Las zoonosis son enfermedades infecciosas transmitidas de animales a personas. La transmisión se produce de manera mayoritaria por vía directa, es decir, por contacto con los propios animales. Aunque, las infecciones pueden llegar también por vía indirecta, generalmente a través de insectos, arañas y otros artrópodos, como las garrapatas o las pulgas o mediante los alimentos, el agua o el medio ambiente.
Son responsables por 2.400 millones de casos de enfermedades humanas. Por tanto, mecanismos de prevención como la bioseguridad o la vacunación de los animales son herramientas indispensables para reducir el riesgo de contagio. Incluso algunas zoonosis, como la rabia, se pueden prevenir al 100% mediante la vacunación.
De los 1.415 patógenos humanos conocidos, 863 son compartidos con los animales. Además, el 75% de las enfermedades emergentes, como el Ébola, el VIH o el Covid-19, tuvieron origen en un reservorio animal.
Las enfermedades zoonóticas no sólo representan un grave problema de salud pública, sino que tienen también un gran impacto socioeconómico, ya que afectan a la producción y el comercio de productos de origen animal destinados a la alimentación y otros usos. Más del 20% de las pérdidas en la producción animal a nivel global se deben a enfermedades animales.
El aumento de la propagación de las zoonosis puede estar, en parte, relacionado a la modernización de las prácticas agrícolas, particularmente en las regiones más vulnerables; a la destrucción del hábitat; la deforestación; el cambio climático y consecuentemente a un mayor contacto entre humanos y animales, incluyendo los silvestres.
La salud de los animales, de las personas y del medio ambiente son interdependientes y están vinculados. Por este motivo, las enfermedades zoonóticas deben abordarse de manera global, interdisciplinar e integrada desde el enfoque de «Una sola Salud», con la intervención y colaboración de equipos profesionales de salud pública, animal y ambiental.
Existen más de 200 zoonosis en el mundo
La rabia, la brucelosis, la hidatidosis, la encefalitis equina, la gripe aviar, la tuberculosis y la leishmaniasis visceral son algunas de las más de 200 zoonosis conocidas, y afectan tanto a animales salvajes como a animales de producción -bovinos, caprinos, porcinos, aves- y también a los animales de compañía como gatos y perros.
La brucelosis está entre las zoonosis más desatendidas. Con una tasa de notificación especialmente baja en humanos, su incidencia es 5 veces mayor que la reportada oficialmente (OMS 2015). Frecuentemente poco conocida por los profesionales de la salud, es subdiagnosticada y, por ende, posee bajas tasas de notificación. Aunque la tasa de mortalidad en humanos es reducida, la enfermedad puede provocar discapacidad grave en las personas afectadas, con un importante impacto en la salud pública.
Las Embajadas europeas se reunieron este martes 2 de julio en la Residencia de Suecia con líderes y lideresas sociales de todo el país. El encuentro contó también con la participación de representantes del Gobierno colombiano y del nuevo Representante Especial de la Unión Europea para los Derechos Humanos, Olof Skoog. Reafirmando el apoyo europeo al trabajo de las defensoras y los defensores, reconociendo su gran valentía y sus aportes indispensables a la paz y la democracia.
El encuentro permitió a las Embajadas europeas y al Gobierno Nacional escuchar las recomendaciones de las personas defensoras de derechos humanos provenientes de regiones como Antioquia, Bolívar, Cauca, Caquetá, Chocó, Córdoba, Guaviare, La Guajira, Meta, Nariño, Putumayo y Valle del Cauca, para avanzar conjuntamente en la búsqueda de soluciones que lleven a mejorar las situaciones que enfrentan líderes y lideresas en sus territorios. Las Embajadas, el Gobierno y las personas defensoras intercambiaron alrededor de los riesgos que enfrenta el liderazgo social en la defensa del territorio, la superación de la impunidad y las garantías para la participación. Como producto de estos espacios de discusión, surgieron propuestas de trabajo conjunto por la protección de quienes defienden los derechos humanos en Colombia.
