viernes, junio 20, 2025
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Clausura online en tiempos de pandemia: más allá de lo previsto

Lo que parecía imposible, se hizo realidad gracias al tesón de los participantes del curso de Alfabetización Digital de las Escuelas Digitales Campesinas. Casi a mitad del proyecto se declaró la cuarentena nacional y el camino a seguir se cubrió de niebla. La mejor alternativa era culminar el proceso formativo a distancia, de manera virtual, pero ¿cómo lograrlo con estudiantes que apenas empezaban a dar sus primeros pasos en el mundo digital?

Recorrimos un camino muy especial, bastante accidentado: contratiempos, pérdida del fluido eléctrico, baja señal de internet en varios casos, escasez de computadores o tabletas en las casas de los participantes y la imposibilidad de reunirnos en la sala de informática para avanzar con la formación. Así las cosas, se puso en marcha el plan b, que consistió en convertir las clases en programas de radio y videos –clases virtuales-, y hacer seguimiento personalizado a cada estudiante, aprovechando que la mayoría de ellos tenían celulares inteligentes, WhatsApp y Wifi.

Al final del curso, todo culminó en una ceremonia sin precedentes para nuestro grupo de trabajo ¡Clausura Virtual por Facebook Live!, con la intervención de los estudiantes y la compañía de representantes de COSUDE, ASIR SABA y ACPO, y con la participación de Martha Cecilia Velasco Guzmán, señora alcaldesa de Corinto, Maglioni Yatacué, docente representante de la Institución Educativa Carmencita Gutiérrez de Cardona.

¿Y qué quedó de tantas peripecias, de la incertidumbre de no saber si el final del camino sería bienaventurado? El agradecimiento efusivo de los 51 líderes y lideresas, habitantes de la zona rural de Corinto, adultos, jóvenes y niños que pudieron recibir la certificación como premio a su dedicación. 

El impacto digital en las comunidades rurales

Queda el gozo inmenso de haber saltado la brecha y de haber podido implementar una nueva manera de hacer llegar las EDC a esos hombres y mujeres sedientos de conocimientos nuevos, mediante la enseñanza digital.  Queda, finalmente, el eco de estas voces resonando a través de las redes sociales a las que antes algunos de los participantes temían acercarse:

Leonardo Henao Medina (Tesorero del Acueducto de la Vereda La Laguna-Media Naranja): “doy gracias por este curso porque todo lo que yo había aprendido era empírico y no utilizaba todas estas herramientas tal y como verdaderamente hay que utilizarlas. 

Yo como Nasa siempre estoy realizando la comunicación propia, pero creo que este ha sido un cambio en mi forma de vida porque es tener todas estas herramientas y saber cómo utilizarlas.  Creo que con esto haré una labor dentro de este territorio, dentro de mi Comunidad, con mejores presentaciones, con mejor dinamismo estaré llevando a cabo toda esta enseñanza, y lo bueno es llevar a la práctica todo lo que hemos aprendido. 

Por eso les doy las gracias a las Escuelas Digitales Campesinas.  Y enseñar también a los jóvenes de nuestro territorio que tenemos una herramienta como las Escuelas Digitales Campesinas a nuestra disposición para nuestro aprendizaje, dentro de nuestro territorio”.

Orleny Vitonas (Miembro del Comité de Agua – Crucero La Secreta): “en cuanto a cómo me ha mejorado mi vida en las Escuelas Digitales Campesinas: aprendí a entrar al teléfono inteligente, muchas cosas sobre las redes sociales y a compartir con mis compañeros, lo que ellos aprendieron me lo enseñaron a mí.  Y pues en este tiempo he aprendido y quiero seguir aprendiendo para entrar y mirar lo que nos trae el teléfono, para qué nos sirve y qué beneficios nos trae”.

Mariluz Musicué Trochez (Comunera – Crucero La Secreta): “en este curso lo que me ha cambiado la vida, es que aprendí muchas cosas que no sabía.  No podía ni prender un computador, no sabía ni navegar en eso; lo único que sabía era Facebook, no más.  Pero ya sé entrar, crear un correo, ver todas esas páginas, para escribir… pues eso es lo que he aprendido”.

Ana María Cuetia (Lideresa – corregimiento Rionegro): “las clases virtuales nos cambiaron la vida, porque vimos otras formas de estudiar y vimos la importancia de la tecnología digital”.

Educación: herramienta poderosa contra la inequidad

Este proyecto se pudo realizar gracias a diversas instituciones que aunaron sus fuerzas, y que estuvieron presentes en la clausura virtual. Para Mariana Córdoba, Directora General de ACPO, el contexto actual generado por la pandemia, nos permite volver a pensar la comunicación como herramienta de desarrollo comunitario y pensar a los líderes como protagonistas de ese desarrollo: “Vivimos realmente en un mundo de muchísimas incertidumbres, yo quisiera solamente finalizar con una certeza y es que la educación en el campo sigue siendo una de las herramientas más poderosas contra las iniquidades y la violencia”.

Por su parte, Tania García Méndez, Especialista en Fortalecimiento Institucional del Proyecto ASIR-SABA (COSUDE) destacó cómo la cuarentena que en un principio parecía una adversidad, terminó siendo una oportunidad para fortalecer las competencias de los participantes: “Todos reflexionábamos que al final logramos el cometido que era utilizar las herramientas tecnológicas para llevar a cabo procesos de formación”.

Otra institución fundamental para el desarrollo del curso fue la Institución Educativa Carmencita Gutiérrez del corregimiento de Rionegro-Corinto, la cual facilitó espacios y equipos de cómputo para la fase presencial del curso. Durante la clausura virtual, el profesor Maglioni Yatacué felicitó a los participantes de las tres veredas que recibieron su certificación, y los exhortó a seguir adelante con su formación aprovechando los recursos digitales y creando comunidades de aprendizaje virtual: “recuerden que requerimos una comunidad mejor educada y con unas mejores habilidades tecnológicas”.

