En el marco de la COP16 en Cali, los campesinos de Colombia tomaron un espacio histórico en las negociaciones, exigiendo ser reconocidos como actores fundamentales en la protección del medio ambiente, a la par de comunidades indígenas y afrodescendientes. Su presencia en esta cumbre global representó años de lucha por visibilidad y respeto hacia su labor esencial en la sociedad.
Durante las negociaciones en la zona azul de la COP16, acompañamos a la vicecanciller de Colombia, Kandya Gisella Obezo Casseres, quien compartió el diálogo con delegados campesinos que demandaban quedar oficialmente referenciados como sujetos importantes en la preservación de la biodiversidad. Aunque el campesinado colombiano representa a cerca de 14 millones de personas, su rol sigue siendo invisibilizado en las políticas ambientales y sociales, y aún queda mucho por hacer para reivindicar su aporte a la sostenibilidad.
Desde el 2023, los campesinos fueron reconocidos como sujetos de especial protección, avanzando en un reconocimiento que hasta entonces les había sido negado. En esta ocasión, cinco delegados campesinos participaron activamente en la mesa de negociación de la COP16, expresando con orgullo su rol en el cuidado de la biodiversidad. Entre ellos, Piedad Guzmán Lamprea, líder de la iniciativa Trenzadas Somos Más y vocera nacional de mujeres campesinas, y el señor Tamayo, de la Asociación Nacional de Firmantes de Paz, compartieron las luchas y desafíos que han enfrentado para lograr este reconocimiento. Ambos reflejaban esperanza y alegría por estar en un momento histórico en el que pueden definir su futuro y contribuir a un mejor mañana para todos.
En el noveno día de deliberaciones, las mesas de trabajo afinaban los documentos que reconocen la labor de los pueblos afrodescendientes en la conservación ambiental. Sin embargo, aunque el reconocimiento estaba avanzando para estos pueblos, aún faltaba incluir formalmente a los campesinos como guardianes del territorio y actores indispensables en la conservación de los ecosistemas.
El campesinado colombiano ha demostrado una nobleza ejemplar: a pesar de la deuda histórica que la sociedad tiene con ellos, continúan brindando su labor diaria, produciendo los alimentos que sostienen a gran parte del país. Reconocen la importancia de este evento y las reflexiones globales que en él se generan, entendiendo que solo a través del trabajo colaborativo se podrán abordar las problemáticas ambientales que afectan a toda la humanidad.
Hoy, el campesinado colombiano ha dado un paso adelante, siendo reconocido a nivel internacional, junto a comunidades afrodescendientes e indígenas, como un actor esencial en la protección de la biodiversidad. Este momento histórico representa una conquista para un sector que durante décadas ha sido olvidado, pero que ahora se perfila como un pilar fundamental en la construcción de un futuro sostenible para todos.
Durante la COP16 y tras la presentación de la Declaración de Inírida, líderes campesinas, indígenas y afrodescendientes hicieron un enérgico llamado a adoptar medidas concretas y vinculantes que protejan la biodiversidad y a las mujeres defensoras del territorio. Cerca de 200 personas se congregaron para discutir el papel activo de las mujeres en la conservación ambiental y en la promoción de la equidad de género.
La voz femenina en defensa de la biodiversidad
Mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas de distintas regiones de Colombia y del mundo se unieron en esta cumbre para exigir un compromiso tangible que las incluya en la toma de decisiones sobre biodiversidad. Catalina, una activista del Chocó, expresó su preocupación por la falta de recursos y apoyo a las mujeres de su comunidad: “Queremos que en la COP16 no se quede en papeles, palabras o eventos. Queremos que nos tengan en cuenta a las mujeres indígenas Embera Katío, Dóvida, Chamí y afro de nuestro departamento y todo el país, y que nos ofrezcan proyectos productivos que realmente valgan la pena”, enfatizó. La COP16 brindó espacios para que las defensoras del territorio pudieran alzar su voz y ser escuchadas.
Mesas de discusión: propuestas desde el territorio
A lo largo de la cumbre en Cali, se establecieron mesas de trabajo que abordaron temas clave como la participación efectiva de las mujeres en la toma de decisiones y la conservación de sistemas estratégicos. En la mesa de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, se discutieron los impactos diferenciados que el cambio climático tiene en la salud de las mujeres. Desde efectos directos en el bienestar físico hasta las dificultades para acceder a recursos, las participantes destacaron la importancia de incorporar una perspectiva de género en las políticas ambientales.
En otra mesa, dedicada a la Gobernanza y Conservación de Saberes a través de la Biodiversidad, se subrayó la importancia de preservar los conocimientos ancestrales, fundamentales para la conservación de los recursos naturales. Mercedes Jacanamijoy, del pueblo Inga en el Putumayo, advirtió: “Las dificultades que enfrentamos con el cambio climático incluyen la escasez de agua y la desaparición de plantas originarias. Es crucial que nosotras, como mujeres, no solo seamos reconocidas, sino que también podamos aportar activamente a la biodiversidad”.