La campaña #DefendamosLaVida nació en 2019, en reacción a la preocupante situación de violencia recurrente y selectiva en contra de líderes y lideresas sociales en el país. Las embajadas europeas decidieron hacer más visible su apoyo a las personas defensoras amplificando su voz, uniendo su trabajo y coordinando acciones de visibilización y protección bajo la sombrilla de la campaña. A lo largo de estos cinco años, defensores y defensoras han aprovechado la mano tendida de las Embajadas para acompañarles en los momentos más importantes y más complejos de sus luchas, en Bogotá y en sus territorios.
“En Colombia y muchos otros países del mundo, la labor de las personas defensoras de derechos humanos es de muy alto riesgo, generando intimidaciones, persecuciones, ataques violentos y hasta asesinatos. De la mano de la sociedad civil y el Gobierno colombiano, la campaña #DefendamosLaVida acompaña a quienes levantan la voz en defensa de sus comunidades, de la naturaleza y de nuestros valores comunes. Hacemos eco de sus voces, combatimos la estigmatización de sus luchas, les respaldamos y exigimos su protección”, dijo el Embajador de la Unión Europea, Gilles Bertrand.
«Desde Suecia, el tema de Derechos Humanos ha sido siempre una prioridad en nuestra relación bilateral con Colombia. Hacer equipo con las demás Embajadas ayuda a amplificar el trabajo de todas y todos. La campaña #DefendamosLaVida es una oportunidad para seguir profundizando el compromiso de Suecia, la Unión Europea y sus Estados Miembros presentes en Colombia, Suiza y Noruega con la defensa de los Derechos Humanos y la democracia en el país», menciona Helena Storm, Embajadora de Suecia en Colombia.
En seis municipios con Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), ubicados al suroccidente del país, se implementa un proyecto de restauración ecológica que busca proteger el bosque y los servicios ecosistémicos que este ofrece en el Alto Patía.
La iniciativa es liderada por la Asociación Supradepartamental de Municipios de la Región del Alto Patía (Asopatía) en área rural de Argelia, Balboa, Mercaderes, Leiva, El Rosario y Policarpa, municipios ubicados en los departamentos de Cauca y Nariño.
Este proyecto pionero busca recuperar áreas boscosas en zonas de recarga hídrica, esenciales para el equilibrio del ecosistema local. Por este motivo, se contempla la siembra de más de 462 mil árboles de 38 especies nativas, destacándose el guayacán, el arrayan, el palo-fierro, el cedro rosado, el guásimo, el carbonero, el nogal cafetero, el fresno, el nacedero, el roble, el granadillo, el pino, el sauce y el madroño, entre otros.
La inversión supera los $6.616 millones, de los cuales el Programa Colombia Sostenible, una iniciativa del Fondo Colombia en Paz y el Banco Interamericano de Desarrollo, aporta $4.653 millones que son invertidos en capacitación y acompañamiento técnico, así como insumos, materiales y herramientas necesarias para que Asopatía lleve a cabo la restauración de 442,27 hectáreas (ha) de bosque.
El proyecto contempla una contrapartida local en especie por $1.963 millones, representada principalmente en la mano de obra de 143 familias campesinas, indígenas, afrocolombianas y víctimas del conflicto pertenecientes a Asopatía que se benefician de forma directa con la intervención.
La iniciativa promete transformar la región al promover acciones para conservar su riqueza natural, reportando los siguientes avances a la fecha:
El aislamiento de 35 hectáreas de bosque para su restauración pasiva. En toda la vida del proyecto se estiman 80 kilómetros de aislamiento.
Diagnóstico, zonificación y diseños florísticos de las tres áreas definidas en el proyecto.
Gestiones con la Red Colombiana de Restauración Ecológica para la constitución de la Red Nodo Patía.
Procesos administrativos para la adquisición de insumos, materiales y equipos.
Talleres de concientización sobre la importancia de proteger el bosque y sus servicios ecosistémicos.
Este proyecto no solo representa un paso hacia la recuperación ambiental, sino que también fomenta una conciencia colectiva sobre la importancia de la restauración activa y pasiva de los bosques estratégicos ubicados en zonas afectadas por el conflicto, la pobreza y la desigualdad.
