sábado, abril 26, 2025
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El Día de las Mujeres Rurales: celebrando su importante contribución al mundo.

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Las mujeres rurales son el corazón latente de innumerables comunidades alrededor del mundo. A pesar de su contribución invaluable a la agricultura, la economía y la cultura, a menudo enfrentan barreras que limitan su potencial y visibilidad.

Según las Naciones Unidas, las mujeres representan el 43% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo. Sin embargo, solo poseen menos del 20% de la tierra. Esta disparidad en la propiedad de la tierra refleja profundas desigualdades en el acceso a recursos esenciales como créditos, insumos agrícolas y tecnología.

«Si las mujeres rurales tuvieran el mismo acceso a recursos que los hombres, podrían aumentar el rendimiento de sus tierras hasta en un 30%», afirma un informe del Banco Mundial. Este incremento no solo mejoraría sus vidas sino que también podría reducir el número de personas hambrientas en el mundo en hasta 150 millones.

La educación es otro desafío significativo. La UNESCO señala que dos tercios de los 773 millones de adultos analfabetos en el mundo son mujeres, muchas de ellas en áreas rurales. Sin educación, las oportunidades para mejorar sus condiciones de vida y contribuir al desarrollo sostenible se ven gravemente limitadas.

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Además, la carga del trabajo doméstico y de cuidado recae desproporcionadamente sobre las mujeres rurales. Un estudio de la FAO indica que dedican hasta 4 horas más al día que los hombres a tareas no remuneradas. Esto limita su tiempo y energía para actividades productivas y educativas.

Sin embargo, hay motivos para el optimismo. Iniciativas locales y globales están empoderando a las mujeres rurales a través de programas de microfinanzas, capacitación y acceso a mercados. En países como Guatemala y Nepal, proyectos comunitarios han demostrado que cuando las mujeres rurales prosperan, toda la comunidad se beneficia.

«Invertir en las mujeres rurales es invertir en el futuro de nuestras sociedades», enfatizó Phumzile Mlambo-Ngcuka, ex Directora Ejecutiva de ONU Mujeres. Reconocer y fortalecer el papel de las mujeres rurales es esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y construir un mundo más equitativo.

En este Día Internacional de las Mujeres Rurales, es imperativo que gobiernos, organizaciones y sociedad civil unan esfuerzos para eliminar las barreras que enfrentan estas mujeres. Su resiliencia y dedicación son fundamentales para enfrentar desafíos globales como el cambio climático y la inseguridad alimentaria.

Como dijo Wangari Maathai, activista y Premio Nobel de la Paz: «Las mujeres rurales son la columna vertebral de nuestras comunidades, y su fortaleza es la base sobre la que construiremos un futuro sostenible». Honremos su contribución y trabajemos juntos para asegurar que reciban el reconocimiento y apoyo que merecen.

Editor: Natalia Garavito

CampeSENA: La estrategia del SENA que promueve educación rural y desarrollo socioeconómico al campo colombiano.

En Colombia, el campesinado representa el 26,4% de la población total, equivalente a 10.208.534 personas que habitan zonas rurales, según el reciente documento de caracterización del DANE. La mayoría de esta población reside en centros poblados o áreas rurales dispersas, con menor concentración en las cabeceras municipales. El campo no es solo la fuente que nutre nuestras mesas, sino también el corazón que mantiene vivas nuestras tradiciones y el motor que impulsa la economía nacional.

Sin embargo, históricamente, la educación y la formación para el trabajo en estas zonas han sido desiguales. Desde su creación en 1957, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) se enfocó en atender las necesidades de formación técnica y tecnológica del país. Con el tiempo, gran parte de sus recursos se redirigieron hacia las ciudades, priorizando la industrialización y el desarrollo urbano. Esto generó un vacío considerable en las áreas rurales, donde las oportunidades de capacitación y progreso fueron limitadas.

Es precisamente este vacío el que Luis Alejandro Jiménez, director del Sistema Nacional de Formación para el Trabajo del SENA, junto con Jorge Londoño, Director General del SENA, y bajo la visión del presidente Gustavo Petro de promover el desarrollo integral del campo colombiano, buscan llenar con la estrategia CampeSena. Esta iniciativa no solo pretende devolver al campesinado el acceso directo a la formación y a oportunidades laborales en sus propias comunidades, sino que también se alinea con el plan nacional de fortalecer la economía rural y reconocer el papel vital de los campesinos en el crecimiento social y económico del país, como sujetos constitucionales de derechos.

Mira la entrevista completa aquí: El Poder de la Educación Rural y CampeSENA, Luis Alejandro Jiménez Dr Sistema Nacional de Formación para el Trabajo.

La Importancia de una Estrategia Efectiva

El Dr. Luis Alejandro Jiménez, en entrevista con Elcampesino.co, resaltó la relevancia de CampeSena como una estrategia clave para reducir la brecha de formación en las zonas rurales, brindando acceso a oportunidades de desarrollo directamente en las comunidades campesinas.

Desde que asumió su cargo en 2022, Jiménez ha enfatizado la necesidad de reconocer al campesinado como un sector esencial para el desarrollo integral del país, con características y necesidades únicas que deben ser atendidas de manera particular. Bajo esta insignia, el SENA se ha comprometido a reestructurar sus enfoques formativos, eliminando las barreras que tradicionalmente limitaban el acceso de los campesinos a los programas de formación.