Finalmente, la Sra. Martha Cecilia Velasco Guzmán, Alcaldesa de Corinto, saludó a los 51 estudiantes del curso Sus Primeros Pasos en el Mundo Digital, animándolos a seguir siendo agentes de la transformación positiva de sus entornos: “a ustedes como líderes decirles que no termina todo aquí, que es el momento de seguir adelante porque hoy el mundo virtual, la tecnología y la innovación nos llevan a capacitarnos cada día más en estos procesos. De parte de la Administración Municipal, les decimos que estamos dispuestos para que ustedes se sigan capacitando y sean cada día un tejido social para fortalecer en nuestro Municipio”.

Por: Andrés Laguna. Facilitador de ACPO en Corinto, Cauca.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

Carta del campo: Querido cocinero del Pacífico colombiano

He prolongado el escrito de esta carta, porque, a través de ella, creo que me voy a reconocer.  Y la pregunta que está guiando estas palabras tiene que ver con su oficio. ¿Qué es cocinar? De entrada debo decir que la pregunta me ha llevado a los fogones de mis abuelas, a esas hornillas, al sonido de los calderos, a las voces e historias, creo que es lo normal; me ha llevado a mí niñez. Lo confieso, algunos niños de la comunidad del Llanito, Buenaventura,  me han mostrado mi niñez. Ya se lo explicaré. 

Usted se preguntará de dónde ha surgido mi cuestionamiento, y el por qué no haberle preguntado antes, en esos espacios donde el silencio ha contagiado la melancolía del no decir. Nunca me atreví a hacerlo, por parecer obvia la respuesta, o, acaso, por esa pedantería académica   ̶  ¿para qué preguntar, si sé que las respuestas estará en esos libros? ̶   que suele alejarnos del sentir de los cocineros en plazas de mercado, pueblos y corregimientos donde la cocina es un espacio sagrado; sí, igual que las páginas de los libros, sin embargo es difícil conceptualizar lo que se despierta estando al lado de ellas, de aquellas mujeres del Pacífico que cocinan en un estado de sanación.

Quizás usted me comprenda porque ha vivenciado con ellas en la cocina, lo que estoy hablando es de la plenitud en sus palabras.  Resulta que sus palabras son también las manos: y esta es la primera imagen que quiero compartirle. Antes de salir al corregimiento del Llanito, en Buenaventura, llegamos a una caseta, y ahí estaba una cocinera, sentada y cargando a su nieto, en sus manos desmenuzaba el pescado frito para luego llevarlo a la boca del niño; la completud del espíritu. El niño masticaba los trozos de pescado con tranquilidad, su abuela sacaba las espinas. También vi a mi abuela. Ya no era pescado frito, era bocachico sudado, y yo estaba parado al lado del comedor, esperando que mi abuela con su única mano me diera el trozo de pescado. Ya se puede imaginar lo que se cocina en el alma cuando los ingredientes de los recuerdos aparecen, en esa parte de mi viaje ya se había borrado algún concepto de qué es cocinar.

Tal vez un atributo de ser cocinero sea que quien la tiene vive en la plenitud como su mejor recompensa, más, mucho más de los reconocimientos que le pueda traer. Ésa es una de las incertidumbres que quiero dialogar con usted: las cocineras sienten que sus manos tienen los cimientos de su comunidad, pues cocinar significa para ellas la mejor manera de reconocer quienes son, en contraste, usted sabe muy bien el contraste que se la ha dado al concepto de cocinero.

Y esta es la segunda imagen que quiero contarle: desde Buenaventura hasta el corregimiento el Llanito, compartí viaje con una de las mujeres de la comunidad.  El saludo de esta mujer lo hace partícipe de la región, no hay intenciones, no es un protocolo ni etiquetas, es una mamá que no deja ver en sus palabras ni una pizca de presunción de sus conocimientos. Al contrario, en su mirada abraza la humanidad de sus pobladores (yo ya me sentía uno de sus hijos); en los minutos de viaje por la carretera, tímidamente la miraba, pues sabía que esas miradas nos desnudan el alma en segundos, y como madre reconocen las soledades que solemos caminar los hijos. Ella hablaba con la firmeza, todo lo que decía lo anunciaba con fuerza, jamás encontré un gesto o sonido de duda. Una tranquilidad que se acompasaba con la frondosidad del paisaje, de los árboles, ese sonido mítico que nos lleva a la ancestralidad.

Al llegar al encuentro de los ríos Sabaleta y Anchicayá para abordar en la lancha, comprendí la mirada de aquella mujer negra, su mirada era pura y ancha como aquellos ríos, su mirada era de río, cuyo caudal era un remanso.  ¿Qué es cocinar?

Déjeme hacer una pausa, y disculpe que terminé el anterior párrafo con la misma pregunta. Debo decirle que en el trayecto por el río, la paz que sentí, me hizo organizar los fragmentos de ciertas escenas de mi vida. En ese momento deseé que usted estuviera ahí. Quería contarle que hace muchos años en algún río turbio de esos que solemos navegar, sentía que no podía respirar, que las aguas eran oscuras y me llamaban. Sin embargo, aquel río de Anchicayá y con la presencia de sus pobladores, tranquilizaron los recuerdos oscuros y solo me dejé llevar por la respiración de aquel paisaje. Cerré los ojos para volar, para escuchar, para sentir la arquitectura de los palafitos, el deslizar de los potrillos, el tratar de comprender el silbido de los esclavos al correr por la selva. Todo eso hizo que la cocina que me esperaba tuviera un sabor.

Sí usted me preguntará por esa relación de la literatura con la cocina, tal vez deba confesarle que mi acercamiento a las letras depende de esa insatisfacción íntima contra la vida tal como es, pero la cocina no la puedo sentir como esa insatisfacción, al contrario, los fogones cocinan la vida de los niños. Y esta es la tercera imagen que debo comentarle. Al llegar al corregimiento, el primer saludo fue el de ellos, la esbeltez de las sonrisas, las miradas inquietas y juguetonas adornaban las carencias –o mejor ausencias políticas-, la tranquilidad del río no se disminuía, los niños eran el río, el río fluía en sus pieles, y a lo lejos sentí que mi niñez corría por esos caminos, ellos me miraban, y sentí que también me estaba mirando. Desde ese momento sentía que algo me estaba narrando, alguien inquietaba mis lapiceros, alguien corría a mi lado por los caminos de los cafetales de mi abuelo, alguien llamaba a lo lejos, era una madre, era mi madre. Y es aquí donde le pregunto: ¿Cómo puede la cocina narrar mi literatura?, esos pequeños duendes negros, lo hicieron.