El Equipo de País de las Naciones Unidas y el Gobierno de Colombia firman en Bogotá, el 19 de junio de 2024, el Marco de Cooperación para el Desarrollo Sostenible 2024-2027. El acuerdo guiará el trabajo mancomunado de las instituciones y las agencias fondos y programas de la ONU en Colombia, en colaboración con la sociedad civil, el sector privado, la academia, las comunidades y la comunidad internacional, para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sin dejar a nadie atrás.
Dicho Marco, se centrará en el Plan Nacional de Desarrollo 2022 – 2026 ‘Colombia Potencia Mundial de la Vida’, y en la aceleración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyo principio rector ‘no dejar a nadie atrás’ es la base sobre la cual se llegará a los territorios y poblaciones más vulnerables del país.
Asimismo, este Marco se encuentra alineado con el Sistema Nacional de Cooperación Internacional de Colombia (SNCIC), mecanismo encargado de coordinar la cooperación otorgada y recibida por Colombia y que se posiciona como la guía para los distintos instrumentos y actores de la cooperación.
«Este Marco es evidencia del compromiso de Colombia de fortalecer una política exterior anclada en la multilateralidad. Una política exterior basada en la paz, la protección de la biodiversidad, la garantía de la dignidad humana, la profundización de la democracia, la justicia social y la diplomacia de los pueblos», destacó el Ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo.
Consolidación de la paz total, la seguridad humana y la justicia social. – Con el principal objetivo de apoyar al Gobierno en el cierre de brechas y en el acceso a derechos de las personas más afectadas por el conflicto armado a través de la generación de oportunidades de participación e inclusión socioeconómica, para el sostenimiento de la paz territorial y la justicia social.
Derecho humano a la alimentación, desarrollo rural, ordenamiento territorial y agua. – El Equipo de País de la ONU y el Gobierno se unen para que Colombia avance en garantizar el derecho humano a la alimentación, en particular la reducción del hambre y la malnutrición, así como en el ordenamiento del territorio alrededor del agua, a través de la transformación, ocupación y uso del territorio, la adaptación y la sostenibilidad, permitiendo el cierre de las brechas en el acceso a agua potable y saneamiento básico.
Protección social e inclusión socioeconómica, con énfasis en poblaciones en situación de vulnerabilidad, migrantes y refugiados. – Este compromiso conjunto entre el Equipo de País de la ONU y el Gobierno sienta las bases para que el país avance hacia el goce efectivo de derechos a través de bienes y servicios que garanticen la igualdad y la equidad social y productiva.
Medio ambiente, acción climática y la transición energética limpia y justa. – El Equipo de País de la ONU apoyará al Gobierno para avanzar en la adaptación y mitigación de los efectos de la triple crisis planetaria (cambio climático, pérdida y degradación de la biodiversidad, y contaminación). Así como, en la implementación de una transición energética justa, apalancada en el uso eficiente de la energía y de las fuentes no convencionales renovables, impulsando las alternativas de reindustrialización, la generación de nuevos empleos y el cierre de brechas energéticas.
Habilitadores de la Agenda 2030. – Con la firma del Marco, se espera que para 2027 el Estado colombiano habrá mejorado su capacidad de monitoreo e implementación de la Agenda 2030 a través de sistemas de información y gestión de conocimiento más eficientes, una movilización de recursos con nuevas fuentes de financiamiento y estrategias eficaces para la incorporación de enfoques diferenciales, de género y de derechos, en las iniciativas de desarrollo sostenible.
En la construcción del Marco de Cooperación, y la definición de sus prioridades, se tomaron como guías el Plan Nacional de Desarrollo y la Estrategia Nacional de Cooperación Internacional de Colombia, junto con los diálogos regionales vinculantes, una serie de consultas con instituciones, y el trabajo mancomunado de las agencias fondos y programas y algunos de sus socios de la sociedad civil.