ONU Mujeres destacó en sus redes sociales la relevancia de vincular la protección del medio ambiente con la igualdad de género: “Sin el cuidado no podemos avanzar en la protección del ambiente, y no habrá una sociedad del cuidado si no interconectamos ambas agendas”.
Un recorrido en bici por la biodiversidad
Una de las iniciativas más inspiradoras de la COP16 fue En bici por la Biodiversidad. Un grupo de activistas recorrió en bicicleta el trayecto desde Bogotá hasta Cali durante cuatro días, llevando un mensaje de conciencia ambiental y medición de la calidad del aire. Esta acción simbólica resaltó la urgencia de tomar medidas no solo en las ciudades, sino también en los territorios rurales, donde los efectos del cambio climático son más pronunciados.
Reflexiones de las defensoras del territorio
Las participantes también expresaron su descontento por la falta de cumplimiento de políticas previamente establecidas. Mili Suárez, de la Fundación Manos Blancas por los Monos, señaló: “El acceso a proyectos de conservación está lleno de trámites burocráticos que muchas veces obstaculizan las ayudas que necesitamos”. Subrayó, además, el rol crucial de las comunidades locales en la protección de ecosistemas esenciales para la biodiversidad, como los humedales.
La Declaración de Inírida: un llamado a la acción
La Declaración de Inírida, resultado de esta cumbre, recoge las demandas y propuestas de las mujeres defensoras del medio ambiente. Este documento enfatiza la necesidad de que las políticas climáticas y de conservación no solo reconozcan a las mujeres como agentes de cambio, sino que también aseguren su seguridad y participación activa.
Las reflexiones de mujeres como Catalina y Mercedes subrayan que la lucha por la biodiversidad no puede desvincularse del conocimiento ancestral y la protección de quienes defienden el territorio. Como se afirmó en el foro, “sin el cuidado no podemos avanzar en la protección del ambiente”. Ahora, el compromiso recae en los gobiernos y las organizaciones internacionales que participaron en la COP16 para materializar estos acuerdos.
Durante una rueda de prensa celebrada en Cali, líderes eclesiásticos de la región dieron a conocer los compromisos que la Iglesia ha asumido para enfrentar la crisis climática. Con inspiración en las enseñanzas del papa Francisco y su reciente exhortación Laudate Deum, la iniciativa busca integrar la ecología integral como eje central de su actuación. En los días de la COP16, la Iglesia ha reafirmado su rol en la defensa del medio ambiente, participando activamente en los espacios de diálogo y negociación multilateral.
La presentación del plan, denominada “La Ruta Laudate Deum”, estuvo encabezada por monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali; monseñor Juan Carlos Barreto, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; y Liliana Zamudio, subdirectora de Pastoral Social Cáritas Colombiana. También participaron Musamba Mubanga, asesora en seguridad alimentaria, junto a Nicolás Meyer y Víctor Genina, representantes de Cáritas Internationalis y Cáritas América Latina y el Caribe.
Los voceros destacaron la activa participación de la Iglesia en la COP16, tanto en la Zona Verde como en la Zona Azul, espacios que han permitido visibilizar las iniciativas comunitarias enfocadas en la protección del medio ambiente. En más de 30 eventos, se abordaron temas como justicia ambiental, biodiversidad, cambio climático y reforestación. “Hemos contado con la participación de más de mil personas de forma presencial, reflejando el compromiso de las comunidades con la ecología integral y la protección de los territorios”, expresó un representante durante la conferencia.
En la Zona Azul, donde se discuten acuerdos multilaterales bajo la coordinación de la ONU, la Iglesia reafirmó tres compromisos clave:
1. Compromisos Gubernamentales: Monitorear los compromisos ambientales de los gobiernos y asegurar la inclusión de la sociedad civil en la toma de decisiones.
2. Visibilización de Buenas Prácticas: Promover experiencias exitosas surgidas en los territorios, que evidencian la resiliencia de las comunidades frente a los desafíos ambientales.
3. Conexión entre Actores Relevantes: Facilitar la articulación entre comunidades, organizaciones y gobiernos, garantizando la participación activa de las poblaciones en proyectos de impacto local.
Así mismo, el santo padre Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de la Pastoral Social Cáritas Colombia, en entrevista con Elcampesino.co, habló sobre la importancia de la Iglesia en este proceso:
“El papel de la Iglesia y de la misión de la Pastoral Social Nacional en esta COP16 está inspirado por el magisterio del Papa Francisco. Venimos aquí a celebrar la cultura del encuentro, asumiendo compromisos compartidos con el Estado, la sociedad civil y empresarios, avanzando juntos para cuidar la Casa Común. No somos depredadores abusivos, sino custodios inteligentes que piensan en las presentes y futuras generaciones. La Iglesia tiene una palabra que decir, un testimonio que dar y aprendizajes para compartir con todos”.
La Ruta Laudate Deum no es solo una hoja de ruta para la acción, sino también una invitación a la transformación espiritual y civilizatoria, destacaron los líderes eclesiásticos. Inspirada en las encíclicas Laudato Si’ y Laudate Deum, esta propuesta promueve la conversión ecológica como un camino hacia el bien común y la preservación de la Creación. Además, subraya la importancia de reconocer la sabiduría ancestral de pueblos indígenas y afrodescendientes en la construcción de soluciones sostenibles.