«Diseñamos una estrategia, más que un programa, que permite a los campesinos acceder a los servicios del SENA allá, en la vereda«, explicó Jiménez. Así nació CampeSena, una iniciativa que no solo busca llevar educación, sino también dignificar y reconocer la labor del campesinado, permitiendo que acceda a la formación técnica sin tener que abandonar su entorno. Con un enfoque en la justicia social, ambiental y económica, CampeSena está dirigida a fortalecer la economía rural, aumentar las capacidades de los campesinos y promover su integración en la vida social y económica del país.

CampeSena no es solo una respuesta a la desconexión histórica de Colombia con las zonas rurales, sino una oportunidad para que los campesinos mejoren su calidad de vida, accedan a nuevas fuentes de ingresos y fortalezcan sus modelos asociativos. En un país donde la ruralidad sigue siendo el motor de gran parte de la economía, iniciativas como esta prometen ser un punto de inflexión en la forma en que se entiende y valora el rol de los campesinos en la sociedad.

Uno de los mayores logros de CampeSena ha sido la caracterización de cerca de 450.000 campesinos, quienes ahora forman parte de una base de datos que permite orientar la oferta educativa según las demandas y necesidades reales del sector. Esta iniciativa posibilita que el campesino no solo reciba formación en su área de producción, sino que también tenga acceso a programas adaptados que fortalecen sus capacidades en temas de tecnología, manejo de recursos y desarrollo sostenible.

Más de $25 mil millones para proyectos de Formación Especializada para la Economía Campesina. Foto: CampeSENA.

Superando Barreras Tecnológicas y Culturales

CampeSena promueve que los jóvenes campesinos no tengan que abandonar su comunidad en busca de educación, sino que puedan formarse directamente en su vereda. «Nuestra intención es llevar la educación al campo, para que los jóvenes no tengan que migrar a la ciudad y desarraigarse de su entorno«, señaló Luis Alejandro Jiménez. Con este enfoque, no solo se preserva el vínculo con su tierra, sino que se empodera a los campesinos y campesinas para que, en un futuro, puedan convertirse en formadores de formadores, transmitiendo sus conocimientos a nuevas generaciones y multiplicando el impacto de la educación rural. «Queremos que sean líderes y lideresas en sus propias comunidades, capaces de formar a otros y generar un cambio profundo desde el mismo corazón del campo«, agregó Jiménez, destacando la visión de CampeSena.

Asimismo, la estrategia incluye acciones específicas para superar los desafíos tecnológicos y logísticos del campo. «Nuestro instructor va a la vereda y utiliza infraestructura existente como el salón comunal o la parcela del campesino, y cuando no es posible, lleva un maletín con un kit de herramientas básicas para poder enseñar al campesino», explicó Jiménez. Además, se ha reintroducido la radio como herramienta educativa, retomando el legado de Acción Cultural Popular y su emblemática Radio Sutatenza, y las Escuelas Radiofónicas, rebautizadas como Escuelas Digitales Campesinas. «Volvemos también a la radio, tomando como ejemplo la Radio Sutatenza, y estamos en proceso de inscripción de los primeros cursos nuevamente a través de la radio. Ya hemos actualizado 28 programas específicos de formación para campesinos», detalló Jiménez. Esta integración de medios no solo facilita el aprendizaje, sino que también honra un legado de educación rural que ha acompañado a millones de campesinos a lo largo de los años.

Foto: CampeSENA

Un Enfoque Integral y Transversal de CampeSena

La formación en el campo se ha centrado no solo en la producción agrícola, sino también en áreas como la artesanía, el ecoturismo y la economía del cuidado. Esta diversidad fortalece el carácter integral de CampeSena, proporcionando a los campesinos oportunidades de empleo y mejora de ingresos. El programa incluye también la certificación de competencias laborales, lo que permite a los campesinos formalizar sus habilidades adquiridas y ser reconocidos por su experiencia.

En cuanto a la asociatividad, CampeSena ha desarrollado programas especializados para la economía campesina, proporcionando herramientas de administración y gestión a las organizaciones campesinas y fortaleciendo el liderazgo en el campo. Este enfoque contribuye al desarrollo de comunidades organizadas, capaces de gestionar sus propios proyectos y de responder a los desafíos de su entorno de manera sostenible y colaborativa.

Finalmente, el SENA, a través del Dr. Luis Alejandro Jiménez, ha subrayado la trascendencia de la COP16 en la promoción del cuidado de la biodiversidad. Según Jiménez, esta conferencia no solo es una plataforma clave para enfrentar los desafíos ambientales globales, sino también una oportunidad para destacar la importancia de la acción conjunta en la protección del medio ambiente. «Mediante la educación y la formación de los campesinos, el SENA está comprometido a impulsar prácticas sostenibles que protejan nuestro entorno natural«, explicó Jiménez.

Reconociendo el Rol del Campesino

Para el Dr. Luis Alejandro, nacido en una vereda de Boyacá, su conexión con el campo es personal y profunda: «Ser campesino significa el reconocimiento a una actividad muy noble, subestimada, pero que definitivamente sostiene al país«. Como él mismo enfatiza, el campesinado es el sector económico más importante de Colombia, no solo por los más de tres millones de empleos directos que genera, sino también por su impacto en otros sectores.