Aspectos importantes de este documento son una visión de transformación para garantizar el goce efectivo de derechos de los más dejados atrás, un enfoque de derechos humanos que busca impulsar la transversalización minuciosa de los derechos humanos, la igualdad de género y de movilidad humana, un enfoque territorial con planes interagenciales territoriales que articulen el trabajo de las agencias, fondos y programas para lograr impactos a escala, y una gobernanza renovada en línea con el Sistema de Cooperación Internacional impulsado por Colombia.
Fuentes: Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia – FAO Colombia
En las profundidades de la Amazonía colombiana, en el municipio de Leguízamo, se encuentra Yarinal, un cabildo indígena perteneciente al pueblo Murui. Desde su fundación el 27 de septiembre de 1994, esta comunidad ha sido un bastión de la cultura ancestral, arraigada en los principios sagrados de la fe, la familia, el territorio y la cultura.
Sin embargo en los últimos años, Yarinal ha enfrentado un desafío monumental: el ocaso de la generación fundadora. El fortalecimiento de algunos abuelos ha llevado consigo la pérdida de invaluables conocimientos y habilidades ancestrales. Entre los legados extraviados se encuentran liderazgos, artesanías, prácticas de supervivencia y métodos de caza, esenciales para la subsistencia y la identidad cultural del pueblo Murui.
Ante esta encrucijada, la nueva generación de comuneros de Yarinal ha asumido el desafío con valentía y determinación. Inspirados por prácticas milenarias, como el mambeo y el uso ceremonial de plantas sagradas como el tabaco y la coca, así como la veneración de alimentos como la yuca dulce, han emprendido un ambicioso proyecto de revitalización cultural.
En el período comprendido entre 2012 y 2020, estas iniciativas cobraron forma con la elaboración y puesta en práctica del «Plan de Vida Einamaki Wai Jenuano». Este plan, cuyo nombre evoca la búsqueda de la huella ancestral, tiene como objetivo primordial conservar los usos y costumbres del territorio y su biodiversidad amazónica.
Con este propósito, la comunidad de Yarinal ha emprendido una serie de acciones concretas. Desde la promoción de actividades culturales hasta la revitalización de técnicas ancestrales de agricultura sostenible, el Plan de Vida Einamaki Wai Jenuano se erige como un faro de esperanza en medio de la oscuridad del olvido.
El compromiso de esta nueva generación de comuneros no solo busca preservar la riqueza cultural y ambiental de su territorio, sino también transmitir estos conocimientos a las futuras generaciones. En un mundo cada vez más dominado por la modernidad, Yarinal emerge como un oasis de tradición y resiliencia, recordándonos la importancia vital de honrar nuestras raíces ancestrales en el camino hacia el futuro.
Yarinal, el hogar del pueblo Murui, se levanta como un testimonio viviente de la lucha por preservar la identidad cultural y la biodiversidad en la Amazonía colombiana. Su historia, marcada por la resistencia y la renovación, nos invita a reflexionar sobre el valor inestimable de nuestra herencia ancestral y el deber moral de protegerla para las generaciones venideras.
Escrito por: Organización Yarinal, Conservando la Vida en el Territorio Amazónico
Florencia, Caquetá. Con el objetivo de mejorar la genética de hatos bovinos de leche y doble propósito incluidos en la cuenca lechera del país, conformada por los departamentos de Atlántico, Bolívar, Caquetá, Córdoba, Casanare, Meta y Tolima, a través del uso de la biotecnología, La Corporación colombiana de investigación agropecuaria – AGROSAVIA, con recursos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en el marco del proyecto “Conpes Lácteo» entregó 1.400 preñeces con 45 días de gestación a pequeños productores, mediante la técnica de transferencia de embriones, una técnica que busca multiplicar la mejor genética para la producción de leche y adaptabilidad al medio ambiente de vacas de alto valor genético, pertenecientes a ganaderías especializadas y destacadas en el país, con renombre nacional e internacional. Esta actividad se adelantó en alianza estratégica con In Vitro Colombia, compañía que presta servicios en el área de biotecnología reproductiva animal.