“La conversión ecológica no es una opción más, sino una necesidad urgente para restaurar la hermandad y sinodalidad entre los creyentes, en un esfuerzo conjunto por proteger nuestra Casa Común”, concluye el comunicado.
La Iglesia Católica reafirma así su compromiso de ser un actor protagónico en la búsqueda de un futuro sostenible, sumando su voz a los foros internacionales como la COP16 en favor del planeta y la humanidad.
La Coalición fue presentada ante el Segmento de Alto Nivel que se instaló en la Zona Azul conformado por el secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, seis jefes de Estado, cinco cancilleres, 114 ministros, 33 viceministros y 24 representantes de alto nivel, así como 81 organizaciones y ONG. Por primera vez, cinco presidentes de Guinea Bissau, Ecuador, Haití, Armenia y Surinam participaron en este importante espacio.
22 países, 40 organizaciones mundiales y cerca de 80.000 personas ya se unieron a la Coalición de Paz con la Naturaleza, atendiendo el llamado del Gobierno colombiano a tomar medidas para enfrentar la crisis del planeta.
La iniciativa ha ganado un respaldo contundente:en tan solo tres días, cerca de 80.000 personas se han unido a la Coalición a través de las plataformasAvaaz y change.org. Este movimiento seguirá abierto y activo durante los próximos dos años, durante el mandato de Colombia en la presidencia de la COP de biodiversidad, consolidando un esfuerzo global por la protección de la naturaleza y el equilibrio ambiental.
“Esta coalición llama a hacer un cambio de relación profundo con la naturaleza y por lo tanto no es una declaración de tipo técnico, sino es una declaración política, pero que tiene una raíz profunda”, dijo la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad.
Esta coalición fue lanzada de manera formal durante el Segmento de Alto Nivel en la Zona Azul de la COP16 y posteriormente en la Zona Verde con la ciudadanía y los sectores que participan en la COP de la Gente.
Paz Con la Naturaleza, una declaración de los pueblos
Además, explicó Muhamad, esta no es una declaración de los gobiernos, sino que es una declaración de la movilización de los pueblos, de los sectores y de todo aquel que se sienta convocado a hacer esta transformación política, que incluye también a los gobiernos que quieran firmar.
El lanzamiento oficial fue realizado por el canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo,donde enfatizó en que la coalición representa “una oportunidad para construir una estrategia conjunta que le haga frente a la crisis climática, a la pérdida de biodiversidad, que busca cuidar los sistemas y que pretende acelerar el tránsito a un nuevo modelo económico verde”.
Así mismo, el secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, reafirmó el compromiso de la ONU con la coalición: “Hacer Paz con la Naturaleza es la tarea que define el siglo XXI. Y este es el espíritu de la declaración de hoy de la Coalición Mundial por la Paz con la Naturaleza, un llamado a la acción para mejorar los esfuerzos nacionales e internacionales hacia una relación equilibrada y armoniosa con la naturaleza, protegiendo la naturaleza, conservando, restaurando, utilizando y compartiendo de manera sostenible nuestra biodiversidad global. Un llamado a reconocer el conocimiento vital, las innovaciones y las prácticas de los pueblos indígenas y afrodescendientes, agricultores y comunidades locales, un llamado por la vida”.
La coalición es una gran movilización mundial que ha generado conciencia sobre la importancia de proteger la biodiversidad, en un trabajo conjunto que requiere acciones contundentes de todo el Gobierno y toda la sociedad.
Entre la lista de países que se han sumado están Alemania, Andorra, Antigua y Barbuda, Austria, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, España, Estonia, Finlandia, Honduras, Madagascar, México, Moldavia, Noruega, Suecia, Polonia, Togo, Uganda y Uruguay.
Finalmente, para sellar esta gran movilización, se llevó a cabo el lanzamiento de esta coalición también en la tarima Farallones de la Zona Verde de la COP16, donde se congregaron más de 500 personas para ratificar su apoyo al cuidado y la conservación de la biodiversidad.
En el marco de la COP16, este lunes se conmemoró el Día Mundial de la Alimentación con varios eventos enfocados en la transformación de los sistemas agroalimentarios y la manera en la que se pueden desarrollar prácticas sostenibles para prevenir la pérdida de la biodiversidad y su regeneración.
La jornada inició con un encuentro en el que diferentes representantes de entidades del Gobierno y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) discutieron la importancia de involucrar a las comunidades en la lucha contra el cambio climático y la construcción de paz a través de sistemas agropecuarios resilientes y sostenibles, para hacer de Colombia una gran despensa agrícola que garantice la soberanía alimentaria y una nutrición adecuada.
La ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, aseguró que»queremos decirle al mundo que los sistemas agroalimentarios en Colombia son, potencialmente, una solución en la lucha contra el cambio climático y para reconstruir la biodiversidad. En un país como el nuestro, que ha sido azotado por la guerra, son una apuesta para la paz y la construcción de la democracia.
Reconocer lo que el campesinado, las comunidades indígenas y afro han hecho por los ecosistemas es indispensable para transformar nuestros sistemas agroalimentarios y volverlos sostenibles y resilientes».