Con CampeSena, el SENA busca honrar este aporte, revitalizando el compromiso de Colombia con sus comunidades rurales y empoderando a los campesinos para que lideren su propio progreso. Iniciativas como esta, que reconocen el valor de la educación en el campo, son vitales para un país que desea avanzar sin dejar atrás a quienes han sostenido su economía y su cultura.»El SENA vuelve al campo«, afirma Jiménez.

Luis Alejandro Jiménez

Entrevistado

Natalia Garavito

Periodista y Editora Elcampesino.co

Por primera vez en Colombia se iza bandera de Naciones Unidas en la Zona Azul de la COP16.

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La Zona Azul, ubicada en este centro, será el escenario de negociaciones entre países para tomar decisiones cruciales sobre la protección y conservación de la biodiversidad. En un acto simbólico, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, hizo entrega formal de la Zona Azul a Naciones Unidas, junto a Astrid Schomaker, secretaria ejecutiva del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), y autoridades locales del Valle del Cauca.

El izamiento de la bandera de Naciones Unidas marca un hito sin precedentes en Colombia, convirtiendo este espacio en un territorio internacional de paz durante la COP16. “Desde este momento, el Centro de Eventos Valle del Pacífico se constituirá como una zona de jurisdicción internacional para garantizar las importantes negociaciones”, afirmó la ministra Muhamad.

Además, Muhamad destacó que “la bandera azul de Naciones Unidas significa que Colombia se convierte en el anfitrión del mundo en esta crucial discusión, buscando salvaguardar todas las formas de vida. Al proteger la biodiversidad, también nos protegemos a nosotros mismos. Promovemos el principio de Paz con la Naturaleza, que también implica la búsqueda de la paz entre los pueblos”.

La ministra expresó su deseo de que este evento sea un faro de luz para la paz con la naturaleza y la paz mundial, recibiendo a todos los pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos, activistas ambientales, sociedad civil, organizaciones internacionales y delegaciones gubernamentales para un proceso amplio y participativo en la búsqueda de propuestas de paz.

Durante la COP16, que se llevará a cabo del 21 de octubre al 1 de noviembre, Naciones Unidas asumirá la responsabilidad total del Centro de Eventos Valle del Pacífico, donde se desarrollarán negociaciones oficiales y se tomarán decisiones clave sobre la implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal. La secretaria Astrid Schomaker expresó su optimismo sobre el evento, destacando la importancia de que todos los delegados se sientan como en casa.

Convocatoria Récord

La ministra Muhamad confirmó que esta COP ha batido todos los récords de participación en la historia de las cumbres de biodiversidad, con la confirmación de 14 jefes de Estado, más de 100 ministros de Ambiente, 140 delegaciones y 18,000 personas acreditadas para la Zona Azul.

La Zona Azul será el espacio formal para conferencias y negociaciones gestionado por el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), donde se realizarán sesiones oficiales, reuniones, eventos paralelos y conferencias de prensa. Este espacio estará exclusivamente reservado para participantes acreditados por el CDB, que también incluirá el Pabellón Colombia, donde se llevarán a cabo paneles y actividades centradas en las voces de la ciudadanía, sus iniciativas y proyectos.

Para garantizar la seguridad de la Zona Azul, se ha desplegado un equipo a través de diferentes anillos de seguridad, gestionados por personal de la ONU en cumplimiento de las normativas diplomáticas, así como por la Policía Nacional y el Ejército. Más de 800 uniformados y equipos con certificación SWAT se encargarán del control de acceso y la seguridad en las zonas adyacentes al Centro de Eventos Valle del Pacífico.

Fuente: MinAmbiente

Editor: Natalia Garavito

Colombia: Tercer exportador de café en el mundo con un 8% de participación global.

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Colombia se posiciona como el tercer exportador de café a nivel mundial, con una participación del 8% en el mercado global. Brasil lidera el ranking con una diferencia notable, ocupando el primer puesto con el 27%, seguido por Vietnam, que representa el 17% de las exportaciones. Esta competencia en el sector cafetero impulsa a cada país a mejorar la calidad de su producción. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que se consumen al menos 2.000 millones de tazas de café en todo el mundo.

El consumo de café sigue en aumento; desde el siglo pasado, la demanda ha crecido entre un 2% y un 2,5% anualmente. Este crecimiento ha llevado a más países a incursionar en la producción de café y ha abierto nuevos mercados, como los de China y Medio Oriente.

Para finales de 2024, la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia planea producir 13 millones de sacos, de los cuales se espera que 11,7 millones sean de calidad exportable. Sin embargo, Colombia no es el único país con un mercado sólido en el sector cafetero. Brasil y Vietnam se mantienen por delante, y otras naciones también están aumentando su producción.

De acuerdo con la FAO, Colombia se destaca como el tercer mayor exportador de café en el mundo con un 8% del mercado global. Brasil, con su 27%, y Vietnam, con el 17%, lideran las exportaciones.

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Es importante señalar que Colombia no enfrenta las mismas condiciones que Brasil y Vietnam. Brasil, gracias a su vasto territorio, puede ofrecer las dos variedades de café más importantes a nivel mundial: arábica y robusta. Por su parte, Vietnam se especializa únicamente en la producción de robusta.

Esta diferencia es significativa, ya que se sabe que la producción de café arábica (la única variedad cultivada en Colombia) presenta un grado de dificultad mayor en comparación con el cultivo de robusta. La producción de arábica requiere altitudes más elevadas, lo que complica el proceso de recolección y cosecha. Estas características impactan directamente en el costo de la mano de obra y en la inversión necesaria para el mantenimiento de los cultivos.