Para alcanzar este resultado tan ambicioso, se palparon 11.390 hembras, se seleccionaron 6.777 receptoras y se sincronizaron 6.172 hembras, dentro de las cuales se transfirieron 4.288 receptoras con embriones producidos por fertilización InVitro de los cruces Brahman, Gyr, Guzera y semen de toros Elites Holstein sexado a hembra. Las preñeces antes mencionadas, han sido certificadas y entregadas a 427 ganaderos en los siete departamentos antes mencionados. Todas estas actividades desarrolladas, demuestran el gran esfuerzo y compromiso por parte de AGROSAVIA e In Vitro Colombia, con los pequeños ganaderos intervenidos, siendo este propósito, el único en el país llevado a cabo en tan corto tiempo y realizado simultáneamente en siete departamentos, con un alto porcentaje de preñeces.
En el departamento del Caquetá se beneficiaron los municipios de Albania, San José del Fragua, Belén de los Andaquíes, Florencia, Morelia, San Vicente del Caguán y la Montañita, donde se palparon 1.851 hembras, seleccionándose 1.713 receptoras, se sincronizaron 1.652 y transfirieron 1.190 embriones. De este trabajo se entregaron 389 preñeces con 45 días de gestación para un porcentaje del 33 % de preñez. Fruto de este trabajo se beneficiaron 77 ganaderos de la región, con un promedio de preñez por productor de cinco. Así las cosas, el departamento del Caquetá, genero el 27 % de las preñeces totales obtenidas en el país.
La biotecnología de transferencia de embriones ha revolucionado la industria ganadera al permitir la reproducción de animales con características genéticas superiores a una escala mucho mayor que la reproducción natural. Esta técnica, es especialmente útil, cuando se identifican animales con características genéticas sobresalientes, que se desean propagar en una escala mayor, acelerando así, el mejoramiento genético en el ganado bovino. Además, también permite preservar y propagar genes de animales de alto valor, que ya no están en edad reproductiva.
AGROSAVIA, pone al servicio de los pequeños productores colombianos instrumentos de alta tecnología, como la transferencia de embriones, una herramienta poderosa para acelerar el progreso genético en la industria ganadera al multiplicar las cualidades deseables de los animales selectos de alta productividad.
En verde región amazónica del municipio de Puerto Leguízamo, en el departamento del Putumayo, una historia de resiliencia y sostenibilidad se teje a través de los campos de arroz. La Asociación de Arroceros Arrotrefro, compuesta por quince valientes productores, se ha convertido en un pilar fundamental para el cultivo de arroz orgánico, variedades cristal y raizora. Estos agricultores, unidos por un propósito común, no solo han encontrado en el arroz una fuente de sustento, sino también una vía para la preservación de la rica biodiversidad amazónica.
Arrotrefro nació del deseo de estos productores, muchos de ellos víctimas del prolongado conflicto armado que azotó la región, de transformar sus vidas y las de sus comunidades a través de prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. En un rincón de la selva donde la tierra fértil es una promesa de vida y prosperidad, estos hombres y mujeres han decidido apostar por un futuro diferente, uno donde el respeto por la naturaleza y el bienestar colectivo sean los cimientos de su labor diaria.
La producción de arroz orgánico no solo ofrece a los consumidores un alimento más saludable, libre de químicos y cultivado con métodos naturales, sino que también representa una estrategia eficaz para la conservación de los ecosistemas locales. En cada grano de arroz cristal y raizora se encapsula un compromiso con la tierra y una dedicación a la sostenibilidad que va más allá de la simple cosecha. Los miembros de Arrotrefro trabajan en armonía, compartiendo conocimientos y experiencias, perfeccionando técnicas de cultivo que respeten el entorno y fomenten la biodiversidad.
El impacto de esta asociación trasciende los campos de arroz y se extiende a toda la comunidad. Arrotrefro no se conforma con el éxito económico; su verdadero logro radica en el bienestar integral de las personas. Generando oportunidades laborales y promoviendo el desarrollo social, estos agricultores han construido un tejido de solidaridad que beneficia a comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas y, sobre todo, a quienes han sufrido las secuelas del conflicto armado.