De hecho, en esta COP16, es inédito el encuentro de voces de las comunidades campesinas y étnicas en torno a la discusión de acciones para proteger la biodiversidad y la diversidad cultural de Colombia y el mundo.
Por su parte, Godfrey Magwenzi, jefe de Gabinete de la FAO, reiteró que en el momento en el que se pone en riesgo la biodiversidad también se pone en peligro la alimentación del mundo. Magwenzi celebró la voluntad del Gobierno del Cambio por avanzar en esta discusión, teniendo en cuenta la multiculturalidad de nuestro país.
Cuidar de la biodiversidad, es cuidar del futuro de la alimentación.
Lazos invisibles nos conectan a todos, incluidas las plantas, animales y micro-organismos, así como a los humanos; personas que trabajan en la producción de alimentos, y personas que consumen esos alimentos. Así se vinculan de manera estrecha la biodiversidad y la alimentación.
Este tema, central en la agenda de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad (CBD) en su décimo sexta edición (COP16) realizada en Colombia, el 28 de octubre presentó un balance sobre el estado de los sistemas agroalimentarios, retos y oportunidades de mejora.
En este evento paralelo de la COP16, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en alianza con la (CDB) y los Ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente) y de Agricultura y Desarrollo Rural (MinAgricultura) de Colombia, participaron más de 35 delegados de 13 países con un tema clave para el desarrollo de la humanidad, en el Día de la Alimentación.
¿El propósito? Evaluar las medidas que se han tomado, los resultados obtenidos a la fecha, y las nuevas apuestas que debemos asumir como humanidad frente a la triple crisis planetaria: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, siendo esta última una consecuencia de las dos primeras.
Y es que la biodiversidad es la base de la seguridad alimentaria y la nutrición, pero la estamos perdiendo a un ritmo acelerado. Un ejemplo de ello se encuentra en el uso de las plantas; actualmente solo nueve especies representan el 66 % de nuestra producción mundial de cultivos; aunque a lo largo de la historia han existido más de 6 000 especies.
“Frenar la pérdida de biodiversidad debe contemplar la integración de las comunidades rurales, custodias de esta riqueza”, afirmó la Ministra de MinAgricultura, Martha Carvajalino, al manifestar que es así como lo ha contemplado el Gobierno Nacional, agregando que no deben ser estas comunidades quienes enfrenten los mayores impactos del cambio climático.
El Plan de Acción para la conservación de la biodiversidad que ha presentado Colombia, tiene en el centro la transición a la agroecología, la reconversión productiva y la distribución justa de la tierra, manifestó la Ministra Carvajalino. Asimismo, destacó el reciente nombramiento de Colombia como sede de la II Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural +20, aprobada la semana pasada en Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, organizado por la FAO.
“En este cierre del Día de la Alimentación, queremos convocarles a que sumemos esfuerzos y nos permitamos apostar por un mundo distinto, sin hambre, en paz y en el que logremos hablar de un mundo que construye la revolución por la vida”, concluyó.
Por su parte, David Cooper, Secretario Ejecutivo Adjunto del CDB, resaltó que “10 de las metas del del Marco Mundial de Diversidad Biológica Kunming-Montreal (KMGBF), y en general cada una de las 23 metas guardan una relación con los alimentos”. Godfrey Magwenzi, Director de Gabinete de la FAO, destacó la integración de acciones que MinAgricultura y MinAmbiente han expresado en el Día de la Alimentación. “Debemos ver la alimentación y la agricultura de manera integral, esto implica que los países articulen acciones para impulsar la sostenibilidad y el cuidado de la biodiversidad que esta implica”.
“Conocimos en este Día de la Alimentación los éxitos y dificultades que los países han venido enfrentando para avanzar en la integración de acciones en favor de la biodiversidad, fuente básica de la alimentación”, expresó el Directo de Gabinete de la FAO, al destacar el rol protagónico de la juventud en estos asuntos.
“Desde la FAO estamos comprometidos con la lucha contra el hambre que hoy azota a una de cada 11 personas en el mundo padece hambre, y la herramienta principal para combatirla está en los sistemas agroalimentarios, pero el funcionamiento de estos debe mejorar, haciendo un uso eficiente y sostenible de los recursos naturales y de los alimentos producidos”, indicó Kaveh Zahedi, Director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medioambiente de la FAO. “Las soluciones en los sistemas agroalimentarios son absolutamente esenciales para enfrentar los grandes desafíos relacionados con el clima, la biodiversidad y la gestión de tierras, deben priorizarse en los acuerdos ambientales multilaterales, recibir más recursos cualitativos y cuantitativos, e integrarse plenamente en los procesos de planificación y estrategias nacionales”, agregó.
La conservación y el uso sostenible de la biodiversidad ha sido y sigue siendo fundamental en el mandato de la FAO. Su trabajo en biodiversidad se guía por su Estrategia para la Integración de la Biodiversidad en los Sectores Agrícolas y el Plan de Acción, enfocándose en construir sistemas agroalimentarios resilientes que puedan abordar la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas.