En el último año cafetalero, el Consejo de Exportadores de Café de Brasil informó que, de los 35,4 millones de sacos exportados, el 75% correspondió a arábica. Sin embargo, las condiciones climáticas han afectado la producción en Brasil este año, lo que ha beneficiado a Colombia.

Cerca de las cifras colombianas se encuentra Indonesia, que completa el 6% de las exportaciones mundiales. Más distantes están otros países como Honduras (4%) e India y Bélgica, que representan un 3% cada uno.

Según datos proporcionados por el Sicex, Estados Unidos es el principal importador de café colombiano, recibiendo 10.019 contenedores TEU. Canadá ocupa el segundo lugar con 1.941 contenedores, seguido por Japón con 1.879.

Fuente: Agronegocios

Editora: Natalia Garavito

Este 12 de octubre celebramos el Día de la Diversidad Étnica y Cultural en Colombia.

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El 12 de octubre, una fecha que durante años fue conocida en Colombia como el «Día de la Raza», ha evolucionado para convertirse en el «Día de la Diversidad Étnica y Cultural». Este cambio, más que un ajuste nominal, es un reflejo del reconocimiento de la pluralidad y riqueza cultural que habita en el país. Atrás quedó el enfoque unilateral sobre el descubrimiento de América, dando paso a una conmemoración más inclusiva y representativa de los pueblos indígenas, afrodescendientes y otras comunidades que han tejido la historia de Colombia.

Colombia, uno de los países más diversos del mundo, alberga más de 87 pueblos indígenas y cerca de 3 millones de personas afrodescendientes, según el último censo nacional. La evolución del 12 de octubre responde a una demanda histórica de estos grupos, que durante décadas lucharon por visibilizar su aporte cultural, político y social en el país. «El cambio de nombre a Día de la Diversidad Étnica y Cultural no es solo simbólico; es una oportunidad para educar sobre la importancia de la interculturalidad y el respeto por las diferencias», asegura Gloria Arboleda, líder afrocolombiana y defensora de los derechos étnicos.

La nueva cara del 12 de octubre

En 2021, el Ministerio de Cultura de Colombia estableció el 12 de octubre como el ‘Día de la Diversidad Étnica y Cultural de la Nación Colombiana’. Esta fue una iniciativa que surgió de la Constitución de 1991, en la que se consigna el carácter pluralista de nuestro país, rindiendo tributo a la diversidad étnica. Por su parte, la Unesco en su Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, señala en uno de sus artículos que “la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto por la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas pertenecientes tanto a minorías como a pueblos autóctonos”. Aparte de esa variedad cultural y étnica, en Colombia conviven indígenas, afrodescendientes, mestizos, gitanos o pueblo Rrom, y también existe una diversidad sexual, de género, religiosa e ideológica.

Un llamado a la reflexión sobre la historia y la diversidad

La celebración, más que una festividad, es un llamado a la reflexión. A lo largo de los años, organizaciones sociales y académicas han evidenciado que el enfoque original del «Día de la Raza» perpetuaba una narrativa eurocéntrica, invisibilizando el impacto de la colonización en las comunidades indígenas y afrodescendientes. Según el profesor y antropólogo Carlos Rojas, «lo que llamamos ‘descubrimiento’ fue en realidad el inicio de un proceso de sometimiento y despojo para millones de personas que habitaban América. Reconocer esta verdad es fundamental para la construcción de una sociedad más justa».

Iniciativas para promover la diversidad cultural

En el marco de esta nueva visión, el Ministerio de Cultura ha liderado iniciativas que promueven la diversidad cultural del país. Se realizarán actividades a nivel nacional que incluirán ferias, muestras artísticas y foros académicos, con el objetivo de visibilizar y celebrar el aporte de las comunidades étnicas. Además, la Ley 70 de 1993, que consagra los derechos de las comunidades afrocolombianas, y la Ley de Lenguas Nativas de 2010, que protege y promueve las lenguas indígenas, se han consolidado como hitos en la protección de la riqueza cultural del país.

Los retos que persisten para la igualdad y el respeto

Sin embargo, los retos persisten. Según un informe del DANE, el 75% de la población afrocolombiana y el 40% de los indígenas viven en condiciones de pobreza, lo que evidencia que, si bien se ha avanzado en el reconocimiento cultural, la deuda social con estas comunidades sigue siendo inmensa. La lucha por la igualdad y el respeto a la diversidad no termina con el cambio de una fecha o un nombre; es un proceso continuo que exige el compromiso de todos los colombianos.

Un paso hacia la construcción de una nueva narrativa

Al cierre de este 12 de octubre, Colombia da un paso adelante en la construcción de una narrativa que celebra su diversidad, sin olvidar los desafíos que quedan por superar. Esta fecha, ahora resignificada, invita a todos a valorar y reconocer la inmensa riqueza que proviene de las múltiples culturas que conviven en el territorio. Como lo expresó alguna vez el líder indígena Manuel Quintín Lame: «Solo cuando se entienda la historia completa, los pueblos podrán caminar juntos hacia un futuro mejor».

Edición: Natalia Garavito

Bioeconomía Amazónica: un camino imprescindible para el desarrollo sostenible.

