jueves, diciembre 19, 2024
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Hogares Luz y Vida: modelo evangélico a seguir

Hogares Luz y Vida, una apuesta desde el amor por los niños más marginados de nuestra sociedad.

 

Por Miguel Ángel Sandoval López

 

Hogares Luz y Vida, es una fundación que brinda ayuda a niños y jóvenes con discapacidad cognitiva y malformación física, como también a aquellos que fueron abandonados por padres biológicos.

La fundación nace por iniciativa de la hermana española Valeriana García Martín, en el año 1990. Desde su llegada a Colombia, en el año 1970, la hermana Valeriana ya trabajaba en diversos proyectos sociales que fueron alimentando el deseo de servir especialmente a los niños más vulnerables.

“Un día llegó una niña ciega que no tenía lugar específico para recibir atención a su dificultad visual”, comenta la hermana Valeriana; aquella experiencia inspiró a la religiosa a abrir una casa que brinde estadía y atención a niños invidentes y desprotegidos. Con el tiempo y debido a la gran cantidad de niños que llegaban con diferentes dificultades e inconvenientes de salud, empezó a darse la posibilidad de ayudar a todos los niños que se acercaban al hogar.

Actualmente la fundación atiende y presta asistencia a 1100 niños aproximadamente, de los cuales una cuarta parte viven permanentemente en el hogar, ya sea por dificultades en salud o porque sus padres biológicos son inexistentes o no pueden hacerse cargo de ellos. Estos niños internos se les brinda todo lo necesario para una vida digna, desde las necesidades básicas (alimentación, vivienda, vestido, etc) hasta las secundarías (Salud, educación, atención, etc.).

El hogar tiene más de 35 especialistas para atender las diferentes dificultades que presentan los niños y jóvenes beneficiarios del servicio en la fundación. Además de brindar apoyo médico para afrontar los diferentes problemas físicos que presentan los niños, La fundación brinda por medio de sus colegios, guarderías, programas de prevención y servicio, una educación de calidad, asistencia psicológica, recreación, entre otros bienes complementarios, que dignifican en todas las dimensiones humanas a los niños que reciben tan apropiado servicio.

En la actualidad, el hogar recibe aportes del ICBF (Bienestar familiar), pero la hermana afirma que el mayor aporte, es de las personas que creen en el trabajo de ellos y se acercan a brindar una colaboración, ya sea con recursos económicos, materiales, humanos o espirituales; desde un abrazo hasta una atención educativa y de salud especializada; lo cual permite un cuidado digno y lleno de frutos en abundancia “donde la mano de Dios siempre ha estado allí”, según lo afirma la hermana.

La fundación Hogares Luz y Vida, es un claro ejemplo del amor y la entrega de la iglesia por las personas más desprotegidas y abandonadas de la sociedad. Hoy en día donde es común oir que millones de niños son abandonados por malformaciones físicas o por patologías alarmantes, institutos como Hogares Luz y Vida, muestran una salida esperanzadora que apuesta por la vida humana desde del amor, de ahí que la hermana afirme: “Aquí trabajamos con amor, si no se hacen con amor, es mejor no hacerlas”.

 

 

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