Foto por: María Cruz – La industria del cuero representa el 2,17% del PIB manufacturero del país.
Por Victoría Flórez
La marroquinería hace parte de una de las industrias más importantes de Colombia, la industria del cuero, que de acuerdo al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), es la fuente de trabajo del 0,6% de la población a nivel nacional, y a su vez representa el 0,27% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. A pesar de esto, dicha industria se ha visto afectada en los últimos años por el ingreso de mercancías de otros países a Colombia, que se ha dado gracias a la apertura de tratados comerciales presentada en los últimos años. Esto fue evidenciado en las estadísticas del DANE del año 2013, que advertían una caída del -8,5% en el sector del calzado.
Foto por: María Cruz – La cadena de producción del cuero está compuesta por seis procesos, desde la cría del ganado, hasta la manufactura de los productos.
De acuerdo a Luis Gustavo Flórez Enciso, presidente de la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el Cuero y sus Manufacturas (Acicam) Colombia se caracteriza por poseer una economía abierta que no puede evitar las importaciones de marroquinería al país, pero sostiene que esto no es lo que en realidad afecta a la industria colombiana. “Lo que afecta a Colombia en materia de importaciones, no son las legales, que por supuesto constituyen un volumen de competencia importante para la industria, sino que son las importaciones ilegales las que conforman lo que podríamos llamar una competencia desleal” dijo Flórez.
Foto por: Victoria Flórez – Los principales países de desino de los productos de marroquinería colombiana son: China, Italia, Tailandia y Venezuela
Algunos industriales colombianos comparten el mismo malestar frente a los productos que llegan al país y que sitúan unos niveles de competencia en materia de precios que son difíciles de alcanzar para los productores de marroquinería nacional. “Más que todo nos vemos afectados por los precios de los productos chinos, que son irrisorios e inalcanzables para nosotros” sostuvo Miguel Rivas, propietario de Calzado Mister R, quien además sugiere que las ventas del calzado colombiano han disminuido de manera considerable, a pesar de que la calidad de la producción nacional es superior que la de los productos chinos. “El producto nacional es de mejor calidad que el producto chino; el fuerte de nosotros es la calidad y eso nos puede ayudar a ser más competitivos –dijo Rivas- pero ya sería el gobierno quien debería implementar medidas de protección para nuestros productos”.
En el año 2013, el Gobierno implementó el decreto 074 para establecer un arancel mixto para las importaciones de ropa y calzado que entren a Colombia, frente a lo que Flórez afirma que se han visto algunos resultados: “Ha tenido efectos positivos para la marroquinería. Digamos que no ha solucionado completamente el problema, pero ha contribuido a que los altos volúmenes de productos que venían a precios anormalmente bajos se hayan reducido considerablemente, y las estadísticas de comercio exterior lo ratifican” aseguró Flórez.
Foto por: Victoria Flórez – Los principales destinos de las ventas de calzado en pares son Ecuador, Venezuela, Panamá y México.
Pero la solución para los problemas que enfrenta la marroquinería nacional no se dará únicamente controlando los índices de importación, sino que también es necesario un mejor posicionamiento de los productos colombianos al interior del país, por lo que Acicam realiza anualmente dos ediciones del International Footwear and Leather Show (IFLS) en febrero y en agosto, para promover a la industria del calzado y del cuero, además de las manufacturas y los insumos de producción.
En la versión más reciente del IFLS, que se llevó a cabo los días 3, 4, 5 y 6 de febrero del presente año, se contó a su vez con la presencia de representantes del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo; entre ellos la ministra de comercio, Cecilia Álvarez Correa y el viceministro de industria, Felipe Sardi. Además de esto, estuvieron presentes representantes de empresas de marroquinería del exterior, donde se destacó la presencia de productores de Brasil.
Inversiones Vía Tropical, distribuidor exclusivo de la marca fabricante brasilera Grendene para Colombia, fueron unos de los presentes en el IFLS, encabezados por Marcela Molina, supervisora de mercadeo de Inversiones Vía Tropical, quien sostiene que sus importaciones para Colombia han ido creciendo y adquiriendo fuerza, pero que no buscan desplazar al producto nacional. “El cuero es un producto muy tradicional en Colombia, y nuestro producto es complementario para el consumidor” sostuvo molina.
En el periodo transcurrido entre el 2011 y el 2013, se registró un aumento del 20% en las importaciones de cuero y del 13% en la marroquinería, siendo los principales departamentos de destino de las importaciones: Cundinamarca, Valle del Cauca, Antioquia, Atlántico y Norte de Santander. Estos departamentos, paradójicamente, son al mismo tiempo los mayores productores de cuero del país.
Las curtiembres se ven también afectadas por la importación de cuero, pero de acuerdo con María Cruz Gómez, propietaria de una curtiembre en San Benito, al sur de Bogotá, es más común que el cuero sea llevado de Colombia para otros países. “Aquí en la curtiembre ahora hay poco cuero, porque está muy costoso y la mayoría lo exportan para otros países, pero a pesar de esto la producción se mantiene, ya que es por épocas específicas que se hacen los pedidos, como a final de año, pero ha empeorado también por que traen mucha mercancía barata de china y esto afecta a la marroquinería nacional” dijo Cruz.
Una de las variables que posiblemente afecta en mayor medida a la industria del cuero es la falta de estrategias para la producción sostenible de los insumos, la cual es una problemática que el gobierno se ha estado replanteando en los últimos años, y un ejemplo de esto es el proyecto del parque industrial para el tratamiento de curtiembres en Villapinzón, para evitar contribuir a la contaminación del río Bogotá. Además, es posible que con una producción más sostenible, la industria de la marroquinería en Colombia crezca.
Corrían los años 70s, el rock y la rebeldía habían inundado el corazón de más de un joven. La humeante guerra comercial de las marcas de cigarrillos había empezado, siendo las más destacadas el del hombre Marlboro, Kent, Pall Mall, Camel y Lucky Strike a nivel internacional y los rompe pechos Piel Roja y Nacional sin filtro y el muy rubio President de Protabaco, pero fuera la marca que fuera, todas lanzaban a estos jóvenes al reto de ser más hombres, valientes e ignorantes del peligro.