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La Amazonía se encuentra en un momento crítico. A pesar de su abundante biodiversidad, su riqueza cultural y su incalculable valor ambiental, enfrenta serias amenazas que ponen en riesgo su futuro y el de las comunidades que dependen de ella. Los altos índices de pobreza, la desigualdad y los desafíos ambientales comprometen el progreso de sus habitantes y su capacidad para acceder a alimentos seguros y nutritivos.

Este vasto territorio, que abarca Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, no es solo una fuente de recursos naturales, sino también el hogar de 50 millones de personas y más de 400 pueblos indígenas y diversas comunidades tradicionales.

Las soluciones para los retos de la Amazonía no solo deben llegar desde el exterior, sino que, fundamentalmente, deben nacer del corazón mismo de las comunidades. Son ellas quienes poseen el conocimiento local y la fuerza para proponer acciones hacia un futuro sostenible.

Aquí es donde cobra relevancia el concepto de la bioeconomía amazónica, que plantea aprovechar de forma sostenible e inclusiva los recursos naturales de la región, beneficiando a las poblaciones locales. Aunque es una propuesta prometedora, el camino incluye diversos desafíos. Los riesgos climáticos, la deforestación y las desigualdades agravan las dificultades para establecer un modelo económico que funcione tanto para las personas como para la naturaleza.

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No podemos permitir la continuidad de modelos de negocio que sacrifiquen la biodiversidad y los recursos naturales, pues, inevitablemente, estaremos frente a un colapso irreversible. Por ello, es crucial promover mecanismos que permitan generar un desarrollo económico sostenible, mejorando el acceso a alimentos, incrementando ingresos, creando empleo y elevando las condiciones de vida.

El evento de los “Diálogos Amazónicos”, organizado por la FAO y el Gobierno de Brasil hace un año en Belém, abrió la puerta para que múltiples sectores – academia, sociedad civil, sector público, sector privado, pueblos indígenas – discutieran cómo abordar este desafío.

Como resultado, ocho países firmaron la Declaración de Belém, con 113 objetivos para avanzar hacia el desarrollo sostenible de la región. La conclusión fue clara: la bioeconomía puede ser un pilar fundamental, pero requiere un enfoque integral y multisectorial.

La FAO, junto con la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), continúa trabajando para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, reducir la pobreza y fortalecer cadenas de valor sostenibles en la región, a través de acciones orientadas a mejorar la productividad, generar bienes públicos e impulsar la bioeconomía, brindando perspectivas de un futuro mejor.

Por medio de la iniciativa Mano de la Mano, la FAO impulsa un programa de inversiones con tres componentes: fortalecer los bienes públicos y la formulación de políticas; garantizar el acceso a servicios digitales y la conectividad; y desarrollar cadenas de valor sostenibles, especialmente en la gestión de las cuencas hídricas y los recursos pesqueros.

La bioeconomía amazónica no es solo un modelo económico; es una oportunidad para reforzar nuestra relación con la naturaleza, reconociendo a la Amazonía como un patrimonio que debemos proteger y valorar.

Avanzar en este camino requiere un enfoque intersectorial con la participación de comunidades, gobiernos, sector privado y financiero, y la academia.

Debemos mantenernos activos en los foros y espacios de diálogo, como el Foro Mundial de Inversiones 2024, que se celebrará del 15 al 17 de octubre en Roma, Italia, donde los países presentarán sus programas de inversión ante entidades financieras, públicas y privadas, interesadas en apoyar el desarrollo de diferentes cadenas de valor.

Este es un esfuerzo colectivo. Juntos, podemos lograr una transformación inclusiva en el bioma amazónico, protegiendo su biodiversidad y creando sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, sin dejar a nadie atrás.

Autor: Mario Lubetkin,

Subdirector General y Representante Regional de FAO para América Latina y el Caribe.

Editor: Natalia Garavito

Editora y Periodista Elcampesino.co

Meta 8 del Marco Kunming-Montreal: Medidas para proteger la biodiversidad frente al cambio climático.

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El clima de la Tierra está cambiando a un ritmo sin precedentes, y con ello, el equilibrio de los ecosistemas naturales. La acidificación de los océanos, el aumento de temperaturas, y los fenómenos meteorológicos extremos están poniendo a prueba la capacidad de la biodiversidad para adaptarse. En respuesta a esta amenaza, la comunidad internacional, en el marco de Kunming-Montreal, ha establecido una ambiciosa meta que no solo busca minimizar el impacto de estos cambios, sino también fortalecer la resiliencia de las especies y ecosistemas más vulnerables.

Meta 8: Marco de Kunming-Montreal

La meta 8 del Marco de Kunming-Montreal propone un enfoque integral para enfrentar uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo: el impacto del cambio climático y la acidificación de los océanos sobre la biodiversidad. Este objetivo está diseñado para movilizar tanto financiamiento público como privado, y mejorar los mecanismos de monitoreo que revelen la compleja interrelación entre el clima y los ecosistemas naturales.

La Tercera Comunicación de Cambio Climático, un documento clave para entender las amenazas climáticas a nivel nacional, ha identificado las zonas más vulnerables y los riesgos más apremiantes que enfrenta el país. Este diagnóstico ofrece información vital para los tomadores de decisiones y será la base sobre la cual se actualizarán los instrumentos de planificación territorial, que incluirán de manera prioritaria el componente climático.