El arroz orgánico cristal y raizora producido por Arrotrefro es un ejemplo vivo de cómo la agricultura puede ser sostenible, rentable y beneficiosa tanto para el medio ambiente como para las personas. Cada saco de arroz que sale de Puerto Leguízamo lleva consigo la historia de un esfuerzo colectivo, de una lucha por la dignidad y de una esperanza renovada. En el corazón de la Amazonía, donde la naturaleza despliega su generosidad, los arroceros de Arrotrefro nos enseñan que otro mundo es posible, uno en el que el respeto por la vida y la búsqueda del bien común son los verdaderos frutos de la tierra.
En la IER Santa Fe del Caguán, estamos desarrollando un proyecto educativo los estudiantes de grado 10° y 11°, enfocado en el cultivo de plátano utilizando abono bocashi. Este proyecto nos permitirá adquirir conocimiento relacionado a: Aprender sobre la importancia de la agricultura sostenible, donde nosotros los estudiantes comprenderemos la importancia de utilizar prácticas agrícolas amigables con el medio ambiente, como el uso de abonos orgánicos. Desarrollar habilidades prácticas de cultivo, aprenderemos sobre el proceso de siembra, cuidado y cosecha del plátano, así como sobre la elaboración y aplicación del abono bocashi. Fortalecer el trabajo en equipo y la responsabilidad, el trabajo en grupo en el cultivo del plátano, nos permitirá desarrollar habilidades de colaboración, comunicación y responsabilidad.
¿Qué es el Bocashi?
El Bocashi es un abono orgánico elaborado a partir de materiales orgánicos como estiércol, residuos vegetales, sisco, levadura, cal y melaza, fermentados con microorganismos beneficiosos. Este abono enriquece el suelo, mejora su estructura y proporciona nutrientes esenciales para el crecimiento óptimo de las plantas.
Beneficios del Bocashi en el Cultivo de Plátano
Mejora la fertilidad del suelo: El Bocashi aporta nitrógeno, fósforo, potasio y otros micronutrientes esenciales para el desarrollo del plátano.
Aumenta la retención de humedad: El abono orgánico mejora la capacidad del suelo para retener agua, lo que reduce la necesidad de riego y optimiza el uso de este recurso vital.
Promueve la actividad microbiana: Los microorganismos presentes en el Bocashi estimulan la vida en el suelo, favoreciendo la descomposición de la materia orgánica y la liberación de nutrientes.
Fortalece las plantas: Un suelo sano y rico en nutrientes produce plantas más vigorosas y resistentes a plagas y enfermedades.
Contribuye a la agricultura sostenible: El uso de Bocashi reduce la dependencia de fertilizantes químicos, minimizando el impacto ambiental y promoviendo prácticas agrícolas sostenibles.
El cultivo de plátano con Bocashi es una experiencia educativa valiosa que nos permite a los estudiantes de la IER Santa Fe del Caguán comprender la importancia de la agricultura sostenible y el uso de alternativas amigables con el medio ambiente. Además, esta práctica nos brinda la oportunidad de trabajar en equipo, desarrollar habilidades agrícolas y apreciar el valor del trabajo manual. El consumo del plátano cultivado por nuestras propias manos será una fuente de satisfacción y orgullo, a demás se contribuirá a la producción de alimentos para nuestro consumo de una manera responsable y sostenible.
En una alianza que busca fortalecer las capacidades educativas de los pescadores del país, el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, en cabeza de su director Jorge Eduardo Londoño Ulloa, y la directora de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, AUNAP, Karen Elena Mejía Piñerez, firmaron un Memorando de Entendimiento como punto de partida del plan de trabajo, donde se identificarán las acciones conjuntas a corto, mediano y largo plazo que permitan generar las diferentes capacitaciones que lleven educación formal a estas poblaciones propendiendo por el desarrollo económico del sector pesquero.
Según el más reciente estudio realizado en alianza con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, se estima que en Colombia la población pesquera que no lee ni escribe supera el 20%; con estas acciones no solo se fortalecen sus conocimientos, sino mejorarán los procesos de la cadena de valor de la pesca, implementando buenas prácticas pesqueras y de manufactura y así mejorando su calidad de vida y la de sus familias.