“En nombre de Dios”, pronunció una niña al llegar a un grupo de mujeres que esperaban al lado del fogón. “Que Dios la bendiga”, le respondieron. Estas palabras me llevaron delante de mi abuelo, quien me persignaba cuando nos despedíamos. Usted va a entender esto: En qué momento me he desprendido de la fe de un Dios, o, sólo disfruto en negar aquello que es innegable en las sonrisas de estos niños. Resulta que en el resto del día, lo que sentí fue la fe, la fe de un grupo de mujeres que cocinaban con el alma, con la paciencia y la tranquilidad del río y de sus montes.

Yo solo permanecía sentado, mientras ellas picaban, echaban o zampaban a la olla, hablaban de historias, narraban las escenas de sus comunidades, en ningún momento hubo silencio en la cocina. No puede haber silencio en las manos de estas cocineras, el silencio no es un atributo a la memoria en los fogones de ellas. Usted que conoce los escenarios de la alta cocina, me puede decir, si las historias que se cuentan en ella, tienen que ver con la cosmovisión y arraigo de una cultura. Déjeme regresar a ese lugar: una de ellas raspaba el coco con una concha de piangua, la armonía, la cadencia de su cuerpo, la disposición de sus manos, me producían las narraciones que jamás he leído, no estoy exagerando ni quiero hacer una descripción pantagruélica. Solo quiero decirle que ese coco raspado lo probé, sí, ella extendió su mano con su concha para darme esa blancura de saber que el sabor es la memoria, y no sé porque en ese momento lo relacione con la ostia, acaso era una forma de comulgar con la comunidad de hacerme participe; fueron horas de tranquilidad para sentir que el fogón está en el alma de ellas.

Hubieras disfrutado de la mesa. El paco, la piangua, los plátanos, los camarones, el pescado,  el toyo, el coco, las hierbas de azotea, la guayaba coronilla, el ajo, la cebolla, el ají dulce, el olor, todo mezclado con la sencillez.  Qué dirían las cortes republicanas de la elegancia y altivez que tienen las azoteas. Son castillos y murallas que de cierta forma custodian la cocina de los pobladores. Todo lo anterior fue mostrado por la picardía de los niños. Ellos estuvieron recorriendo cada preparación, observando a sus madres, a nosotros, nos hablaban con la inocencia, nos hablaban como hablan sus abuelas. Nos mostraron los tejidos de La Tunda en las hojas del maíz. Ellos reunidos, absortos ante el mensaje de aquel ser místico. Me sentí escuchando a mis mayores contar las historias propias de la región. Si los hubieras visto nadar en el río, yo no vi niños ni río, contemple fue un brazo-cuna que los adormecía con el caer de la tarde en medio de los juegos. Y metí mis pies para sentir el río. Quería hablar.

No sé si la pregunta por la que inició esta epístola ha generado alguna respuesta. ¿Qué es cocinar? Cocinar es utilizar algún método, saber en qué momento se agrega los ingredientes, utilizar los instrumentos necesarios, aprender a pronunciar francés e inglés. Hablar de maridajes, de postres de colores, aromas de neón, o alguna salpicadura o brocha de suerte en algún plato. Permítame señor cocinero que le muestre la carta de la última imagen: cuando la noche se aferró al río, el olor de las empanadas de piangua nos deleitaron con las miradas de los niños al lado del sartén, miraban como las mujeres en medio de la tenue luz de las velas, acariciaban la masa, el crujir del aceite revoleteaba en los olores. Y la sonrisa luciérnaga de los niños, era el preámbulo al “corrinche”.   

Sonó el cununo con su métrica; el guasá, tronchó el silencio, y el tambor giro los candelabros de los fogones. Era la voz de ellos, los niños cantaban su territorio. Cerré los ojos, y al son de sus voces, volví a cantar mi territorio deshabitado. Ellos me dieron la literatura, y la pregunta que ahora usted ha leído: Qué es cocinar.

Pero, mi amigo, esta carta se ha prolongado más de lo recomendable, espero en las próximas ser más breve, así que me despido. Y espero tu respuesta.

Con todo el cariño. Un abrazo.

José Toledo

Por: Jose Eder Toledo Cubillos. Investigador Cultural. Habitante de Huila.

La realidad del acceso al agua en zonas rurales de Colombia

Por lo menos 3 millones de los habitantes rurales de Colombia no cuentan con acceso a los servicios básicos de agua potable, lo cual equivale al 28% de la población rural colombiana, según Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio. Personas víctimas del conflicto armado, con altos niveles de pobreza y pocas oportunidades, tienen que hacer frente a esta crítica realidad que sitúa a las comunidades en riesgo de enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que la salud de las personas que consumen agua cruda, es decir que no ha sido sometida a proceso de tratamiento, empeora, ya que el ser humano no puede vivir sin agua. Actualmente existen más de 26 enfermedades por consumir agua en condiciones no óptimas, según la OMS. Es por esto que afecta dramáticamente el organismo provocando daños en el mismo y deteriorando la salud. Entre los padecimientos que causa, existe la Enfermedad Diarreica Aguda, la cual cobró en el 2015 la vida de más de 100 niños. 

Según Ministerio de Vivienda, Salud y Territorio, en el campo viven aproximadamente 11.653.673 personas; por lo menos 3 millones de esa cifra sin acceso a los servicios básicos de agua potable y más de la mitad sin acueductos y alcantarillados. La demora para garantizar la calidad de vida de los habitantes rurales en términos del agua, es histórica, porque no hay muchos avances en desarrollo para la construcción de acueductos y alcantarillados rurales que otorgue a los habitantes de zonas más vulnerables, la posibilidad de consumir agua potable para garantizar una vida digna. Además sin contar que son contextos sin acceso a educación, salud, empleo y demás derechos fundamentales.