Uno de los aspectos centrales de la estrategia es el fortalecimiento de la capacidad de respuesta mediante medidas de mitigación y adaptación. La resiliencia se convierte en el objetivo prioritario, una capacidad que permite a los ecosistemas no solo resistir los embates del cambio climático, sino también recuperarse y prosperar a pesar de ellos. Este enfoque implica un aumento significativo en los presupuestos destinados a la gestión de riesgos y la formulación de proyectos que aseguren un futuro sostenible para las generaciones venideras.

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Financiacion de la Meta:

El financiamiento es otro de los pilares fundamentales para alcanzar esta meta. La movilización de recursos tanto públicos como privados es esencial para implementar soluciones eficaces a nivel local, nacional y global. Proyectos de restauración ecológica, conservación de hábitats clave, y reducción de emisiones son algunas de las acciones que, con el apoyo adecuado, pueden marcar la diferencia. No obstante, aún persisten retos en la obtención de fondos suficientes, especialmente en países en vías de desarrollo, donde las necesidades son más apremiantes.

Adicionalmente, la acidificación de los océanos es un punto de atención crucial en este marco. Los ecosistemas marinos, particularmente los arrecifes de coral, han experimentado una degradación acelerada en los últimos años. Según los expertos, es imperativo adoptar medidas que mitiguen esta problemática, pues su impacto en la biodiversidad marina amenaza la estabilidad de las cadenas alimenticias y los medios de vida de millones de personas que dependen de los recursos oceánicos.

Finalmente, el monitoreo de la biodiversidad bajo el prisma del cambio climático es una tarea en constante evolución. Los avances en tecnologías de monitoreo satelital y la recopilación de datos en tiempo real han permitido una mejor comprensión de cómo los ecosistemas están reaccionando a los cambios climáticos. Sin embargo, es necesario continuar fortaleciendo estos mecanismos para asegurar que las políticas y estrategias estén basadas en datos actualizados y confiables.

Futuro de la biodiversidad global

El futuro de la biodiversidad global depende de la capacidad de la humanidad para tomar decisiones audaces y fundamentadas que minimicen los efectos del cambio climático. La meta 8 del Marco de Kunming-Montreal es un paso crucial en esta dirección, pero su éxito requerirá un esfuerzo concertado a todos los niveles: desde los gobiernos nacionales hasta las comunidades locales. Solo a través de la cooperación internacional, la financiación adecuada y un monitoreo constante podremos asegurar que los ecosistemas del planeta no solo sobrevivan, sino que prosperen en un mundo en constante cambio.

La tarea es monumental, pero el tiempo apremia. La naturaleza ha demostrado su capacidad para adaptarse a lo largo de millones de años, pero ahora necesita de nuestra ayuda para seguir adelante. En última instancia, proteger la biodiversidad no solo es una cuestión de supervivencia para las especies que habitan el planeta, sino también para nosotros mismos.

Fuente: ABC del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal

Editor: Natalia Garavito

Granadilla colombiana conquista mercados internacionales: exportaciones alcanzan USD 2,8 millones.

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El reciente descubrimiento de la granadilla colombiana en un supermercado de Copenhague sorprendió gratamente al embajador de Dinamarca en Colombia, Erik Høeg. A través de la red social X, compartió: “Increíble. Llegaron las granadillas colombianas a mi supermercado en Dinamarca. Primera vez que las veo por aquí. Todavía un producto muy exótico y bastante caro”.

Ante este hallazgo, el ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Luis Carlos Reyes, respondió: “Apreciado Erik Høeg, nos alegra mucho saber que ya es posible disfrutar de esta maravillosa fruta en su país. Como dato de interés, le contamos que entre enero y julio de este 2024 las exportaciones de granadilla alcanzaron 2,8 millones de dólares”.

Exportaciones de granadilla colombiana alcanzaron este año los 2,8 millones de dólares

En 2023, las exportaciones de granadilla sumaron 4,8 millones de dólares, y la tendencia al alza continúa este año. Dentro del grupo de frutas con corteza cítrica que se exportan al mundo, la granadilla representa cerca del 0,4 %, y dentro de las exportaciones de bienes no minero-energéticos equivale al 0,02 %.

Notas que podrían interesarte: Así avanza el Pabellón Colombia, casa de las delegaciones enla COP16

Los principales destinos de exportación de la granadilla colombiana son Canadá, Países Bajos, Emiratos Árabes Unidos, Francia, Rusia, Reino Unido y Brasil. Recientemente, también ha llegado a países nórdicos como Dinamarca, ampliando su alcance global.

Los departamentos desde los cuales se exporta esta fruta incluyen Cundinamarca, Bogotá, Huila, Antioquia, Atlántico y Santander, beneficiando a los agricultores y promoviendo el desarrollo rural en estas regiones.

El éxito de la granadilla en mercados internacionales es un reflejo del potencial de las frutas colombianas en el mundo. Continuar fortaleciendo la producción y exportación de estas joyas agrícolas contribuirá al crecimiento económico y al posicionamiento de Colombia como un importante proveedor de frutas exóticas y de alta calidad.

Fuente: Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

Editor: Natalia Garavito

Así avaza el Pabellón Colombia,casa de las delegaciones enla COP16

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A menos de 15 días para que arranque la COP16, el evento más importante sobre biodiversidad en el mundo, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, presentó el Pabellón Colombia, un espacio diseñado para promover la reflexión y el diálogo sobre temas estratégicos de biodiversidad. Este espacio reunirá a entidades del gobierno, sociedad civil y aliados de la cooperación.