Es por esto, que una apuesta central y en contribución al cumplimiento de las metas propuestas, junto con la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la FAO lanzará el próximo 30 de octubre, en el marco de la COP16 la Iniciativa de Apoyo a las Agri-NBSAPs.
La conservación y el uso sostenible de la biodiversidad ha sido y sigue siendo fundamental en el mandato de la FAO. Su trabajo en biodiversidad se guía por su Estrategia para la Integración de la Biodiversidad en los Sectores Agrícolas y el Plan de Acción, enfocándose en construir sistemas agroalimentarios resilientes que puedan abordar la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas. Es por esto, que una apuesta central y en contribución al cumplimiento de las metas propuestas, junto con la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, la FAO lanzará el próximo 30 de octubre, en el marco de la COP16 la Iniciativa de Apoyo a las Agri-NBSAPs.
Esta iniciativa se enfocará en 15 países y ayudará a identificar herramientas financieras avanzadas, esquemas y mecanismos, y políticas innovadoras que incentiven prácticas favorables a la biodiversidad en los sistemas agroalimentarios, midiendo su impacto en la biodiversidad y los resultados socioeconómicos, acelerando así la implementación del Marco Global de Biodiversidad.
La FAO también publicará un nuevo informe, “Impactos en la Biodiversidad de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional en los Sistemas Agroalimentarios”, que examina cómo las acciones emprendidas para alcanzar los objetivos de adaptación y mitigación climática a través de los sistemas agroalimentarios pueden impactar la biodiversidad, y cómo identificar sinergias y beneficios compartidos entre estas áreas de trabajo altamente interconectadas.
La pérdida de biodiversidad ha alcanzado niveles alarmantes, amenazando no solo los ecosistemas sino también la estabilidad económica y el bienestar humano. La COP16, bajo el Convenio de la ONU sobre la Diversidad Biológica, es el espacio donde los gobiernos deben demostrar si son capaces de cumplir sus compromisos y enfrentar los desafíos ambientales y sociales que enfrenta el planeta. WWF ha sido enfático en señalar que la ventana de oportunidad para detener esta crisis se está cerrando rápidamente, y que esta conferencia no puede permitirse ser otra reunión de buenas intenciones sin resultados tangibles.
La COP16 marca un momento determinante tras el Acuerdo Kunming-Montreal, alcanzado en 2022, que estableció la meta de detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030. Este acuerdo fue calificado como el equivalente al Acuerdo de París en términos climáticos. Sin embargo, WWF advierte que el camino hacia esa meta se encuentra plagado de obstáculos, desde la falta de datos y financiamiento hasta la inestabilidad política en varios países, especialmente en las naciones del sur global. La organización subraya que todavía existe una preocupante brecha entre los compromisos asumidos y las acciones concretas realizadas por los países hasta la fecha.
El Rol Crucial de la COP16 y las Propuestas de WWF
De acuerdo con los informes más recientes de la Secretaría de la ONU para el Convenio sobre la Diversidad Biológica, 61 países han presentado sus metas nacionales en el marco del Acuerdo Kunming-Montreal, pero apenas 15 han publicado Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAPs). Esto refleja la urgencia de acelerar los procesos para que los compromisos no queden en promesas vacías. WWF insiste en que los países deben no solo cumplir sus propias metas, sino también apoyar a otras naciones, especialmente aquellas con menos recursos, para que puedan implementar las suyas.
NBSAPs y la necesidad de monitoreo y evaluación:
WWF plantea que la COP16 debe ser el escenario para que las Partes aceleren la creación y ejecución de sus NBSAPs. Además, es fundamental acordar un marco de seguimiento y procedimientos para la revisión de los avances a nivel global, con miras a mantener la coherencia y la transparencia en los compromisos asumidos. Esto permitirá a los países compartir aprendizajes y ajustar sus políticas en tiempo real, evitando retrocesos innecesarios.
Un nuevo paradigma económico: Paz con la naturaleza
Sandra Valenzuela, directora general de WWF Colombia, subraya en entrevista con el periódico Elcampesino.co que la crisis de biodiversidad está intrínsecamente relacionada con los conflictos sociales y económicos. Según Valenzuela, es vital que los ecosistemas se integren en las dinámicas económicas nacionales mediante modelos de economía basada en la naturaleza, que reconozcan los derechos de las comunidades locales y promuevan una distribución equitativa de los beneficios derivados de la biodiversidad. “Hacer la paz con la naturaleza significa cambiar nuestra forma de abordar los conflictos socioeconómicos, integrar la naturaleza en la economía y garantizar que las voces de los campesinos y habitantes rurales sean escuchadas y valoradas”, afirmó Valenzuela. Esta visión incluye también la creación de mecanismos financieros justos que favorezcan la sostenibilidad de las comunidades en los territorios biodiversos.
Los Puntos Clave para un Resultado Exitoso en la COP16
WWF identifica cuatro áreas prioritarias que deben ser abordadas en esta cumbre para garantizar resultados significativos:
1. Financiamiento suficiente y accesible:
La cumbre debe fomentar confianza para la movilización de recursos financieros que permitan implementar el Acuerdo Kunming-Montreal. Se necesita una financiación adecuada, oportuna y accesible para las comunidades indígenas y locales, así como mecanismos que alineen flujos financieros públicos y privados hacia la conservación.