Embajada de Suiza en Colombia – COSUDE y ASIR SABA

El panorama sobre el agua en zonas rurales es desalentador todavía. Sin embargo, existen organizaciones que trabajan por asegurar que las comunidades que enfrentan esta realidad, tengan un servicio básico de agua potable para el consumo humano. 

Las comunidades han tenido que tomar partido frente a esta circunstancia., construyendo acueductos comunitarios desde una lógica de integración de esfuerzos por mejorar la calidad de vida de todas las personas que habitan zonas en conflicto y sin plantas de tratamiento de agua. 

Frente a esta necesidad por mejorar las condiciones de vida de muchas personas, el derecho humano al agua y saneamiento básico; organizaciones como la Embajada de Suiza en Colombia – Ayuda Humanitaria y Desarrollo (COSUDE), quienes en 1996 desarrollaron el proyecto de agua SABA PLUS, lo implementan en Perú durante 21 años y  obtuvieron grandes resultados, en términos de garantizar a las comunidades la posibilidad de contar con agua tratada y consumible. En ese sentido, debido a los grandes problemas de desigualdad social y acceso limitado al agua en los territorios más periféricos de Colombia y por los resultados exitosos del proyecto SABA Perú, adaptan el modelo, nace ASIR-SABA y lo implementan en el país, para combatir la brecha de acceso al agua en zonas excluidas que han sido víctimas del conflicto armado.

El proyecto de Agua y Saneamiento Integral Rural ASIR SABA, ha promovido el desarrollo sostenible de la mano de comunidades que han gestado iniciativas locales de almacenamiento en sus territorios por mejorar su calidad de vida y vivir dignamente. Se proyecta para apoyar a construir paz en contextos de violencia, mejorando infraestructuras y cobertura de acueductos para que las comunidades de los municipios beneficiarios tengan acceso a un servicio básico de agua potable, ya sea por una red de distribución, local o secundaria.

Departamentos más afectados

A pesar que Colombia es uno de los países más ricos en recursos hídricos, la contaminación, la brecha en acceso de agua para todo el país y la pobreza, contribuyen a la desigualdad social que desfavorece a unos pocos. Es por esto que muchos departamentos se enfrentan a problemas de agua, especialmente Valle del Cauca, Nariño y Guajira tienen un riesgo alto, según IRCA – Calidad de Riesgo para la Calidad del Agua; por lo que las personas no deberían consumir aguas crudas. Pero, aun así, teniendo en cuenta que el agua es vital para la vida, deben tomarla de cualquier forma, incluso a riesgo de su propia salud. 

Son por estas razones, que acciones como las de la Embajada de Suiza, Ayuda Humanitaria y Desarrollo – COSUDE con el proyecto ASIR-SABA, son valiosas para contribuir a disminuir la desigualdad social, las injusticias y las brechas que se han gestado en estos territorios marginalizados históricamente por actores armados. El proyecto construye paz y mejora, a través de la articulación institucional, la vida de las habitantes rurales. 

En conclusión, el proyecto ASIR-SABA tiene un modelo de sostenibilidad que involucra a las comunidades en la toma de decisiones sobre el diagnóstico y la selección de tecnologías de agua y saneamiento más adecuados para los contextos del territorio. 

Por: Saira Alejandra Ramírez. Comunicadora proyecto ASIR-SABA.

Nacen nuevos gestores comunitarios del programa La Cultura del Agua

Se llevó a cabo la estrategia “Jornadas Educativas” del programa La Cultura del Agua en los municipios de Caloto – Cauca y Trujillo – Valle del Cauca, por la Embajada de Suiza, Ayuda Humanitaria y Desarrollo – COSUDE con la coordinación de la zona pacífica del proyecto ASIR-SABA, talleres que buscan capacitar y generar aprendizajes en los participantes para el nacimiento de nuevos líderes comunitarios. De estas jornadas salieron 12 gestores comunitarios que representan a cinco Organizaciones Comunitarias de Servicios de Agua y Saneamiento (OCSAS).   

Pretende el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio,  ente que lidera la estrategia de Jornadas Educativas, fortalecer habilidades en las comunidades formando nuevos gestores y unir esfuerzos en garantizar procesos educativos a los demás usuarios de los servicios de agua. En estos talleres, se brindaron herramientas teórico prácticas  sobre el funcionamiento de acueducto y alcantarillado de los municipios. 

El programa “La Cultura del Agua”, se nombra así para referirse al conjunto de creencias, tradiciones, costumbres y maneras de ser que un grupo social establece para relacionarse con el agua, tanto desde su naturaleza hasta el momento en que se convierte en un servicio público.

Estas capacitaciones que fomenta el Ministerio están enfocadas para que las comunidades tengan un espacio para la reflexión sobre las problemáticas que enfrentan sin acceso a agua potable, y que a partir de allí se planteen en conjunto alternativas que logren cambiar sus contextos para el buen vivir. Estas jornadas, contribuyen con educación sobre el agua desde la pluriculturalidad de los habitantes rurales; la diversidad es reconocida y enriquece el proceso. 

Todo el proceso de capacitación está orientado a que los participantes generen un escenario de debate desde una visión ambientalista, para que aquellos se empoderen para defender el acceso seguro a los servicios básicos de agua potable y dignificar la vida de los usuarios de los acueductos. Además, se convierten en protectores de los sistemas y contribuyen a concientizar los pobladores sobre el adecuado uso del agua.

El taller

Se propone como un espacio para que los participantes reflexionen sobre las problemáticas entorno al agua que enfrenta el territorio. Los cuales permiten soñar mundos posibles, construir paz desde pequeños escenarios y generar nuevos conocimientos para la transforman de esas realidades. 

Las Jornadas Educativas están acompañadas de cartillas que exponen los temas principales a tratar sobre el agua. Las cuales permitieron una guía de aprendizaje para un conocimiento más óptimo en las comunidades. 

