío de cerrar brechas tecnológicas entre zonas urbanas y rurales es crucial. Se requiere de acciones afirmativas para asegurar que la tecnología no profundice las desigualdades existentes, sino al contrario contribuya al desarrollo de las mismas habilidades que ayuden catapultar el sector agroalimentario”

El Orgullo de Ser Campesino por Juan Daniel Oviedo.

Al finalizar la entrevista, Juan Daniel Oviedo reflexionó sobre el significado de ser #OrgullosamenteCampesino, recordando su propio arraigo campesino, heredado de su abuelo. Para él, este orgullo trasciende el reconocimiento individual, pues representa la importancia de visibilizar y empoderar a la población campesina, que constituye una cuarta parte de los colombianos. Según Oviedo, ser orgullosamente campesino implica invertir en los habitantes rurales, reconociendo que este sector tiene un impacto económico inmediato y es clave para impulsar la productividad agropecuaria del país. Con esta visión, Oviedo enfatiza la necesidad de focalizar los recursos y esfuerzos en las zonas rurales, promoviendo el desarrollo sostenible y el bienestar de quienes sostienen una gran parte de la economía colombiana.

Para ver la entrevista completa:  Análisis encuesta de Calidad de Vida de los Campesinos de Colombia con Juan Daniel Oviedo

Editora y periodista: Natalia Garavito

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