La educación impartida por instituciones como la Fundación Tecnológica Rural Coredi, son de gran ayuda y beneficio ya que complementan los procesos no solo académicos sino productivos de las comunidades.
En la actualidad algunas entidades, organizaciones o fundaciones como ACPO, llegan a lugares tan apartados como en el Resguardo Indígena del Rio Chageradó, en la Comunidad Indígena Embera Katío del municipio de Murindó en el departamento de Antioquia, para aportar en el proceso educativo.
Historias de vida que muestran el cambio
Wilmar Bailarín Bailarín, estudiante de la Técnica Laboral en Producción Agrícola Ecológica en Coredi, es uno de los beneficiarios de estos proyectos.
Actualmente trabaja en su unidad productiva, la cual tiene matriculada en la Fundación como lugar de prácticas y espacio de emprendimiento en su resguardo indígena.
Allí se dedica a la producción de abonos orgánicos, cultivos de plátano y de arroz; además está involucrado en una propuesta para el montaje de un proyecto comunitario de siembra de cacao con miras a la exportación, buscando el mejoramiento de los ingresos económicos de esta comunidad.
A pesar de las barreras Wilmar sigue estudiando
Manifiesta Wilmar Bailarín que no es fácil llegar a Marinilla, ya que le toca desplazarse por el rio Atrato y luego por el rio Chageradó para acceder a la cabecera municipal de Murindó. Después desplazarse por carretera hasta la ciudad de Medellín, de allí abordar otro vehículo que lo lleve hasta el municipio de Marinilla, sede de la Fundación Tecnológica Rural (Coredi).
“Pero todo este sacrificio vale la pena ya que estoy aprendiendo y me estoy capacitando para el bien mío, el de mi familia y el de mi comunidad”. Le puede interesar: Jóvenes campesinos le apuestan al liderazgo en el campo
Y continúa diciendo que es necesario agradecer a todas las instituciones que apoyan a los estudiantes “que como yo hacemos estos esfuerzos buscando profesionalizarnos y salir adelante en medio de tantas adversidades que tenemos en nuestros apartados territorios”.
Las realidades de los jóvenes en los territorios
Las realidades de los jóvenes en los territorios
Para nadie es un secreto que muchos jóvenes se desplazan mensualmente por rio, por carreteras, por trochas; a pie, a caballo, en chalupas, en moto o en cualquier medio de transporte disponible para poder llegar a cumplir con ese sueño de querer aprender y de capacitarse.
En Coredi, por ejemplo, después de pasar por muchos medios de transporte, los estudiantes se encuentran mes a mes con esos compañeros de diferentes partes del territorio antioqueño, donde socializan sus experiencias, aprenden y conocen de las diferentes regiones, ampliando sus horizontes académicos y perfeccionando su visión emprendedora con ánimos de buscar mejores horizontes para ellos, sus familias y sus comunidades.
Las entidades cada vez más comprometidas con los jóvenes del campo
Por su parte, entidades como la FUNTEC, COREDI, ISAGEN, Aurelio Llano, ACPO con su proyecto Escuelas Digitales Campesinas, le están apuntando al desarrollo de las comunidades rurales a partir de la educación y aportan, no solo desde lo económico sino desde lo logístico, lo administrativo, lo humano.
Gracias a esa apuesta estas personas se desplazan desde lugares muy apartados de la geografía antioqueña para obtener conocimientos técnicos y profesionales que les permitan mejorar sus condiciones individuales, familiares y comunitarias.
Esta labor de estas instituciones tanto públicas como privadas engrandece el sector rural y aportan ostensiblemente a la paz de Colombia y se constituyen en el principal impulsor de la educación como motor de desarrollo del país. Le puede interesar: Jóvenes rurales en Colombia viven en la invisibilidad
Por: Luis Fernando Moreno Gallego. Facilitador ACPO Antioquia
Editor: Ana María Rizo Díaz. Periodista – Editora.