2. Incorporación de derechos humanos en la conservación:
Las decisiones sobre biodiversidad deben integrar un enfoque basado en los derechos humanos, promoviendo la equidad social y la rendición de cuentas. WWF señala que los pueblos indígenas y las comunidades locales deben ser reconocidos como actores clave en la protección de la naturaleza, garantizándoles participación activa y justa en los procesos de toma de decisiones.
3. Fortalecimiento de la sinergia entre la biodiversidad y la acción climática:
La COP16 debe consolidar los vínculos entre la biodiversidad y la acción climática, integrando ambos aspectos en las próximas cumbres del clima. La naturaleza es uno de los aliados más poderosos en la lucha contra el cambio climático, y su protección es esencial para la mitigación de impactos y la adaptación de las comunidades vulnerables.
4. Participación justa en los beneficios de los recursos genéticos (DSI):
Es necesario establecer un mecanismo multilateral que garantice una distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la información genética de la biodiversidad. Esto contribuirá a generar incentivos económicos para la conservación y asegurará que las comunidades locales reciban los beneficios correspondientes.
El Tiempo Se Agota
WWF advierte que esta cumbre debe marcar un antes y un después en la forma en que los países abordan la crisis de biodiversidad. La historia ha demostrado que las cumbres globales suelen concluir con promesas grandilocuentes que se disuelven con el tiempo. Sin embargo, la naturaleza no puede esperar más. La ventana de oportunidad para actuar se está cerrando rápidamente, y una vez que alcancemos el punto de no retorno, poco quedará por hacer.
La COP16 en Cali no puede permitirse ser otra cumbre de promesas incumplidas. Es el momento de tomar decisiones valientes, respaldadas por recursos adecuados y una voluntad política firme. La conservación de la biodiversidad no es solo una cuestión ambiental; es una necesidad económica y social que define el bienestar y la supervivencia de la humanidad. WWF, con su llamado a la acción, nos recuerda que proteger la naturaleza es protegernos a nosotros mismos. Lo que está en juego no es solo la biodiversidad, sino el futuro de las generaciones por venir.
El ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, participó en el Foro «Educación: Potencia de la Vida», un espacio en la COP16 donde mujeres de pueblos indígenas de Colombia tuvieron la oportunidad de compartir y dialogar sobre la «Paz con la naturaleza» y cómo hacerla realidad en las comunidades educativas.
«Tuvimos un panel muy interesante con las cuatro lideresas de distintos rincones del país que vienen adelantando procesos para transformar integralmente la educación en clave con la acción climática. Discutimos sobre cómo la educación ambiental se tiene que articular con los saberes ancestrales para podernos relacionar mejor con la naturaleza y generar acciones que conduzcan hacia la justicia climática. Los proyectos de educación ambiental deben guiarnos hacia una colaboración colectiva que integre saberes ancestrales, populares y científicos, con el fin de desarrollar planes de transformación territorial», afirmó el ministro Daniel Rojas.
Para lograrlo, las lideresas aseguraron que es necesario contar con un contexto incluyente y progresista que integre las diferentes visiones y saberes propios, comunitarios, académicos, científicos y populares para construir nuevas realidades alineadas con la defensa de la vida, la paz y el bienestar humano.
Bajo ese contexto, el sistema educativo colombiano debe estar acorde con esas transformaciones. Por eso, la apuesta al fortalecimiento de la educación «formal» y la educación propia, popular y comunitaria mediante la promoción del acceso abierto a recursos educativos, aumento en la cobertura con matrícula cero, educación integral desde la primera infancia y durante todo el tránsito vital, entre otras estrategias que se desarrollan con el pueblo y para el pueblo.
Una de ellas es la consolidación del Sistema Educativo Indígena Propio (SEIP), el cual reconoce y respeta sus particularidades sociales, culturales, lingüísticas y territoriales. Este se concibe como un tejido de procesos, procedimientos y acciones de la educación indígena propia, fundamentado en principios culturales y político-organizativos, que sustentado por la Madre Tierra contribuye a la permanencia y pervivencia de los pueblos indígenas, abriendo las posibilidades de la educación propia en sus respectivos territorios.
Por la particularidad de su origen, principios, características, propósitos y desarrollos, el Sistema Educativo Indígena Propio representa una apuesta innovadora y única que desde el momento en que se expida la normativa que lo regulará, existirá junto con el Sistema Educativo Nacional en Colombia.
«Han sido reuniones, años de consulta y discusión para lograr acuerdos con los pueblos ancestrales y desarrollar una Política de Educación Indígena Propia, que pronto será parte de nuestro sistema educativo nacional por la vía del decreto nacional», aseguró el ministro Rojas.
También destacó la Política Nacional de Educación Ambiental como una estrategia clave para construir «Paz con la naturaleza» en el entorno educativo. Esta propone una educación ambiental que promueva la formación y el desarrollo de una ciudadanía crítica y consciente de la interdependencia entre la humanidad y la naturaleza, con un enfoque de contextualización territorial y abordaje interdisciplinario.