Reflexionando sobre el agua y saneamiento básico en Trujillo, Valle del Cauca

Para el taller en Trujillo – Valle del Cauca, la instalación estuvo a cargo de Johnny Eduardo Narváez Palacios, Coordinador Zona Pacífica Proyecto ASIR-SABA, participaron 12 personas de distintas organizaciones: Concentración Agrícola de Trujillo, Fundación Panamericana para el Desarrollo FUPAD, Acueducto el Otro Mundo, AGUASALUD, AGUACULEBRAS, Asociación Usuarios del Acueducto de Robledo, Fundación Reto Colombia y ASIR-SABA. 

En éste encuentro se buscó que las personas entendieran los distintos factores que han deslegitimado la conciencia ambiental, reflexionaran y participaran sobre aquello que ha sido impuesto históricamente: las leyes, la falta de educación ambiental, la cultura del consumo y el rechazo a las formas ancestrales de percibir el valor del agua. 

En el ejercicio se logró conocer las problemáticas que enfrentan las diferentes zonas en las que viven los participantes del municipio de Trujillo en Agua y Saneamiento. Las principales en los que se asemejaron todos los involucrados fueron: tala de árboles de la Vereda Culebras, deforestación de las Veredas Venecia y Alto Miras, contaminación, conexiones fraudulentas, desperdicio de agua, se cree que el agua es gratuita, por lo que muchos pobladores adoptaron la cultura del “no pago”.

Sin embargo, a pesar de los problemas anteriormente expuestos, muchos aseguran que existe mejor manejo de acueductos en sus comunidades, no hay enfermedades y hay más sentido de pertenencia que en otros, por nombrar los principales; esto permitió la posibilidad del dialogo y propicio una dinámica llena de actitudes y sentimientos que evoca conocimientos que se construyen en conjunto por el bienestar de todos. Cada intervención cooperó por un mejoramiento colectivo que beneficia a todas las comunidades en particular.

Esa es la esencia de los talleres, equilibrarse en un todo colectivo que ofrece sus saberes y conocimientos a los otros para la oportunidad de mejorar.

Durante todo el taller se realizaron ejercicios acerca del agua y surgieron múltiples pensamientos que invitan a los habitantes a seguir trabajando porque la mayor cantidad de personas tengan acceso digno al agua potable y saneamiento básico. Entre las actividades desarrolladas durante la jornada, los integrantes crearon sociodramas muy impactantes, que se referían a la difícil situación a la que se confrontar los habitantes rurales del municipio de Trujillo en el día a día. También discutieron sobre el control social, derechos y deberes; micromedición, consumo y tarifas; técnicas de educación sanitaria, entre otras.

El 82% de los participantes consideraron que el taller estuvo excelente, 17% bueno y sólo 1% regular. 

Formación de multiplicadores locales de la estrategia Jornadas Educativas en el municipio de Caloto – Cauca 

Para la educación a cerca del agua y el saneamiento, se planteó desde las Jornadas Educativas ejes transversales básicos para originar reflexiones más focalizadas en los temas de interés para la formación de gestores comunitarios. Los temas centrales son: educación ambiental, desarrollo sostenible, la gestión y participación comunitaria. 

En ese sentido, los ejes son tenidos en cuenta para formar a los multiplicadores que a su vez serán educadores para los usuarios de los acueductos en sus comunidades. Ya que son esenciales para la interpretación y solución de los problemas. 

El taller se realizó en la Casa de la Cultura del Municipio de Caloto. Participaron 21 personas de varias organizaciones: Junta de Acueducto de la Vereda Santa Rosa, Acueducto Quinamayo, Acueducto Veredal el Marañón, Acueducto Vereda Morales, Acueducto Vereda el Rosal, Acueducto Interveredal el Nilo, Acueducto Crucero de Gualí, ACUACOL, ASOALMA y EMPOCALOTO.

Los asistentes reflexionaron con respecto a la necesidad que las comunidades participen activamente para solucionar los problemas sobre el agua y saneamiento básico. “Para promover la gestión y la participación comunitaria es necesario iniciar por informar a toda la comunidad sobre la problemática presentada. Es decir tener un diagnostico real de la situación y socializarlo a todos para que por lo menos estén informados sobre la gravedad de la situación. Luego es necesario conformar un comité de apoyo al trabajo comunitario para comenzar a trabajar en torno a la búsqueda de la solución a los problemas”, afirman algunos participantes del taller. 

El encuentro dio vía a la imaginación y los asistentes participaron activamente componiendo canciones, coplas, sociodramas y noticieros por integrar de manera dinámica, saberes y conocimientos respecto a los graves panoramas que viven las comunidades sin acueductos, alcantarillado y plantas de tratamiento para la gestión del agua potable. 

El empeño de Ayuda Humanitaria y Desarrollo – COSUDE es que las comunidades se integren y estén informadas, de esa forma se generan mejores análisis por los asistentes frente a los desafíos que están visibles en los territorios. Desde ese esfuerzo, algunos integrantes concluyeron, “la interacción entre las personas y el medio que las rodea permite la comprensión del tema a través del ejercicio de la escucha, el análisis de situaciones para genera cambios y motivar el aprendizaje en los adultos”, y a partir de allí transformar sus realidades.

De ambos talleres salieron 12 gestores para las OCSAS, quienes participan activamente de las decisiones por la calidad de vida de sus comunidades. Ayuda Humanitaria y Desarrollo – COSUDE, continuará uniendo esfuerzos y desarrollando talleres sobre La Cultura del Agua en el marco del proyecto ASIR – SABA. 

Por: Saira Alejandra Ramírez. Comunicadora proyecto ASIR-SABA.

 

Comunidades se capacitaron en gestión sustentable del agua y saneamiento rural

En el marco del fortalecimiento de capacidades y en alianza con la Fundación Panamericana para el Desarrollo – FUPAD y la Universidad del Cauca se llevó a cabo el diplomado: “Gestión Sustentable del Agua y el Saneamiento Rural”. El diplomado se desarrolló entre el 17 de enero y el 15 de abril del 2020 con un total de 72 participantes de organizaciones locales y departamentales, comunitarias e institucionales, procedentes de distintos municipios como: Popayán, Cali, Caloto, Santander de Quilichao y Corinto. 