El espectro musical era bastante amplio; las melodías de siempre que escuchaban los de siempre, las bandas de rock formadas unas y consolidadas otras en Woodstock eran el menú de rockanroleros de la generación de los cocacolos, los yeyés y los gogos de finales de los cincuentas y principios de los sesentas. Los nuevos hippies contestatarios de Vietnam y otros más selectos y clásicos seguidores de Lennon, McCartney, Mick Jagger, Keith Richards, Pete Townshend, Roger Daltrey, Pink Floyd , Led Zeppelin, Ian Curtis, Jim Morrison entre muchos otros. El coctel polifónico invitaba a poner alerta los sentidos, cerrar los ojos, prender un cigarrillo y entregarse al sonido.
Aun, sin saber de los grandes peligros que el tabaco causaba, todos querían tener uno en la mano. Las madres y padres no intervenían en la decisión que tomaban sus hijos al empezar a fumar, no había prohibición alguna, la sociedad mojigata del momento no conocía el problema por lo cual aún no se había legislado la prohibición de consumo y venta a menores de edad, cualquiera podía fumar, y ¿cómo no empezar a fumar, si para la época lo peor que podía pasarle a uno de esos jóvenes era no encajar en la moda del tabaco?
Pero la transformación y controversia que generaría el tabaco no demoraba en estallar. Ahora la sociedad mojigata de las décadas anteriores tendría un problema. Eran los años 90s, década que cambiaría la historia del tabaco. David McLean , Wayne McLaren y Dick Hammer, habían sido participantes en las publicidades de Marlboro, siendo el típico vaquero que se veía en estas. Los tres habían muerto de cáncer de pulmón, por fumar Marlboro y de ahí nace el apodo para estos cigarrillos “los mata vaqueros”. La sociedad debía tomar medidas, se prohibieron las campañas y comerciales de tabaco, salió una ley donde ahora era prohibido el consumo y venta de cigarrillos para los menores de edad e incluso durante los años.
La moral, la ética e, incluso, la estética hacia este producto se habían transformado, fumar, ya no era de valientes, los padres que antes no se habían preocupado por el consumo de tabaco de sus hijos, ahora sí tomaban medidas. En las escuelas y en los medios se empezó hablar del daño que este hacía. Pero el daño para muchos, ya estaba hecho.
Tatacoa, un desierto mágico en su composición de colores, leyendas y personas.
Por: Paola Andrea Vargas Leal
No se sabe, pero no importa.
Que si fue un periodista de tantos que la visitó o fue el grupo de Caracol Noticias quienes la apodaron por primera vez como Reina del Desierto. No se sabe, pero no importa.
Que si fueron los astrónomos japoneses que llegaron al desierto a ver el eclipse de sol en 1991, quienes la apodaron por primera vez como la Reina del Desierto. No se sabe, pero no importa.
La reina del desierto de la Tatacoa
Que si fueron “los gringos” (unos de los treinta mil visitantes, entre ellos extranjeros) que fueron al desierto a ver el eclipse de Sol quienes la nombraron por primera vez Reina del Desierto. No se sabe, pero no importa.
Que si fueron hombres “vestidos de costal” (con trajes muy elegantes) quienes fueron buenos con ella y le pidieron permiso para trabajar en su territorio por ser anfitriona y la sabia del lugar, quienes finalmente la nombraron Reina del Desierto. No se sabe, pero no importa.
Y no importa porque -Por ahí hay otra que dice que quiere ser la reina, pero no, yo soy la reina- recuerda Javier Rúa, el astrónomo del Observatorio, escucharle decir a Rosalina Martínez de Cleves.
La historia de Rosalina ha involucrado a muchas personas, desde sus doce hijos, sus setenta y seis nietos y doscientos bisnietos, (según lo identifican algunos medios de comunicación que han intentado hacer el rastreo como el periódico El Mundo), más todos los turistas y astrónomos que la conocieron, han hecho que varios fragmentos de su vida tengan vacíos como el enigma del nombramiento mencionado.
Lo mismo le pasa al Desierto de la Tatacoa, casualmente en el mismo aspecto, el conocimiento de los responsables de bautizar con distintos nombres al lugar. Pues realmente de lo único que se tiene certeza y concuerdan todas las fuentes humanas que habitan el desierto y Villavieja, es que en 1.538 Gonzalo Jiménez de Quesada llegó a conquistar el lugar y al ver el terreno infértil lo nombró El Valle de las Tristezas, tal como lo documenta el Museo Paleontológico de Villavieja, su institución histórica, cultural y educativa. En cuanto a datos como: quién certifica que los indígenas Pijaos, Totoyoes y Doches, fueron quienes nombraron a toda la región como Yararaca, no se sabe, o qué certifica quiénes fueron responsables de denominar al Valle de las Tristezas como el Desierto de la Tatacoa.
La reina del desierto de la Tatacoa
Solo se tiene información sobre el término Tatacoa, que era el nombre de una serpiente parecida a la cascabel que se extinguió hace miles de años, pero de la cual se preserva el nombre porque mucha información ha sido transmitida por tradición oral pero ha coincidido en lo mismo.
Tal vez esta sea una de las razones por las que Rosalina desarrolló su creatividad para apodar a sus conocidos. Como lo decía Moisés Martínez de Cleves, nieto, o El Turre, como la reina lo apodó, “ella era una artista para ponerle remoquete a otro”. Con apodos como El Pisco, El Toro, La Lechuza y muchos más, todos sus hijos, esposo y nietos fueron apodados con nombres de animales según alguna característica destacable de los mismos. En el caso de Moisés nieto y bisnieto, se trata de su contextura física, sus cachetes redondos y sonrojados junto a los ojos pequeños y brillantes que se asocian fácilmente con los turrones dulces que Rosalina solía comer.
A 38 kilómetros de Neiva, la capital del Departamento del Huila donde se ubica el Desierto de la Tatacoa y a 10 Kilómetros de Natagaima, pueblo del vecino departamento del Tolima, se conforman los límites de 330 kilómetros de zona árida, catalogada como la segunda zona desértica más extensa de todo el país, después de la península de la Guajira, lo reconocen los guías turísticos de sitios de información turística nacional como Colombia Travel o Colombia.com.