Para Karen Mejía Piñerez, directora nacional de la AUNAP, este acuerdo permite aunar esfuerzos para apoyar y posicionar el sector pesquero: “Capacitarlos en temas como la comercialización permite que ellos puedan evitar las intermediaciones, que es donde se quedan en gran parte, los recursos de los pescadores”.
Además, añadió: “La ley 2268 de 2022, nos indica que esta entidad debe elaborar programas de capacitación para las poblaciones pesqueras y acuícolas, es por eso que hoy queremos darles la posibilidad a los pescadores y comercializadores para que accedan a estos beneficios que fortalecerán el crecimiento del sector”.
De igual forma, la invitación a los pescadores que no se encuentran formalizados, es a que realicen este proceso y así una vez establecidos los lineamientos y metodología por parte de las entidades puedan acceder a estos beneficios educativos.
Para Jorge Eduardo Londoño, director general del SENA, este acuerdo inicial tiene mucha importancia porque permite al pescador acceder a programas de educación, claves para el desarrollo del sector: “Esta es una extensión del programa CampeSENA, la obligación de esta institución debe plasmarse en sectores como el que representa la AUNAP, para el desarrollo y consolidación del SENA como una institución casi que dirigida al campesino”.
Las dos entidades trabajarán conjuntamente para establecer la línea de trabajo y hoja de ruta para identificar y convocar a los pescadores y pescadoras del país, para que, una vez establecidos los espacios de capacitación, puedan acceder a estos programas de educación de manera gratuita.
La historia de los habitantes rurales en Colombia está íntimamente ligada a la producción agrícola, una actividad que ha moldeado su identidad y su papel en el desarrollo nacional. Desde tiempos remotos hasta la actualidad, el campo colombiano ha sido testigo de diversas bonanzas agrícolas, desde la producción de quina, algodón, tabaco y caucho en el siglo XIX, hasta la bonanza cafetera del siglo XX y los proyectos de palma africana en tiempos más recientes.
Sin embargo, esta historia también ha sido marcada por la tragedia y el conflicto. Eventos como la Masacre de las Bananeras en 1928 y décadas de desplazamiento forzado durante el conflicto armado interno han dejado una huella imborrable en la población rural colombiana. A pesar de las adversidades, los habitantes rurales han demostrado una resiliencia admirable, manteniendo vivas sus tradiciones y resistiendo en un contexto de violencia e inequidad.
Relevancia Cultural y Desafíos Actuales
El Día del Campesino no solo es una celebración de las tradiciones culturales de esta población, sino también un recordatorio de los desafíos que enfrentan en la actualidad. A pesar de su contribución vital a la sociedad, los campesinos colombianos continúan enfrentando obstáculos como el acceso limitado a servicios básicos y la falta de oportunidades económicas.
Según datos del Censo General de Población de 2018, el 22.9% de la población colombiana vive en zonas rurales. Sin embargo, el desplazamiento forzado ha afectado gravemente a estas áreas, con más de 5.2 millones de personas desplazadas desde 1997 hasta 2022, según la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional. A pesar de estos desafíos, los campesinos continúan siendo los guardianes de una herencia cultural invaluable, preservando conocimientos ancestrales sobre agricultura y sostenibilidad que son vitales para la seguridad alimentaria y la conservación del medio ambiente en Colombia.
Reconocimiento constitucional
El pasado 5 de julio de 2023, se aprobó el Acto Legislativo número 1 de 2023, por medio del cual se reconoce al campesinado como sujeto de especial protección constitucional. El Acto Legislativo reformó el artículo 64 de la Constitución Política, dicho artículo se limitaba a imponer al Estado la obligación de garantizar a los trabajadores agrarios el acceso a la tierra, los servicios de educación, salud, vivienda, seguridad social, recreación, crédito, comunicaciones, entre otros.