En zonas rurales de Colombia, dados los desafíos y retos en el servicio del agua, las comunidades se han organizado colectivamente para fundar lo que hoy conocemos como acueductos comunitarios. Estos procesos son dirigidos por líderes y lideresas comunitarias que propenden por el bienestar de sus comunidades, suministrando en sus hogares agua de manera autónoma y artesanal.

Esta práctica, sumamente importante para el desarrollo territorial de los municipios de Colombia, motivó a la Embajada de Suiza – Ayuda Humanitaria y Desarrollo (COSUDE) a iniciar un proceso de diagnóstico y diseño del modelo ASIR-SABA, con el objetivo de aportar a la construcción de paz en el país, apoyando la gestión comunitaria del agua. 

Es así como ASIR-SABA engloba líneas estratégicas que buscan contribuir al mejoramiento de los procesos de gestión comunitaria del agua. En consecuencia, el diplomado se enmarca en brindar a los y las participantes conocimientos y herramientas socio-técnicas para fortalecer los procesos de gestión comunitaria del agua y el saneamiento rural en municipios con dinámicas complejas y control territorial por parte de actores armados. Con el objeto de crear espacios que permiten el intercambio de saberes sin importar los niveles de escolaridad, cargos y mucho menos las percepciones sobre el mundo de cada una y cada uno.

Por el contrario se encuentran “instituciones y comunidades en un mismo nivel, escuchando a las otras y los otros, recibiendo las experiencias comunitarias y reconociendo que ellas poseen conocimientos que la institución muchas veces desconoce y del mismo modo, la comunidad comprende las normas institucionales que siempre están dirigidas en aportar a la calidad de vida de los hombres y mujeres que habitan la ruralidad” aseguró la participante Marlene de Jesús Ángulo, Secretaria de Infraestructura de la Alcaldía de Caloto. 

Este diplomado amplió los saberes de las y los participantes en: 

  1. Metodologías para la implementación de iniciativas encaminadas en mejorar los sistemas de acueductos comunitarios y el saneamiento (A&S).
  2. Aprendizajes en torno a los desafíos y retos del A&S en el contexto rural identificando las políticas públicas que ampara el derecho al acceso del agua y el saneamiento. 
  3. Herramientas de conocimiento para la gestión comunitaria del agua. 

Tejiendo juntas y juntos nuevos conocimientos sobre la gestión comunitaria del agua 

En este tiempo de aprendizaje los y las participantes conocieron la experiencia de los acueductos comunitarios Mondomo y San Pedro de Santander de Quilichao, Cauca, aprendieron tipos de sistemas de tratamiento, intercambiaron conocimientos acerca de diversas formas de saneamiento y modificaciones que se pueden hacer a los pozos sépticos. Como también, reconocen la importancia del reciclaje, el uso adecuado del agua y el cuidado del medio ambiente.

De esta manera el diplomado enriqueció la experiencia de ellas y ellos para que estos conocimientos sean replicados en sus procesos comunitarios e institucionales. Ya que todas y todos lo consideran importante para las comunidades.

Así lo asegura Eliasib Quiguapumbo, Líder del pueblo originario Paéz y gestor del agua “A través del mejoramiento del sistema de abastecimiento, la educación sobre los derechos del acceso al agua, la organización de los acueductos comunitarios y el acercamiento a nuevas tecnologías mejora la calidad de vida de las familias rurales”.

Es así que, el diplomado Gestión Sustentable del  Agua y el Saneamiento Rural, construye paz porque está pensado de forma colectiva para que juntas y juntos contribuyan a la gestión comunitaria del agua a partir de las acciones cotidianas en los espacios y lugares donde habitan las comunidades, entendiendo que todas las personas necesitan del agua para vivir. 

Así mismo, permite que los acueductos comunitarios y las instituciones se organicen y ofrezcan un servicio de calidad a las personas que viven en el campo colombiano. 

Por: Saira Alejandra Ramírez. Comunicadora proyecto ASIR-SABA.

Opinión: En defensa de nuestros pequeños productores de alimentos

Buena parte de los créditos subsidiados de la línea “Colombia Agro Produce”, diseñada por el gobierno nacional para apoyar a los productores de alimentos en el marco de la cuarentena -en especial a pequeños campesinos- ha beneficiado a grandes empresarios, no a los pequeños productores.

La denuncia hecha por la Contraloría General de la República ya obligó a varios empresarios a reembolsar $33.000 millones, y llevó a la Procuraduría General de la Nación a abrir una investigación disciplinaria, según informó El Tiempo.  

Informaciones del portal “Expediente”, apoyadas en fuentes de la misma Contraloría, precisan que el 94% de los préstamos canalizados a través de esa línea -que contaba en total con $226.000 millones- se les hicieron a grandes empresarios; 4% a medianos y solo el 2% a campesinos.

Esperamos que las indagaciones de los organismos de control culminen pronto con sanciones ejemplares a los responsables de tamaño despropósito. Estas irregularidades coinciden con las denuncias que han hecho campesinas y campesinos en la sección “Las cartas del campo” del programa de radio “Mundo Rural” según las cuales “no hay políticas claras y, menos, de crédito para el campesino”.

Es lo que dice Eseliano Flórez, al advertir que, en el departamento de Antioquia, “los que están aprovechando son los grades intermediarios”.  Precisa que en Ituango (en el noroccidente del departamento) los pequeños cultivadores están perdiendo el poco margen que les podría quedar, porque los camiones no están entrando a las fincas y pagan muy barato los productos.

Es lo mismo que se ha denunciado en Mundo Rural desde Santander, pues en municipios como La Mesa de los Santos, los campesinos están produciendo, pero no tienen quién les compre sus productos. Es la misma realidad que padecen pequeños cultivadores en otras regiones del país.

Doris Suaza, dirigente campesina del oriente antioqueño, señala que una de las soluciones que se han ingeniado consiste en crear redes de apoyo mutuo para sacar los productos y defenderse de los intermediarios, mediante una estrategia cuyo eje es la agricultura familiar y la soberanía alimentaria, apoyada en los mercados domiciliarios. Esa es una de las tareas que cumple la Red Nacional de Agricultura Familiar, pero, sin duda, es necesario el apoyo de los gobiernos, tanto nacional, como departamental y municipal. “Nos deben consultar a los campesinos, porque una es la realidad que se vive en la ciudad y otra la del campo”, sostiene.