El Desierto de la Tatacoa no es solo una extensión de territorio, se podría decir que ese lugar es lo que cada visitante quiere que sea. Al ser uno de los escenarios visualmente destacados del país por contar con zonas de tierra gris y ocre, más algunas pinceladas del matiz de verdes que dan pequeños pastizales secos y los cactus del lugar, se convirtió actualmente en el escenario perfecto tanto para turistas como para artistas que han encontrado en él una belleza inusual y una mística imposible de desaprovechar.
La reina del desierto de la Tatacoa
El Desierto de la Tatacoa también es un libro de historia natural abierto para más de un científico e historiador. Gracias a las capas o eras geológicas que se pueden ver y diferenciar en 110 kilómetros dedicados a la investigación paleontológica y geológica, sitios del desierto como Los Laberintos (el terreno rojizo) o los Hoyos (el terreno gris) del desierto, arqueólogos, geólogos, antropólogos, historiadores, biólogos y toda clase de investigadores son atraídos por la posibilidad de indagar la identidad de fósiles milenarios como el Megaterio (del cual se tiene una réplica a tamaño real en la plaza central de Villavieja), así como el Gliptodonte, el Stirtonia tatacoensis o el Ammonites. Todos habitantes de la tierra hace 340 millones de años y otras eras geológicas más recientes, hoy memorables en el museo Paleontológico de Villavieja.
El cambiante clima y tipo de terreno que se encuentra en este particular desierto, también es motivo de reflexión, no solo porque técnicamente hablando, es un bosque seco tropical, “muy seco tropical”, como lo indica el aviso de bienvenida que se encuentra ubicado en la entrada del Desierto que conecta a Villavieja; sino, porque históricamente hablando era un inmenso y extinto mar que fluyó en la misma época en que habitaron las mencionadas especies prehistóricos y que hoy en día es un terreno cada vez más seco y árido debido al calentamiento global. Martha Eugenia López, escritora del libro Las Estampas del Huila, habla sobre Rosalina y su similitud con el desierto precisamente desde esta perspectiva, “Tenía el desierto marcado en su piel. En la de sus manos y piernas se veían trazados los surcos y el color cobrizo de algunas de esas tierras. En esa sequía, en la que ella misma se fue disecando”.
La lista de razones por las que el desierto continuará renovando su importancia seguirán creciendo, pues desde el 11 de Julio de 1991, fecha en la que un eclipse de sol realizó su última aparición, el Desierto de la Tatacoa fue reconocido mundialmente por ser uno de los lugares privilegiados para hacer observación del espacio celeste, por ende astrónomos de todo el mundo viajaron hasta este desierto con gran cantidad de aparatos de última tecnología del momento para avistar, fotografiar, grabar y escribir en todos los medios posibles los cuatro minutos del fenómeno de luz que perdurarían en la memoria de miles de personas de todo el mundo para siempre. Momento que cambió la vida del Desierto ya que obtuvo reconocimiento internacional y el nombramiento de su primera y única reina.
Cada quien resalta y enaltece el desierto por lo que ha experimentado de él, si es turista recuerda los cambiantes colores de las montañas que brillan de colores según la luz del sol y la luna que pintan el paisaje todos los días y noches; si es biólogo recordará la diversidad de cactus, sus espinas, curvas y frutos rojos producidos a cuatro metros de altura en la punta de las ramas, de igual forma que recordará los caballos, las cabras, las vacas, toros, burros y las pequeñas lagartijas que mueven las matas a toda velocidad ambientando el sonido natural del lugar.
La reina del desierto de la Tatacoa
Pero si se es astrónomo recordará infinidad de información que esconden en las ochenta y ocho constelaciones que la bóveda celeste del desierto le deja ver la mayoría de sus noches. Y si es Javier Fernando Rúa, el astrónomo oficial del observatorio Astronómico del Desierto de la Tatacoa, -un hombre moreno, de 1.65 metros de alto de contextura media y una cálida y cadenciosa voz, muy agradable de escuchar, como la de todo un maestro-, recordará la personalidad de Rosalina y la entenderá como al desierto mismo.
“Ella tenía un carácter tenaz, muy duro de entrada y con los nietos más”, decía Javier, sin embargo, fue el mismo quién entendió que esta solo era la primera impresión, pues en el desierto, el clima en las noches se siente como la brisa del mar, aunque este no esté propiamente ahí, su viento no es fuerte ni gélido, tan solo templa la temperatura a un punto en que el viento mese las plantas como si bailaran en una fiesta y su bola disco no fuera otra cosa que la luna misma.
Así era ella, “una persona muy noble, hablaba desde la experiencia y deducía cosas muy acertadas -decía Javier- para muchos ella era muy jodida, pero conmigo nunca lo fue”. Él recuerda claramente que ella dormía en un cuarto sin ventanas, en el que al apagar su vela todo quedaba en un negro total, “tanto así que es de las oscuridades más profundas que yo he visto”, dice el astrónomo.
Y claro, si se es hijo o nieto de Rosalina, indiscutiblemente recordará su carácter, pues tanto nietos como bisnietos les gustaba hacerle bromas: “Cuando la encontraba de malgenio era mejor alejarse, porque a ella no le importaba coger un perrero y meterle un juetazo a uno – dice Moisés, el bisnieto- a mí me cogió cuando la arremedé porque ella siempre decía ‘primenton’ en vez de pimentón, entonces yo le decía, ¿Qué qué abuela, que le traiga el primentón?, y ella decía, ¡hay este guevón se me está burlando!”.
La reina del desierto de la Tatacoa
A Rosalina se puede describir de muchas maneras, como dice Martha López, “una señora observadora, atenta, de carácter fuerte, sonrisa fácil, mirada profunda y precisa en su hablar”, como dice Moisés el nieto “una mujer con temple de macho, toda una verraca, de esas personas secas pero con un corazoncito lindo”, como dice Abel Martínez de Cleves, el hijo mayor: “ Ella y las hermanas fueron amachadas, criadas en el trabajo de hombres, ella no le veía problema a nada, ensillaba su burro, cortaba su leña y la cargaba. Eso sí, todos le ayudábamos porque o si no ella nos decía flojos, acá había que trabajar.” o como dice Javier Rúa, “ella era una mujer sin pelos en la lengua, fuerte, independiente y muy educada a pesar de no haber estudiado”.