La Política Nacional de Educación Ambiental contempla un marco conceptual y estratégico, el cual se refiere a la incorporación de la dimensión ambiental en la educación formal y establece como uno de sus instrumentos el Proyecto Ambiental Escolar (PRAE), con el que se busca aportar a la sostenibilidad ambiental y al cuidado de la biodiversidad en el país.
Pero, ¿cuál es el vínculo entre la megadiversidad biológica y la multiculturalidad?
La vida es un tejido de interrelaciones diversas que florece en escenarios complejos, donde interactúan especies, poblaciones y entornos. Es esencial reconocer que, a pesar de los avances tecnológicos, los seres humanos están intrínsecamente conectados con la naturaleza, y nuestra subsistencia depende profundamente de ella.
Por esta razón, al reconocer las interrelaciones entre las comunidades étnicas y rurales, se ha logrado cuidar y preservar la vida mediante sistemas de conocimiento que promueven prácticas sostenibles en los territorios. De este modo, al proteger estos sistemas de conocimiento, también se salvaguarda el tejido de la vida y la paz con la naturaleza.
Finalmente, la educación ambiental aporta a la formación de ciudadanos y ciudadanas éticos y responsables, con la oportunidad de reconocer en el diálogo de saberes (científicos, ancestrales, tradicionales y empíricos) una fuente para el fortalecimiento de las competencias para el manejo sustentable del ambiente. Esto les permitirá a los niños, niñas y jóvenes tomar decisiones informadas sobre la gestión ambiental, siendo respetuosos consigo mismos, con los demás y con su entorno.
Durante las jornadas del fin de semana, la COP16 destacó tanto por sus avances en políticas ambientales como por momentos culturales de gran impacto. Entre los eventos más relevantes, se anunció la creación de un bloque indígena amazónico con representación de los nueve países que comparten la cuenca del Amazonas: Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa. Además, la declaración de nuevos fondos para la protección del Chocó Biogeográfico subrayó la importancia de esta cumbre para la biodiversidad regional. A continuación, los cinco acontecimientos más importantes del fin de semana.
1. Creación del G9 de Pueblos Indígenas de la Amazonía
Durante el sábado, se oficializó el nacimiento del G9, un bloque que agrupa a organizaciones indígenas de los nueve países que comparten territorio amazónico: Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y la Guayana Francesa. Este grupo busca influir en las negociaciones climáticas globales, como las realizadas en la COP16, con demandas concretas: políticas contundentes para frenar la minería ilegal y el crimen organizado, acceso directo a financiamiento internacional, titulación de tierras y creación de nuevos resguardos indígenas.
2. Anuncio del fondo para proteger el Chocó Biogeográfico
El canciller colombiano Luis Gilberto Murillo informó sobre la creación de un fondo para la protección del Chocó Biogeográfico, un corredor de biodiversidad que atraviesa Colombia, Panamá, Ecuador y Costa Rica. Esta región alberga una de las mayores diversidades biológicas del mundo, pero enfrenta amenazas crecientes. Aunque el fondo aún no cuenta con recursos específicos, se espera que el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) gestione los aportes de los países y organismos internacionales comprometidos con la conservación de este ecosistema.
3. El Instituto Humboldt se consolida como referente en biodiversidad
Un nuevo reconocimiento al liderazgo científico de Colombia fue la designación del Instituto Humboldt como centro de apoyo técnico y científico para el Convenio de Diversidad Biológica. En este rol, el instituto colaborará con 12 países latinoamericanos en la implementación del Marco Mundial de Biodiversidad, proporcionando información y recomendaciones para detener la pérdida de especies y preservar ecosistemas clave en la región.
4. Expectativa por el Día de las Finanzas y cierre de negociaciones
El lunes, la atención se centrará en el financiamiento. El déficit global para la conservación de la biodiversidad asciende a 700 mil millones de dólares anuales, por lo que se espera que la jornada financiera de la COP16 anuncie nuevos aportes al fondo destinado a apoyar a los países en desarrollo en sus esfuerzos por proteger la biodiversidad. Además, los días finales de la cumbre serán determinantes para definir acuerdos que impulsen la implementación de las metas climáticas y de biodiversidad.
5. Un cierre cultural con Rubén Blades y artistas locales
El sábado por la noche, el estadio Pascual Guerrero en Cali fue escenario de un concierto que combinó música y conciencia ambiental. Entre los artistas destacados estuvieron Nidia Góngora y Anati Hughes, pero el plato fuerte de la noche fue Rubén Blades, quien interpretó canciones poco habituales en su repertorio. El cierre del evento quedó a cargo de Herencia de Timbiquí, cuyo espectáculo se extendió hasta la medianoche, creando una conexión entre la cultura y el espíritu ambiental de la COP16.
La COP16 no solo ha servido como plataforma para definir políticas ambientales, sino que también ha resaltado la importancia de integrar las voces indígenas y promover la cultura como herramienta para el cambio. Con el inicio del Día de las Finanzas y los últimos días de negociaciones, se espera que esta cumbre arroje resultados concretos que permitan avanzar en la lucha contra la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.