Son ejemplos concretos de lo que está pasando en medio de la pandemia, con políticas que se desvían en beneficio de unos pocos potentados, y en detrimento de la producción de alimentos por parte de nuestras campesinas y campesinos.  Es hora de corregir, mañana puede ser tarde.

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros. 

Por: Juan Carlos Pérez Bernal. Equipo Editorial El Campesino.

Escuelas Digitales Campesinas-EDC, una visión de educación para el campo

En Colombia, el 70% de los niños, niñas y jóvenes que no logran acceder a la educación son de las zonas rurales y regiones apartadas del país, a esta realidad se suma la ausencia de instituciones educativas, la falta de acceso a vías y a los servicios básicos, convirtiéndose en los principales retos para el acceso a la educación en Colombia, según un estudio realizado por la Universidad de los Andes.

Por su parte, el último Censo Nacional Agropecuario realizado en 2014 aseguró que, en el sector rural colombiano, la tasa de analfabetismo corresponde al 12,6%, lo que sugiere que “la población censada en ese sector concentra el 50% de la población analfabeta del país”.

Así dan cuenta las personas participantes de Escuelas Digitales Campesinas, como Heidy Palacios, en el departamento del Chocó, quien gracias al proceso de alfabetización digital ahora ha mejorado sus prácticas en su negocio y manifiesta “aquí en Nuquí, se ve la necesidad de saber, de tener un computador, aprender cosas nuevas que la comunidad no podía antes».

Heidy, asegura que al principio fue difícil su proceso formativo, porque tenía que preguntar mucho al no saber manejar el computador. Pero ahora, ya se siente más preparada para cualquier reto, «prendo el computador, busco mi correo y miro la página del periódico el campesino y todo esto lo hago por mi cuenta» añade.

Mercedes Gómez es otra beneficiaria, que a sus 64 años fue estudiante del programa socioeducativo de EDC en el municipio de Tibacuy en Cundinamarca.

Mercedes, sin falta asistió al “Punto Vive Digital” de su municipio para tomar el curso de Alfabetización Digital, allí perdió el miedo al computador y cada día sentía que debía tomar el riesgo de aprender, aunque se le olvide cómo ingresar a la plataforma. Mercedes comprendió que disfrutando también se aprende.

Son muchos los beneficiarios que se han alcanzado a través de los diferentes años, gracias a que sus contenidos en Escuelas Digitales Campesinas-EDC, abarcan no solo la capacitación básica, sino también la preparación para la vida social y económica de los pueblos, en donde las plataformas digitales son un aliado fundamental que permiten una experiencia más cercana al conocimiento en las comunidades, ayudando a una transformación y participación activa en las mismas.

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¿Cómo ser parte de Escuelas Digitales Campesinas?

Por tal razón, algunas de las áreas de formación de Escuelas Digitales Campesinas son: Alfabetización Digital, Comunicación y Periodismo Rural, Derechos Humanos en la comunidad rural, Mi proyecto de vida en el campo, Liderazgo en la comunidad rural, Valores Cívicos y Democráticos, entre otros, los cuales apuntan a la generación de conocimiento entre sus participantes.

Para ser parte de EDC es muy sencillo, cualquier persona que quiera estudiar puede ingresar a www.fundacionacpo.org y hacer clic en el banner de Escuelas Digitales Campesinas. Posteriormente, podrá inscribirse sin ningún costo y acceder a la oferta académica.

En la plataforma, podrán encontrar cursos de hasta 120 horas de duración y para quienes culminen el proceso podrán generar su certificado digital de terminación.

Por: Jessica Beltrán. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

El abastecimiento de alimentos en tiempos de Covid-19

La Oficina de FAO Colombia ha realizado un sondeo de productores, organizaciones y comerciantes en 20 departamentos de Colombia para conocer la cadena de abastecimiento de alimentos en el país en el actual contexto de COVD-19.

Producto de dicho sondeo se ha originado un boletín en el que se da a conocer la oferta de alimentos en manos de campesinos del país y la demanda de alimentos por parte del comercio minorista, muchos de ellos de los canales informales. 

 El boletín detalla los resultados de la encuesta frente al desabastecimiento en los establecimientos comerciales en zonas rurales, donde se puede apreciar que, entre las principales causas, se encuentran la falta de transporte que aumenta los precios de los productos. Es preciso resaltar que el 80% de los clientes de los comerciantes encuestados son familias, y solo el 49% de los comercios tienen la capacidad instalada para almacenar alimentos.

Es preciso resaltar que la Agricultura Familiar y Comunitaria (ACFC) en Colombia se ha visto afectada por la crisis originada por el COVID-19, y los efectos de la pandemia han generado un aumento en el precio de los agro insumos, así como problemas de transporte para sacar los productos a la venta, además de problemas de sequía y vendavales que están impactando al pequeño productor. A pesar de lo anterior, es un aliciente saber que nuestro campo tiene mano de obra disponible para la cosecha y goza de buena salud para trabajar.

Hoy más que nunca debemos trabajar de manera articulada para garantizar la seguridad alimentaria del país. Por ello FAO, en su rol de colaboración con los Gobiernos para garantizar la continuidad y la no interrupción de la cadena de suministro de alimentos, comparte el primer boletín con las siguientes recomendaciones (Anexo a este correo) para mitigar el impacto de las pandemias en las zonas rurales del país: 

  1. Centrar la atención en los circuitos cortos de comercialización.
  2. Fomento de esquemas colectivos para afrontar colaborativamente la crisis.
  3. Creación de redes de producción y de comercio minorista
  4. Conexión de producción de alimentos perecederos con plantas de transformación básicas.
  5. Garantizar esquemas colaborativos de transporte y logística de alimentos.
  6. Combinar las transferencias de dinero con entrega de agro insumos.
  7. El uso de la tecnología y alternativas para la conectividad de productores y comerciantes.