Rosalina se puede describir como una mujer que no era vanidosa pero sí guardaba su feminidad, Marisa Martínez la nieta preferida de Rosalina, una mujer de cachetes sonrojados y pronunciados, cabello rosado y sonrisa radiante y Abel, recuerdan las batas blancas o de colores fuertes que siempre usaba y contrastaban con la piel ocre como el desierto que ella lucía, el vestido morado de flores que se ponía para las entrevistas que le hacían y lo que Javier también recuerda, eran las espinas de los cactus que partía por la mitad y se acomodaba en las perforaciones de las orejas para que no se le cerraran.
Con o sin regaños todos la respetaban, si alguien se ponía bravo la rabia se pasaba trabajando, -decía Abel- porque eso les enseñó ella, a trabajar la tierra, a entender la naturaleza para cultivarla, a no desperdiciar el agua de su poceta y a respetar a los mayores como a sus misas radiales trasmitidas de siete a nueve de la mañana en la emisora HJ doble K, pues quien las interrumpiera lo pagaría muy caro. Pero eso sí, todo bajo los valores del respeto, la prudencia, la amplitud y la generosidad que la caracterizaban.
Uno de los objetos preciados de Rosalina era su baúl, cuenta Martha López, “allí guardaba siempre con celo el mercado, una olla vieja, tiznada y achicharrada en la que había un pitico de carne de chivo, secada al humo. Solo permitía que Marisa o Elvira lo abrieran para sacar algo, pero al afianzar con ella mi amistad, me permitió guardar en el baúl lo que le llevaba. Por lo general estaba semi–vacío o con chocolate, café, arroz, sal y panela que era lo que procuraba nunca le faltara”, pues precisa Martha que como buena mujer colombiana que era Rosalina, siempre esperaba tener unida a su familia a través del alimento y reclamando que la visitaran, aspecto que también recuerda Javier Rúa.
La reina del desierto de la Tatacoa
Tanto Abel como Javier, Moisés el bisnieto y Marisa, recuerdan claramente el famoso tinto con panela que ella hacía a las cuatro de la mañana cuando se despertaba, luego de sobremesa del almuerzo y como presente a sus visitas, incluidos los turistas frecuentemente. Abel particularmente aprendió que al turista “únicamente no le regalamos plata porque no hay, pero uno comparte. Es como si fuéramos amigos, así uno no conozca a la persona porque así todos se van contentos”.
Martha Lopez dice que alguna vez le preguntó a Rosalina si extrañaba a su esposo y ella le respondió: “Desde que él murió comencé a vivir mejor, dejé de sufrir y pude construir esta casa”.
Marisa, dice que sueña con su abuela cada vez que se va a presentar un conflicto entre los hermanos por la casa, pues desde que Sebastián, uno de los hijos comenzó a comprarles a todos las partes de la casa, los ruidos extraños volvieron, posiblemente porque quiere volverla un hostal más para los turistas y ella no está de acuerdo.
Abel recuerda que el lugar favorito de todo el desierto para Rosalina era su casa, por eso quiere que la gente conozca cómo vivía ella, cómo eran sus cosas, aunque desde que murió cada uno de los hijos ha cogido algo de las pertenencias que ella tenía, la silla mecedora de hierro acolchada con mangueras de plástico que tenía, la piedra donde lavaba la ropa y el baúl. Ahora solo han dejado el mesón de cemento rodeado de guadua donde hay dos tinajas, la cama de hierro y un catre de palo forrado en lona color blanco mugre que se nombran en el libro de Las Estampas del Huila de Martha López, pero que los turistas no pueden ver, sino está Sebastián para que les abra. De la máquina de moler no se sabe nada, afirma Marisa, quien aún es la más interesada en hacer algo parecido a un museo para honrar a su abuela.
Martha López dice que “en vida, en más de una ocasión doña Rosa dijo que si era verdad que una persona después de muerta aparecía y espantaba, ella lo haría, que le jalaría las patas a Camilo – otro hijo- y lo sacaría corriendo porque desde que él puso casa y negocio, tapó la de ella y ya los turistas no vienen a visitarla y a comprarle gaseosa”. Moisés el nieto dice que a veces la escucha en la cocina mover su tinaja pero no le da miedo.
Eso sí, todos recuerdan la vez que una sacerdotisa de la India se quedó en la casa para recolectar unas muestras de plantas para una investigación que ella estaba haciendo y de paso hizo una limpieza energética del lugar con unos cuencos tibetanos para que los ruidos no causaran miedo, sin embargo Moisés el nieto afirma que también la sacerdotisa le dijo que ella seguiría ahí viviendo con ellos.
Y entonces, Javier Rúa recordó: “Ese día era un lunes de Semana Santa, yo siempre le llevaba cositas a Rosita, y como empiezo la charla a las 6:45 de la tarde, desde las 5:30 comienzo a sacar telescopios. Entonces esa vez fui a las 4 de la tarde a visitarla. Ahí estaba don Abel, afuera de la casa acampaba un grupo de la universidad de los Andes. Yo entré, saludé a Abel quien me indicó que ella estaba despierta, cuando yo entré la vi mal. Yo no sé si es que ellos no se habían dado cuenta, pero ella casi ni me reconoció. Yo le dije “Rosita soy Javier”. Ese día le llevé cuatro Gatorade de varios sabores como le gustaba. Entonces salí y le dije a Abel -ella está como mal-, le pregunté cuándo la habían llevado al médico y me dijo que ayer la habían traído del hospital de Villavieja, aun así me fui pensativo para el observatorio porque la había visto muy mal, cuando llegué a dar la clase llegaron corriendo a avisarme, había acabado de morir. Entonces ese día hice mi charla en memoria de Rosita.
– Mucho gusto, Luis Carlos (Nieto de Rosalina)
– Quiero saber algunas cosas de Rosalina, estoy escribiendo una crónica sobre ella
– Tuvo que haber venido con más tiempo, va a ser muy difícil resumirle en una rato cien años de historia
– Entonces solo cuénteme qué piensa de lo que Sebastián quiere hacer con la casa de Rosalina
– Pues es muy grave, quiere olvidar cien años de historia del Desierto de la Tatacoa
Las mochilas wayuu tienen un gran valor. La comunidad indígena Wayuu está ubicada en la Guajira. Esta comunidad sigue conservando las culturas tradicionales, como es el oficio de tejer las mochilas, los chinchorros y las hamacas con vivos colores que resalta la belleza de este grupo indígena. Principalmente esta actividad es desarrollada por mujeres, pero también son contados con los dedos de la mano los hombres que se le miden a esta labor de tejer mochilas Wayuu.