“El Pabellón Colombia es la casa de Colombia en la Zona Azul de la COP16, donde vamos a recibir las reuniones bilaterales, tiene en forma de maloca un sitio de encuentro para la discusión política de la situación de la biodiversidad. Va a tener más de 10 eventos diarios y también vamos a manifestar no solo la artesanía, sino la cultura del país a todas las delegaciones internacionales. Será realmente la casa de todas las delegaciones”, resaltó la ministra de Ambiente y presidenta entrante de la COP16, Susana Muhamad.

El Pabellón Colombia ofrecerá aproximadamente 10 eventos diarios, sumando casi 120 a lo largo de la COP16. Cada jornada contará con sesiones de una hora, donde expertos y participantes podrán intercambiar ideas, reflexionar sobre los desafíos actuales y proponer estrategias que contribuyan al cumplimiento del Marco Global Kunming Montreal.

Este espacio tendrá un área de 18 x 20 metros cuadrados con forma de maloca, un espacio sagrado que no solo conecta con la naturaleza, sino que también nos invita a deliberar sobre nuestro legado ancestral y el cuidado de nuestro entorno. Además, tendrá una capacidad para 60 personas y estará ambientado con artesanías tradicionales del país.

Colombia se compromete a liderar estas discusiones, fortaleciendo su papel como un referente en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. Se espera que el Pabellón se convierta en un punto de encuentro clave para la generación de conocimiento y alianzas estratégicas.

Con capacidad para 60 personas y ambientado con artesanías tradicionales, este pabellón destaca lo mejor de ‘El País de la Belleza’ y busca ser un punto de encuentro clave para la generación de conocimiento y alianzas estratégicas.

Ubicación del Pabellón Colombia.

El Pabellón Colombia estará ubicado en la Zona Azul, en el Centro de Eventos Valle del Pacífico, se trata del espacio destinado exclusivamente para las conferencias y negociaciones de alto nivel que tendrán lugar durante la COP16. En este lugar se realizan todas las sesiones oficiales, reuniones, eventos paralelos y conferencias de prensa celebradas durante la Conferencia de las Partes.

Esta zona es exclusiva para los participantes acreditados por el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), incluidas las delegaciones oficiales, los jefes de Estado, los observadores admitidos y la prensa.

“La Zona Azul se llama así porque allí se eleva la bandera de Naciones Unidas, se vuelve un escenario internacional. Es como trasladar la Asamblea de Naciones Unidas de Nueva York a Cali, entonces, eso implica que Naciones Unidas toma control de ese territorio, se vuelve jurisdicción internacional y es donde van a pasar negociaciones entre los Estados. Habrá 27 pabellones, incluido el Pabellón Colombia, muchos eventos de todo tipo, pero principalmente la negociación de la COP16”, señaló Muhamad.

A la fecha, están confirmados más de 15.000 personas de delegaciones oficiales, 12 jefes de Estado, 103 ministros de Ambiente de todos los continentes y el Secretario de Naciones Unidas, António Gutiérrez.

Fuente: COP16 – Minambiente

Editor: Natalia Garavito

El rescate del ‘oro blanco’: agricultores indígenas de Colombia recuperan el cultivo de algodón.

En el municipio colombiano de Coyaima, departamento de Tolima, en la vereda Lomas de Guaguarco, viven Eduvin Timote, su esposa Alix Chila Yara y su hijo Armando Timote Chila, agricultores familiares indígenas de la etnia Pijao. Ellos son el ejemplo concreto de cómo el intercambio de conocimientos, las nuevas prácticas agrícolas y la cooperación entre países pueden contribuir para una mejor producción y una vida mejor para las familias rurales.

En su finca en Coyaima, ubicada a casi 200 kilómetros de la capital Bogotá, la familia Timote Chila cultiva el algodón como sinónimo del rescate de una tradición ancestral, donde las técnicas agrícolas pasaban de generación en generación, en un pasado donde este cultivo era considerado el “oro blanco”.

Desde el año 2017, el agricultor familiar, que es el concejal por las comunidades indígenas y gobernador del cabildo indígena Guaguarco Palmarosa, decidió unirse al proyecto +Algodón Colombia. El proyecto es una iniciativa de cooperación Sur-Sur trilateral desarrollada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC) y el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MinAgricultura) de Colombia, en el marco del Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO.
Con apoyo del proyecto, Eduvin y Alix convirtió una hectárea de su finca en una Unidad de Cultivo Piloto (UCP), nombrada Los Braciles; un espacio donde las antiguas costumbres agrícolas se fusionaron con prácticas que respetan el medioambiente e innovaciones modernas, con ensayos, implementación y validación de diversas técnicas y buenas prácticas agrícolas, además del uso de tecnologías adaptadas.

Año tras año, el cultivo en la finca piloto fue transformándose. La tierra, antes agotada, comenzó a regenerarse y el algodón empezó a crecer, ocupando toda la hectárea de la UCP. Gracias a la asistencia técnica brindada por esta iniciativa de cooperación Sur-Sur, la familia Timote Chila aprendió a recuperar la calidad del suelo con el cultivo del algodón en asociación con el sésamo (ajonjolí). También fueron desarrolladas buenas prácticas para la reducción del uso de pesticidas mediante el control biológico de plagas.

Además de la recuperación del suelo, el incremento en la producción de la fibra, la familia también garantizó la seguridad alimentaria por medio del cultivo del maíz en asociación con el algodón. Con el apoyo del proyecto, el agricultor implementó una huerta casera para el autoconsumo de hortalizas, generando alimento para su familia. «Gracias al proyecto, hoy cultivo sin químicos. Nosotros trabajamos, por ejemplo, con ají, con jabón, con ajo», señaló con orgullo el agricultor.