El nuevo artículo 64, reconoce de manera expresa al campesinado como sujeto de derechos y de especial protección, categoría que la Corte Constitucional ya había otorgado para ciertos supuestos, por ejemplo, en sentencia C-077-2017, la Corte consideró que “los campesinos y los trabajadores rurales son sujetos de especial protección constitucional en determinados escenarios. Lo anterior, atendiendo a las condiciones de vulnerabilidad y discriminación que los han afectado históricamente”.
El reconocimiento constitucional de los habitantes rurales colombianos como sujetos de derechos ha sido fundamental para garantizar la protección y promoción de sus intereses, necesidades y aspiraciones. Históricamente, los campesinos han desempeñado un papel crucial en la producción de alimentos, la conservación del medio ambiente y el mantenimiento de la identidad cultural en Colombia. Sin embargo, durante mucho tiempo, han enfrentado desafíos como la falta de acceso a tierras, recursos, servicios básicos y oportunidades de desarrollo.
Para asegurar el reconocimiento y protección de los derechos de los campesinos, es imperativo que las instituciones gubernamentales, tanto a nivel nacional como local, adopten políticas y medidas concretas que promuevan su bienestar y desarrollo integral. Algunas acciones clave incluyen:
1. Reforma agraria: Garantizando el acceso equitativo a la tierra y los recursos naturales para los habitantes rurales, mediante políticas de redistribución de tierras y regularización de la tenencia de la tierra.
2. Participación ciudadana: Promoviendo la participación activa y significativa de los campesinos en la toma de decisiones que afectan sus vidas, a través de mecanismos de participación ciudadana y espacios de diálogo y consulta.
3. Derechos laborales: Asegurando condiciones laborales dignas y seguras para los trabajadores del campo, incluyendo el acceso a seguridad social, salario justo y protección contra la explotación laboral.
4. Desarrollo rural integral: Implementando políticas y programas que fomenten la diversificación económica, la infraestructura básica, la educación y la salud en las comunidades rurales.
5. Reconocimiento cultural: Valorando y respetando las tradiciones, conocimientos y prácticas culturales de los campesinos, protegiendo y promoviendo su patrimonio cultural.
El reconocimiento institucional del campesino colombiano como sujeto de derechos implica un compromiso sólido por parte del Estado y la sociedad en su conjunto para garantizar la igualdad de oportunidades, la inclusión social y el respeto a la dignidad humana de quienes labran la tierra y contribuyen al desarrollo del país.
Educación y Desarrollo Rural: El Legado de la Fundación Acción Cultural Popular en la transformación del campo colombiano
En medio de estas dificultades, la Fundación Acción Cultural Popular (ACPO) ha desempeñado un papel fundamental en la educación y el desarrollo rural en Colombia. Fundada en 1947 por el sacerdote José Joaquín Salcedo, ACPO ha trabajado incansablemente para llevar educación y formación a las comunidades rurales a través de iniciativas como Radio Sutatenza y el Periódico El Campesino.co.
Uno de los programas emblemáticos de ACPO son las Escuelas Digitales Campesinas, las cuales representan un ejemplo destacado de cómo la tecnología puede ser utilizada para promover el desarrollo rural y mejorar las condiciones de vida de los habitantes rurales del país. A través de este programa, miles de personas en áreas remotas han tenido acceso a educación, formación en competencias digitales y herramientas para el desarrollo sostenible de sus comunidades. Hasta el 2024, más de 8 millones de habitantes rurales en Colombia y Latinoamérica han sido beneficiados por estas iniciativas.
El Día del Campesino es una ocasión para rendir homenaje a estos hombres y mujeres valientes que, a pesar de las adversidades, siguen cultivando la tierra y manteniendo vivas las tradiciones que enriquecen la identidad cultural de nuestro país. A medida que celebramos esta fecha, es importante no solo recordar su invaluable contribución, sino también trabajar juntos para enfrentar los desafíos que aún persisten en el campo colombiano. Además, programas como las Escuelas Digitales Campesinas de ACPO demuestran el poder transformador de la educación rural en el desarrollo sostenible de las comunidades agrícolas de Colombia.