Las mochilas Wayuu son fácilmente reconocidas por los colores y diseños que estas mujeres manejan, estas mochilas son elaboradas con una técnica llamada crochet que es la más utilizada para estos trabajos artesanales, la elaboración de estas piezas puede llegar a tardar aproximadamente de 10 a 20 días dependiendo del diseño esto lo hacen con el fin de tener un toque de identidad y que sean reconocidas en Colombia y en todo el mundo.
Gracias al arduo trabajo de estas mujeres indígenas, no solamente las mochilas se están posicionando en todo el territorio nacional, sino que también en todo el mundo, ya que para muchas personas estas piezas se ha convertido en una artesanía tradicional de Colombia.
Angelina Zapata es una de las mujeres que pertenece a la comunidad wayuu donde defienden los valores morales, espirituales y éticos; para quienes tejer las mochilas es de admiración, respeto y demás virtudes.
A Angelina, desde muy temprana edad, los abuelos y los papás le enseñaron a tejer las mochilas. Para estas mujeres es triste ver que las personas piden rebaja por las mochilas que esta comunidad elabora y vende, y que nunca se preguntan cuánto se demoran en hacer. El tiempo puede variar dependiendo de si es mediana o grande. La duración de la mediana es de casi 18 días y la de la grande, que es el mochilón, aproxiamamente un mes.
El presupuesto que estas mujeres invierten en cada mochila wayuu es de 60 a 150 mil pesos. Este incluye materiales y mano de obra, y varía dependiendo de los diseños que estas mujeres quieran plasmar.
El promedio que le queda a Angelina en cada venta de mochilas wayuu es aproximadamente del 50%, o menos según el día o el diseño de la mochila ya que los clientes, a veces, no pagan lo que es y empiezan a regatear.
Estas mochilas Wayuu son vendidas y ofrecidas a los distribuidores en las artesanías de Usaquén, Museo del Oro, Aguas y en exposiciones como Expoartesanías celebrada en Corferias. Esta exposición se hace todos los años del 5 al 18 de diciembre.
Para está comunidad indígena es triste ver sus propias mochilas wayuu exhibidas en los prestigiosos almacenes a un alto costo y no obtener un precio justo.
El agua se ha hecho más importante cada día. A pesar de que Colombia es un país montañoso, el fenómeno del niño y el calentamiento global ponen en peligro las reservas acuíferas.
El ahorro de agua es muy importante a nivel ambiental. El derretimiento de los glaciares por el calentamiento global y el fenómeno del niño producen una escases de este líquido vital en muchas parte de Colombia y del mundo.
Las ampresas de acueductos deben hacer análisis frecuentes sobre el consumo de la población. Según la ley 373 del año 1997 deben hacer campañas para concientizar a las personas sobre la importancia del cuidado y uso inteligente del agua.
Colombia, geológicamente, es un país privilegiado hidricamente. Es el primer país en contar con páramos.
El agua es fuente de vida y sin ella no existiríamos, pues el cuerpo humano contiene 70% de agua. En los últimos años la escases de agua se hace cada vez más notoria y por eso se hacen más frecuentes las campañas para su uso responsable.
Los consejos para el ahorro de agua varían según sean para uso privado o para el sector industrial.
En casa se pueden hacer pequeños actos que van a ayudar a ahorrar agua como:
Usar gel antibacterial en vez de lavar tus manos. Tratar aguas negras con un filtro biológico. Seca los platos en un escurridor. Esa agua recolectada sirve para lavar la ropa. Reutiliza el agua de la ducha en el inodoro o para regar las plantas, recoge el agua de lluvia, pues tiene múltiples usos.
Usa una escoba para limpiar el piso, revisa anualmente las tuberías para evitar fugas, instala duchas aspesoras en todos los baños, ajusta la cantidad de agua en la llave.
Llena levemente el lavamanos para lavar manos, cara y afeitarte, acopla el lavamanos para solo usar un litro para lavarte, instala el sistema doble pulsador en el inodoro, cierra levemente el contador de tu casa.
Cocina con la menor cantidad de agua posible, lava las frutas y verduras en un recipiente, riega las plantas en la noche y una vez por semana, lava tu auto con un balde.
Coloca ahorradoras de agua en todas las llaves de la casa, recicla el agua del lavamanos en el inodoro, usa un vaso para lavarte los dientes.
Ajusta los niveles y no enciendas la lavadora y el lavaplatos si no está la carga completa, cierra la llave cada vez que no la uses, un balde de agua en la ducha para bajar el inodoro.
Pon una botella de 600 ml en el inodoro, usa sistemas de última tecnología a presión overflow, el 80% del planeta es agua pero solo el 1% es apta para el consumo humano.
No contamines las fuentes hibridas, cada gotas que desperdicias no la volverás a ver, recuerda el agua es un recurso natural no renovable. Recuerda que si los glaciares se derriten los niveles de agua suben y se perderían las fuentes de aguas dulces.
Con pequeñas acciones en casa podemos hacer la diferencia y ahorrar una gran cantidad de agua, en el trabajo es un poco más complicado ya que dependemos de las tecnologías que nos ofrezcan en la empresa donde trabajemos.
Lo importante no es esperar a las tecnologías que nos brinde la empresa sino exigirlas, ahorrar el agua es un deber de todos los ciudadanos y no de unos cuantos. Por la imprudencia de algunas personas pagamos todos.
El tomate se ha caracterizado por ser una fruta presente en los platos diarios de muchos colombianos. Sin embargo, a pesar de su cotidaneidad, tiene un proceso enorme antes de llegar a nuestros hogares: desde la siembra, pasando por el el crecimiento de cada hoja, la cual es podada parte por parte para que el tallo no se tuerza, hasta el papel que los agricultores juegan en la labor de mantener el tomate libre de enfermedades.