Sigue atento a las próximas novedades en Elcampesino.co.
Las negociaciones sobre financiamiento en la COP16 no solo reflejan diferencias políticas, sino un largo historial de tensiones entre las naciones del Norte y del Sur global. Para entender esta discordia, es necesario regresar a la COP15, celebrada en Montreal en 2022, donde se estableció el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal con 23 ambiciosas metas para detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030. A pesar del entusiasmo inicial, una decisión crucial generó desacuerdo: la asignación de la administración del fondo de biodiversidad al Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), lo que dejó insatisfechos a muchos países en desarrollo.
Desarrollo
Algunos países del bloque africano, junto con Colombia y Brasil, exigen la creación de un fondo administrado directamente por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Alegan que el acceso a los recursos del GEF ha sido complicado y lento, y que las decisiones financieras no reflejan un equilibrio adecuado entre los intereses de todos los países. Una evaluación independiente presentada antes de la COP16 concluyó que es necesario redoblar esfuerzos para garantizar la participación activa de los países receptores y agilizar el acceso a los fondos.
En contraste, países desarrollados como Canadá, Australia, Japón y Suiza se oponen a crear un nuevo fondo, argumentando que fragmentaría aún más el panorama financiero global. Aunque reconocen las críticas al GEF, proponen fortalecer su estructura para atender las demandas de los países en desarrollo.
Fischler, desde WWF Internacional, ilustra la situación con la metáfora de dos burros en un puente estrecho, donde ninguno cede el paso, amenazando con hacer caer a ambos. A este dilema se suma otro problema apremiante: la escasez de recursos disponibles. Aunque la meta es movilizar 20.000 millones de dólares anuales hacia los países en desarrollo para 2025, y 30.000 millones a partir de 2026, el fondo apenas cuenta con 244 millones de dólares, apenas el 1 % del objetivo.
Un círculo vicioso entre deuda, clima y naturaleza
Durante las negociaciones, se presentó un informe titulado “Deuda, Naturaleza y Clima”, encargado por los gobiernos de Colombia, Kenia, Francia y Alemania. Este estudio señala la interconexión entre la deuda externa, la degradación ambiental y la crisis climática, advirtiendo que estos factores se retroalimentan y agravan mutuamente. Las tensiones medioambientales obligan a muchos países a endeudarse para responder a desastres naturales, encareciendo el crédito y frenando su crecimiento económico. Esto impide que estas naciones adopten modelos de desarrollo sostenibles y resilientes al clima.
Un estudio del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC) revela que la mayoría de los recursos obtenidos por los países de la región provienen de préstamos, lo que genera más deuda e intereses a pagar, complicando aún más su situación financiera.
La falta de consenso sobre el financiamiento amenaza con repetir los fracasos de las Metas de Aichi, las antecesoras de Kunming-Montreal, como lo señaló David Obura, jefe de la IPBES. Si los países donantes no cumplen con su compromiso de movilizar 20.000 millones de dólares anuales para 2025, las metas establecidas podrían quedar en el papel. En este momento, la pelota está en la cancha de las naciones desarrolladas, que deben demostrar voluntad política para evitar que las tensiones arruinen el proceso.
Ceder es la única vía para evitar que todos caigan y garantizar que la COP16 sea un paso adelante en la lucha por la biodiversidad.
Los representantes indígenas, campesinos, afrocolombianos, raizales y palenqueros, junto con mujeres, jóvenes, niños y niñas, presentaron los resultados de las cumbres previas y reafirmaron su compromiso con la defensa de la biodiversidad y las formas de vida. Estas comunidades, históricamente guardianes de la naturaleza, declararon su voluntad de seguir construyendo la Paz con la Naturaleza, exigiendo el reconocimiento de sus saberes ancestrales y el papel fundamental que desempeñan en la conservación del planeta.
En la declaración, realizada con apoyo de los ministerios de Ambiente y Agricultura, las mujeres exigen la implementación participativa de un plan de género en las acciones de conservación y se comprometen a formar parte activa del Plan de Acción de Biodiversidad.
Así mismo, las comunidades de campesinos demandan mayor reconocimiento como protectores de la biodiversidad y se comprometen a fortalecer sus territorialidades para garantizar la seguridad alimentaria, la agroecología y la conservación de semillas nativas.
Por su parte, los pueblos afrocolombianos, raizales y palenqueros piden su inclusión en el artículo 8J del Convenio de Diversidad Biológica y reiteran la necesidad de fortalecer la participación de las comunidades en la toma de decisiones, con especial enfoque en género, conocimiento tradicional y financiación directa para proyectos de conservación.
Además, niños, niñas, adolescentes y jóvenes se comprometen a impulsar proyectos colaborativos de protección de la naturaleza y reclaman formación en comunicación y la creación de espacios de diálogo para fortalecer su rol en la preservación del ambiente.
Finalmente, los pueblos indígenas demandan el respeto por la espiritualidad, los territorios y saberes ancestrales; y solicitan al Gobierno Nacional garantizar la protección de sus territorios, el acceso a recursos para la conservación y la participación efectiva en todos los escenarios de toma de decisiones.