La FAO es la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y tiene amplia experiencia en asegurar la disponibilidad y el acceso estable a los alimentos de todas las poblaciones, en especial las más vulnerables en zonas urbanas y rurales. La FAO Colombia cuenta con un plan de Respuesta a la Emergencia y la Recuperación del COVID-19.

Por: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO.

La importancia del saneamiento del agua en tiempos de pandemia

Los responsables del saneamiento del agua  tienen un papel indispensable en la prevención y control del COVID-19. Por lo que es fundamental que el servicio de saneamiento e higiene con este recurso hídrico, sea gestionado de forma adecuada dando cumplimiento a las normativas nacionales.  

Es fundamental activar mecanismos coordinados entre los sectores relacionados con el saneamiento del agua dentro de las regiones. Hasta el momento la presencia del COVID-19 no se ha detectado en los suministros de agua potable, y según la evidencia actual el riesgo para los suministros de agua es bajo.

En Colombia alrededor de 3,8 millones de personas recibieron agua con algún nivel de riesgo, es decir, no apta para el consumo. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas – ONU, el país no cumple la meta de garantizar la disponibilidad de agua apta para el consumo humano, y  a nivel rural se refleja en un 58% de la población.

 Por lo anterior, es de gran urgencia la inspección sanitaria para poder determinar los posibles peligros, las medidas de control y el monitoreo que resulta clave a la hora de detectar cualquier tipo de amenaza en los suministros de agua.  

Las empresas prestadoras del servicio deben garantizar el recurso a aquellos sectores donde no se cuenta con este suministro las 24 horas del día. Pues es necesario no solo para la preparación de alimentos sino para mantener la higiene de los espacios.

Por otro lado, las empresas deben tratar adecuadamente el proceso de aguas residuales implementando un óptimo manejo, gestión y tratamiento de las mismas. Es así como también se debe velar por los trabajadores, su protección y el uso de implementos de seguridad como: gafas protectoras, careta, guantes desechables, máscara y ropa adecuada. También es el caso de los trabajadores encargados de recoger los residuos sólidos en establecimientos de salud. Estos deben usar elementos de Protección Personal – EPP  apropiados para su cuidado. 

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Higiene de manos, la clave para combatir enfermedades 

Dentro de las recomendaciones dadas por la Organización Panamericana de la Salud – OPS la más esencial es el lavado de manos. Esto puede ayudar a prevenir enfermedades que van desde diarreicas hasta respiratorias.

Lavarse las manos de forma regular, particularmente antes y después de ciertas actividades, ayuda a eliminar los microbios y prevenir la transmisión de los mismos a otras personas. Se recomienda: 

  • Utilizar desinfectante de manos a base de alcohol durante 20-30 segundos. 
  • Lavarse las manos regularmente si ha tenido contacto con superficies de servicio público.
  • En los hogares antes de preparar alimentos, antes y después de comer, después de usar el baño y después de tocar a las mascotas.
  • En el caso de personal médico, la higiene de las manos debe realizarse en los 5 momentos: antes de tocar al paciente, antes de realizar una tarea limpia / aséptica, después del riesgo de exposición a líquidos corporales, después de tocar al paciente y después del contacto con el entorno.
  • Si no cuenta con acceso a agua tratada con cloro deberá utilizar hipoclorito de sodio al 5 %, 2 gota por litro de agua, mezclar bien y espere 30 minutos antes de utilizarla.

Por: Jessica Beltrán. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

 

Opinión: Marginales historias del mundo

Nuestras vidas están llenas de historias. A veces, esas historias salen de las páginas de los libros que nos han acompañado en nuestro deambular por la existencia. Uno de ellos narraba, bajo el título de Historias marginales, los relatos que buscan sacar del olvido las memorias de los otros.

Contar las historias de muchas víctimas. Esa era la finalidad de esos relatos y a eso dedicó Luis Sepúlveda muchísimas páginas de su gran obra literaria. Narrativa para la resistencia, narraciones para la memoria, historias para contar del mundo y de las vidas de sus otros habitantes, los que no estarán en las “historias oficiales”.

A partir de una frase en una piedra del campo de concentración de Bergen Belsen (Alemania), de unas palabras estremecedoras que solamente sintió frente a “El grito” de E. Munch o ante las esculturas de Ibarrola, donde encontró la pasión y la ternura en un lenguaje que no alcanzaron los más de mil libros leídos, construye, o más bien compone, como en una partitura musical en la que los signos que forman las palabras sustituyen las notas sobre el pentagrama, una suerte de historias de vida, sencillas, de gentes comunes, que son parte de esas que la Historia ha marginado.

Vlaska, rusa; Fredrich Niemand, alemán; Lucas, argentino; Gálvez, chileno; Vidal, ecuatoriano; Camila, uruguaya; Giuseppe, italiano; Simpah, bengalí, y Fredy Taberna, su amigo de Atacama. Las vidas, mínimas, en apenas cuatro o cinco páginas, de esos nombres son, junto a otras veinticinco, las que constituyen los relatos incluidos por Sepúlveda en ese libro que nos cuenta de personas soñadoras, jodidas, forasteras, luchadoras contra corriente, piratas honrados, activistas y resistentes cuya vida nunca saldrá en los noticieros porque no son relevantes, porque “no tienen biografías, sino un olvidadizo pasar por las calles de la vida”. No dieron espectáculo en vida y no fue una tragedia su muerte; sin embargo, leerlas nos edifica como seres humanos.

El virus se ha llevado por delante a Luis Sepúlveda, ha fallecido en un hospital de Oviedo (España) y sí ha sido noticia en los medios. La frase de aquella piedra decía “Yo estuve aquí y nadie contará mi historia”. Ahora, es el momento de repasar su obra para que sepan que él nos contó muchas historias y para evitar que mañana le cubra el polvo del olvido.

*Esta nota periodística no representa la postura de Acción Cultural Popular – ACPO organización dueña de la marca registrada Periódico El Campesino y elcampesino.co. Con ello, tampoco compromete a la organización ni al periódico en los análisis realizados, las cifras retomadas, los entrevistados que aparecen, entre otros. 

Por: Ignacio «Iñaki» Chaves – Consejo Editorial El Campesino.

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