En Colombia el cultivo de tomate se produce por todo el país. Sin embargo, cerca del 70 % está centrado en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Norte de Santander, Valle del Vauca, Risaralda, Huila y Antioquia. En cada región podemos encontrar diferentes variedades de tomates, siendo los más conocidos el chonto, el milano, riogrande y ciruelo. Tomates que acompañan la lista de los ingredientes de una buena comida.
En el municipio de Santa Sofía (Boyacá) a tan solo tres horas de la capital colombiana, limitando al norte con el municipio de Moniquirá, al oriente con Gachantiva, al suroriente con Villa de Leyva, al sur con Sutamarchán, al suroccidente con Saboyá, se encuentra un agricultor que desde su infancia se dedica a las labores del campo. Enrique Parra es un gran experto en lo referente a cultivos de tomate de invernadero. Desde muy pequeño aprendió estos gajes cuando su padre le pedía que lo ayudara con las labores de jornalero. Enrique no solo es agricultor, sino que además es propietario de fanegadas de tomate en la región. Según Enrique, el cultivo de tomate no solo beneficia a la agricultura y a los consumidores, además este negocio es fuente generadora de empleo para más de un campesino de la región. Se calcula que en una hectárea se requieren alrededor de 100 a 120 empleados siendo en su mayoría campesinos.
El cultivo de tomate comienza desde que se siembran las semillas, las cuales son acobijadas por unas macetas para evitar contacto directo con el suelo y así evitar enfermedades y plagas. En Boyacá es común ver invernaderos que, según nos lo cuenta un jornalero, sirven de resguardos para asegurar la producción de calidad en los cultivos, puesto que en espacios abiertos se exponen más al medio ambiente y a las fuertes heladas que azotan los campos en las noches y madrugadas. Procesos que van desde 1 a 4 meses, como la podada de las hojas para que el tallo no se tuerza y se pueda dañar la raíz del tomate, el riego de las semillas tres o más veces al día, el abono de la tierra para protegerla de las enfermedades y la “carreteada”, como ellos lo llaman, que es cuando el tomate ya está listo para cortar y escogerlo dependiendo del tamaño que va: de primera (siendo este el más grande) a cuarta (siendo el más pequeño). Los tomates son agrupados en canastillas que dejan listas para que el camión pase en la noche y lleguen de madrugada directos a Corabastos para su comercialización.
Esto es lo que estos campesinos deben de hacer diariamente en cientos de invernaderos, los cuales pueden llegar a los 32 °C, con el fin de que maduren y lleguen a los platos de las mesas de millones de colombianos. Una labor que, sin duda, requiere de mucha dedicación y mucho amor por el campo. El tomate, una siembra de sabor colombiano.
Campesina, de Villadeleyva crea su sello propio artesanal, obtenido de sus recuerdos de niñez junto a su familia en la Vereda de la Sabana, donde ella creció.
Por: Alejandra Paredes
Esta es la historia de vida de una Campesina llamada Alieth Ortiz, Nacida en la Vereda de la Sabana a quince minutos de Villadeleyva, donde se crío y aprendió de su tradición cultural conocida como tejido artesanal proveniente de los Muiscas. A sus tres años de edad esquilaba ovejas con su abuela y cuidaba su rebaño de 60 ovejas. Todos los días le asignaban una tarea diferente. Los primeros días le tocaba dormir junto al rebaño y permanecer atenta a cualquier situación que ocurriera. La semana siguiente tuvo una tarea diferente y fue esquilar su primera oveja, al contar este día dice: “ lo recuerdo como si hubiera sido ayer” pues fue una de las experiencias más increíbles que ha tenido y tiene en su vida. Todo comenzó con una oveja que era más grande que ella, pues la pequeña Campesina apenas tenia tres años de edad y era “una niña chiquita comparada con esta enorme oveja”, cuenta ella.
Su abuela le mostró cómo hacerlo y le enseñó el oficio paso por paso. Alieth fue tan buena que su abuela le dijo que nació para tejer artesanalmente, pues tenía un don que día explotar con los años. Las madrugadas para ésta campesina eran esquilando ovejas y arreglando su lana. Mientras que las tardes eran para cuidar su rebaño y apreciar los hermosos paisajes que tiene su Sabana. Tanto así, que con el pasar de los años, esta Campesina plasmó sus paisajes en una idea. Se levantó una mañana y le pregunto a su abuela por qué no representar en los tejidos de lana lo que ella siempre había llevado en sus recuerdos y en su corazón. La abuela la miró asombrada y le preguntó a qué se refería. Ella, segura de lo que quería, le dijo iría a comprar unas tintas e intentaría plasmar lo que su corazón y su mente sentían.
La joven Campesina se fue a su taller y comenzó a mezclar tintas sobre la lana, plasmando así los paisajes y atardeceres que veía cuando era una niña y cuidaba sus ovejas. Al pasar la tarde, regresó a su casa donde su abuela estaba tejiendo y le mostró su obra de arte, su nueva creación. Al verlo, su abuela no lo creía, pues reflejaba su hermosa sabana en una ruana, que es de los productos más significativos de la región de Boyacá.
La campesina creativa de la que todos comenzaron hablar en el pueblo se convirtió en una mujer reconocida por su amabilidad, su innovación y su entrega en los tejidos artesanales. Esta Campesina emprendedora decidió crecer y salir adelante, pues es madre cabeza de familia. Su idea fue poner un local dentro de la plaza de Villadeleyva y vender ahí sus artesanías donde maneja: ruanas, sacos, chaquetas, abrigos, bufandas, guantes, sombreros, y botas entre otras cosas. Todo lo que ella vende es creado y hecho por ella, pues tiene su diseño y marca propia llamada Alieth Tejidos Artesanales.
Esta increíble mujer tiene una fundación de 35 campesinas tejedoras de lana oriundas de la región, las cuales se encargan de visitar veredas, fincas, y regiones aledañas con el fin de fomentar la tradición cultural de esquilar ovejas, y tejer su lana, para jamás perder este crecimiento Campesino que lleva años de tradición.
Alieth es una campesina que ha pasado por una vida difícil, pues la escasez de trabajo, de comida y de dinero la ha llevado a sentirse sola e infeliz en algunos momentos. Pero así mismo la ha llenado de valor y de fuerza para luchar por sus hijas y salir adelante, pues las capacidades y el amor que tiene por su oficio son las que hacen día a día que esta campesina sea una mejor persona, y un increíble ejemplo de vida.