“Hoy, usamos jabones potásicos, productos biológicos, extractos de plantas y unos productos de muy bajo impacto a la persona, a las abejas, al medioambiente”, explicó el ingeniero Rubén Perdomo, técnico de campo del proyecto +Algodón en la región de Tolima-Huila, al comentar cómo el uso de productos caseros para el manejo y prevención de enfermedades fue introducido en la parcela.
Según Perdomo, a partir del análisis del suelo y la construcción de calicatas – excavaciones para evaluar y dejar visible los perfiles del suelo – fue posible planificar la fertilización, logrando reducir costos.

Asimismo, se hizo la utilización apropiada de abonos verdes, teniendo en cuenta que la incorporación del barbecho de ajonjolí (el uso de residuos de la cosecha de sésamo) mejoró la fertilidad del suelo reduciendo el uso del nitrógeno, durante el periodo de rotación. “También se implementó el uso de la sembradora rotativa, fomentada por el proyecto +Algodón, logrando reducir el costo de la siembra, la cantidad de semilla y obteniendo una mayor producción frente a los sistemas tradicionales”, destacó el ingeniero, que agregó que este modelo de rotación genera el aumento de la población de insectos polinizadores, especialmente abejas, y una mayor generación de empleo familiar.

Por medio del proyecto, Eduvin y su familia y otros agricultores vecinos también participaron de capacitaciones desarrolladas por el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) del Espinal, institución socia del proyecto, en días de campo con la participación de agricultores y agricultoras, profesionales y funcionarios del municipio de Coyaima.

La cooperación entre la FAO y los gobiernos de Brasil y Colombia también apoyó el fortalecimiento de capacidades por medio de giras técnicas, donde conocieron nuevas buenas prácticas y tecnologías con apoyo de instituciones de investigación nacionales y brasileñas, como la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (AGROSAVIA) y la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA). Para el agricultor, el apoyo de la cooperación fue muy importante: “nos ha dado buenas habilidades a nuestro campo y a nuestros indígenas”, comentó Eduvin.

Los resultados en la mejora de la producción fueron notables. En la UCP de una hectárea fue obtenido un incremento en el rendimiento de cultivo del algodón, pasando de 1,5 toneladas/ha de algodón semilla en la primera temporada sembrada (2018), a 3 toneladas/ha en la temporada de 2021.

En agosto del 2024, el agricultor y su esposa cosecharon solamente en la UCP apoyada por el proyecto +Algodón cerca de 3 toneladas de algodón en rama. Los aprendizajes obtenidos en la parcela piloto también fueron aplicados en las otras ocho hectáreas que forman parte de su finca, que le generó una cosecha de más 20 toneladas. “El algodón genera empleo para nuestros compañeros”, afirmó Eduvin.
Pero más allá de los números, lo que verdaderamente emociona al agricultor es el impacto cultural de su trabajo con el algodón. «Estoy rescatando nuestra cultura», recalcó al ver cómo su trabajo ayuda a preservar las tradiciones agrícolas de los indígenas Pijao, tan ligadas al cultivo del algodón.

El proyecto no solo transformó su finca, sino que extendió sus raíces a la comunidad. Alix, siempre al frente de su tienda, convirtió su local en un punto de encuentro para compartir conocimientos. La comunidad se reúne allí, discutiendo las buenas prácticas agrícolas, las nuevas técnicas aprendidas y también los retos para el acceso a semillas más económicas y los precios fluctuantes del mercado del algodón.

Eduvin y Alix no solo mejoraron su producción, sino también su calidad de vida. Su hijo estudia en la escuela agrícola del SENA, en Espinal, motivado por el ejemplo que ha visto en el proyecto, esperando servir a su comunidad. Con los ingresos obtenidos, renovaron su vivienda, mejoraron la cocina. Amigos y familiares también se sumaron al cultivo de algodón, viendo en este rubro una oportunidad para mejorar sus vidas, hecho que motiva a vecinos y familiares a sembrar algodón.

Gracias a la cooperación Sur-Sur desarrollada por +Algodón, las prácticas ancestrales de la etnia Pijao se han revitalizado. Con una mirada firme hacia el futuro, Eduvin sabe que el proyecto ha sembrado en él y en su comunidad algo más que semillas: el rescate el oro blanco.

Rescatando el algodón en los pueblos originarios
En Colombia, el proyecto +Algodón identificó la necesidad de trabajar con pueblos indígenas que tienen el cultivo del algodón como una tradición ancestral en algunas regiones del país. La etnia Pijao, de Coyaima, fue una de ellas.

En estos territorios, se implementaron unidades de cultivo piloto y se desarrollaron acciones para recuperar las semillas nativas y revalorizar culturalmente el algodón. Se destacó la participación de líderes indígenas en la iniciativa, evidenciando su compromiso con la preservación de sus tradiciones y conocimientos ancestrales.

Este trabajo conjunto permitió fortalecer los lazos entre las comunidades indígenas y el proyecto, promoviendo la valoración y conservación de sus prácticas agrícolas tradicionales y contribuyendo al reconocimiento de su sabiduría ancestral en el cultivo del algodón.



Fuente: FAO Colombia

Editor: Natalia Garavito

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