Por otro lado algunos campesinos de la Vereda de la Sabana, han ido implementando y desarrollando nuevos productos, pues ya existen ocho locales dentro de la Plaza de Villadeleyva- Boyacá, donde campesinas oriundas de la región venden sus tejidos con su propio sello artístico, con el fin de mostrar su diseño y su manera de tejer sus productos artesanales. Ellas no cuentan con apoyo del Gobierno, pues las tienen olvidadas, el apoyo campesino es el que las ha hecho crecer, pues entre ellas venden en locales de campesinas conocidas o simplemente ponen en su propia casa del pueblo un puesto en donde exhibir y vender sus creaciones artesanales.
El proceso de la lana no es tan fácil como parece, pues principalmente se debe contar con un buen rebaño, luego se debe manejar una buena alimentación y un buen cuidado en las ovejas, con el fin de que estas den una excelente lana.
Las ovejas, al ser esquiladas, deben saberse cortar y así mismo debe manejarse una excelente limpieza de la lana para que ésta obtenga un color y una textura como la de un algodón y al ser tejida no pique.
A las ovejas les tarda en crecer su pelo entre el año y año y medio, mientras ellas vuelven a lanar lo suficiente para poder retirarles de nuevo su pelaje.
El tejido puede durar haciéndose entre los 3 meses a 4 dependiendo el producto pedido o deseado, así mismo el secado de la lana y el lavado tiene un proceso de otros largo meses, por ello estas campesinas deben contar con un buen rebaño para, a lo largo del año, estar en constante trabajo y no quedarse varadas por cualquier circunstancia. Este proceso lo hacen varias de las mujeres de la región día a día, para lograr así crear sus productos y poder venderlos en sus diferentes locales para obtener su sustento diario.
Ésta es una de las miles de historias que Villadeleyva y sus veredas aledañas tiene por contar, pero es una de las historias más cercanas que he tenido pues me tocó el corazón, y la admiración que tengo por esta gran campesina es enorme, puesto que ha sido una guerrera que ha estado en una constante lucha por no quedarse en su finca, desaprovechando del don y las oportunidades que su tradición le ha brindado, sino se ha puesto metas, que día a día ha ido cumpliendo por sus propios medios.
La comida puede ser vista como una opción de emprendimiento campesino, eliminando los intermediarios y al mismo tiempo, brindando una mejor opción en calidad y beneficio a los clientes.
Por: Esteban Giraldo
Nuevas formas de emprendimiento campesino
Hablar de costo y beneficio a la hora de comprar comida, puede ser bastante complicado y confuso, pero gracias a los mercados campesinos, sobresale una opción inteligente y saludable que nos puede ayudar a cuidar nuestro bolsillo.
La Comida es un elemento esencial para todos los Colombianos, que ahora se puede conseguir de forma 100% orgánica, en los diferentes mercados campesinos donde se puede encontrar la mayoría de productos de la canasta familiar como los huevos, el queso, la mantequilla, las frutas, verduras y hortalizas.
Los mercados campesinos son una opción diferente a lo convencional, donde se puede encontrar comida orgánica, que se puede disfrutar con la tranquilidad de ser un producto limpio, sin ningún tipo de contaminante químico, y lo mejor, con los mejores estándares de calidad, a lo que normalmente ofrecen las principales plazas de mercado. Estos mercados tienen la facilidad de encontrarse en diferentes zonas de Bogotá y suelen estar disponibles los fines de semana, entre las 7am y las 4pm.
El surgimiento de los mercados campesinos ha iniciado como una solución a las crisis económicas que viven diferentes sectores agropecuarios del país, y que sirven para hacer precios más competitivos, acorde a los precios de la comida que importa el país, haciendo esto una forma de emprendimiento donde el campesino participa de una forma más activa y se eliminan los intermediarios para poder comercializar la comida que consumen los hogares colombianos.
Los campesinos han decidido ser parte de mercados diferentes en la ciudad, puesto que los beneficia económicamente, les permite una mayor interacción con su público, por lo cual pueden hacer más contactos y pueden dar a conocer más los productos que cultivan, hablando más a profundidad y detalle sobre lo que realizan con la comida.
Según los clientes, asistir a estos mercados campesinos es una forma de apoyar este sector tan golpeado en el país, además de tener la oportunidad de comprar productos con la máxima calidad a muy bajos costos y que normalmente se podrían encontrar en supermercados de cadena a precios bastante elevados, comprar la comida 100% orgánica hace que unos pesos de más por salud, hagan la diferencia.
Los beneficios económicos que puede dar comprar este tipo de comida, son bastantes altos, puesto que por ejemplo puedes consumir huevos que oscilan entre los $300 y $400 pesos en el mercado convencional, mientras que en el mercado campesino puedes disfrutar de un huevo 100% natural y libre de químicos por $500 o $700 pesos y en un tamaño y peso mayor al que se compra normalmente.
Esta forma de emprendimiento, donde se lleva la comida directo a la mesa de los consumidores, sin intermediarios, es una solución ingeniosa por parte de los campesinos, pues actualmente no existe un apoyo gubernamental que promueva o incentive estos mercados campesinos. Por lo cual, con esta estrategia, la comida puede llegar a dejar mejores ganancias tanto en los que la cultivan y la venden, como en el bolsillo de los consumidores, teniendo en cuenta la relación de costo y beneficio que pueden ofrecer estos alimentos.
Muchos de estos mercados campesinos no solo aprovechan este espacio para vender sus productos recién traídos del campo, también ven la posibilidad de dar a conocer y experimentar el mercado con procesos industriales que llevan a cabo con la comida que cosechan, ofreciendo innovación y calidad en productos que no existen en los mercados convencionales.
Los ingresos agrícolas de la población campesina dependen de un 50% de los mercados campesinos, mientras que los ingresos pecuarios dependen cerca de un 31%, lo cual evidencia la importancia de este medio para que los campesinos se puedan sostener económicamente.
Según un estudio realizado los mercados campesinos son fundamentales para la producción orgánica y agroecológica, que se pueden llevar gracias a la participación en redes de cooperación y movilización social entorno a la comida y que puedan garantizar el sostenimiento del campesino.
Egan Bernal se llevó el título en la categoría elite. Hilvar Malaver se ubicó segundo y Brandon Rivera alcanzó el tercer lugar del podio.
Por: Alejandra Valbuena Vaca
Las montañas del municipio de Gachancipá, en el Departamento de Cundinamarca, fueron este domingo el escenario sobre el cual deportistas del centro del país disputaron la Primera Válida de Cross Country de la Copa Cundinamarca. La pista ubicada en la vereda La Aurora recibió un gran número de seguidores de uno de los deportes más atractivos de la montaña.
Este circuito de montaña de 3600 metros, se caracteriza por sus múltiples curvas y diferentes puntos de inclinación, dignos de las montañas colombianas, tanto en ascenso como en descenso, aspectos que ya son familiares para los practicantes de esta disciplina en la montaña.
Sobre la pista estuvieron presentes 290 deportistas entre los 6 y 60 años, que se dividieron en 18 grupos, desde párvulos hasta élite. Egan Bernal del equipo Specialized-Tugó se llevó el título de la máxima categoría masculina, con un tiempo 1:17:04, sobresaliendo entre los competidores. Por su parte, en la máxima de las mujeres, Gloria Irene Garzón del equipo Focus de Tocancipá venció haciendo 1:14:34 en tiempo.
Bernal, se coronó como líder de la montaña en la carrera tomando una gran ventaja sobre sus oponentes, a pesar de las condiciones del terreno alcanzó su objetivo, así lo manifestó al portal web MTB Colombia: «La pista estaba muy embarrada, sobre todo al comienzo, tocó correr mucho, corrí de manera inteligente estando en la punta desde el comienzo, alejándome de los otros competidores. Cogí mi paso tratando de no cometer errores, sacando cada vez más tiempo y ya al final mantuve la diferencia. Estaba tranquilo y logré hacer una buena carrera.»
El estado de la pista complicó el desempeño en la válida para muchos de los practicantes, pues las condiciones climáticas del día anterior tuvieron repercusión sobre el circuito que se presentó húmedo y resbaloso.
Diferentes municipios de Cundinamarca serán a lo largo del año la locación sobre la que muchos seguidores de los deportes de montaña estarán presentes.
Con este evento los practicantes del ciclo montañismo del departamento dieron inicio a la temporada 2015 de la Copa Cundinamarca y se preparan para los diferentes torneos nacionales e internacionales de este año. La próxima parada será este 14 y 15 de febrero en Copacabana, Antioquía, donde se correrá la Primera Válida de la Copa Colombia, competencia que sirve como clasificatorio para el Campeonato Panamericano que se realizará en Cota.
Fotografía de Victoria Flórez – La problemática del río Bogotá se puede dividir en dos factores: la calidad del agua y su tratamiento y la disponibilidad de recursos hídricos.
El río Bogotá tiene como nacimiento el páramo de Guacheneque y después de 380 km desemboca en el río Magdalena. Este río se encuentra entre los más contaminados del mundo. La contaminación del río Bogotá inicia desde los primeros tramos de su nacimiento, cuando pasa por el municipio de Villapinzón y otros municipios de Cundinamarca, pero en mayor parte los principales contaminantes provienen de la capital del país.
El río Bogotá es alimentado por el río Tunjuelo, el río Salitre, el río Torca y el río Fucha, los cuales llevan en su caudal toda la contaminación que reciben de los diferentes sectores de la capital hacia el rio Bogotá. De acuerdo a Hugo Plazas, interprete ambiental, uno de los factores que afecta al río es la expansión urbana, entre otras cosas. “La mayoría de lugares en Cundinamarca descargan sus aguas residuales en el río Bogotá, al mismo tiempo que solo existe una planta de tratamiento, entonces es poca el agua que es tratada en comparación con el agua contaminada que hay en el río” dijo Plazas.
Se piensa que los principales contaminantes del río son arrojados por las diferentes industrias que existen en las cercanías a este, pero según Plazas, los desechos biológicos producidos a diario por los habitantes de Bogotá, que van directo al río, tardan mucho tiempo en poder disolverse y en convertirse en nutrientes debido a la cantidad de desechos que llegan a las aguas por segundo. “En vez de usar nuestros desechos y devolverlos a la tierra, los descargamos en el agua limpia, el agua que viene de Guacheneque y de los páramos del Sumapaz y de Chingaza”, sostiene Plazas.
Después de décadas de descuido y del aumento de la contaminación del río Bogotá, que acabó con la mayoría de los animales que habitaban en sus aguas y desplazó a varias especies que residían a sus alrededores, después de que se convirtiera en uno de los ríos más contaminados del mundo, el gobierno nacional está implementando planes y modelos de acción para intentar reparar el daño causado al río a través de los años.
El río Bogotá, factores contaminantes y medidas de control 2
Según la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), se realizará una inversión de aproximadamente cuatrocientos millones de dólares para la construcción de otra planta de tratamiento que ayude a la descontaminación del río Bogotá. La CAR espera que la planta esté lista en el año 2020, para que el agua tratada pueda ser usada en la agricultura, además de que esta planta mejoraría el agua que se encuentra en el caudal de río.
De acuerdo a un estudio de Caso de Gestión integral de Aguas del Banco Mundial, la contaminación del agua es uno de los temas que debe tener prioridad para Bogotá, debido a que, a pesar de que han habido mejoras en el agua potable, aún faltan medidas que aseguren el tratamiento de las aguas domésticas e industriales, ya que solo el 20% del agua residual que va desde la capital hacia el río Bogotá es tratada.
Aunque las medidas que se están tomando para intentar mejorar la situación actual del río Bogotá suenan bastante bien, es importante que no se limiten estos esfuerzos al tratamiento del agua que ya está contaminada, sino que a su vez es necesario pensar en estrategias que hagan que los desechos domésticos e industriales, que son los causantes principales de la contaminación de dicha artería fluvial, sean eliminados de una manera sostenible, para que no terminen en el río, además, se debe pensar también en devolver al río a su estado natural lo mayormente posible, es decir, devolverle el equilibrio al ecosistema para que pueda volver a haber vida silvestre en el río Bogotá y sus alrededores.