Un sector arrocero más competitivo y menos contaminante es la visión que inspira la preparación de la segunda fase del componente sobre arroz en Colombia de la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC, por sus siglas en inglés). Construir esta visión involucrando a todos los interesados fue la motivación para realizar, del 11 al 14 de agosto en Bogotá, el taller de evaluación preliminar de la primera fase de este componente.
Por: Maria Cristina Katto – CIAT
Allí se dieron cita representantes de la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz), funcionarios del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) y del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), científicos del Instituto Internacional de Investigación en Arroz (IRRI), e investigadores tanto del Programa Global sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS), como del CIAT.
“Este componente que arrancó este año, unido al trabajo que se viene realizando con el programa Adopción Masiva de Tecnología (AMTEC), es una muy buena oportunidad para generar un cambio cultural en los arroceros que permita alcanzar un resultado importante y favorable en relación con el cuidado del medio ambiente” resaltó Rafael Hernández, Gerente General de Fedearroz.
Un cambio cultural que se espera “tenga lugar en los 217 municipios en los que se siembran 420 mil hectáreas de este cereal que tiene un valor anual cercano a los 3 billones de pesos” enfatizó Patricia Guzmán, Subgerente Técnico de Fedearroz al momento de poner en cifras la importancia de este cultivo para Colombia. Así empezó la agenda de trabajo que durante cuatro días dio lugar a una enriquecedora lluvia de ideas alrededor de los ejes temáticos en torno a los que se espera gire esta segunda fase: mejorar ciencia y conocimiento; movilizar apoyo político y financiero; fomentar comunicación; y facilitar sinergias entre los distintos esfuerzos actuales.
Tan importante como las ideas fue el compromiso manifiesto por las entidades participantes en formar parte de esta segunda fase y contribuir a articular los esfuerzos actuales, para hacer del sector arrocero colombiano uno más competitivo y que contribuya con un 30% menos de emisiones de metano, uno de los gases de efecto invernadero más contaminante.
¿En qué va la primera fase?
Lanzada el 13 de febrero de 2015, la primera fase del componente sobre arroz en Colombia de CCAC está encaminada a reducir la intensidad de las emisiones de metano generadas por los campos donde se cultiva arroz de riego. Campos que cubren más de 100 países en el mundo. De hecho, Asia contribuye con el 90%, 650 millones de toneladas, de la producción total; seguido por América Latina que produce 25 millones de toneladas.
Durante estos 6 primeros meses de implementación se han alcanzado logros como un acuerdo de trabajo colaborativo entre la Alianza de Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS), la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y el CIAT. Así como la preparación de una versión beta de una plataforma virtual para centralizar y hacer accesible la información generada por este componente. Esta primera fase está desarrollándose paralelamente en Bangladesh y Vietnam, con el apoyo del IRRI.
Al finalizar esta primera fase en diciembre de 2015, el IRRI y el CIAT, centros hermanos del Consorcio CGIAR, e instituciones líderes de este componente, esperan haber contribuido a compilar información de cada región y a evaluar las oportunidades y barreras para la implementación a gran escala. Esta información estará disponible y accesible vía web y en ella se incluirán las prácticas actuales de manejo, datos sobre aptitud biofísica y socioeconómica, así como recomendaciones sobre acciones políticas para cada región.
La clave está en alternar
Se trata del moje y secado alternado (AWD, por sus siglas en inglés). Tecnología promisoria, y una de las piedras angulares de este componente, para mitigar las emisiones de gas metano en los sistemas de arroz, especialmente aquellos que son irrigados. Esta tecnología involucra la práctica de secar periódicamente los campos y volver a inundarlos a su nivel óptimo de agua.
Utilizarla requiere un suministro de agua confiable y controlable, para que los agricultores puedan drenar los campos y tener acceso al agua después del drenaje. Cabe aclarar que esta tecnología no es recomendada para campos de arroz irrigados con lluvia, o en aquellos donde falta capacidad para drenar el agua.
Entre los beneficios de esta práctica de manejo está el hecho de que reduce el uso del agua hasta en un 30% y puede ahorrar dinero a los agricultores en lo relacionado con los costos de la irrigación y el bombeo de agua. Así mismo, reduce las emisiones de metano hasta en un 48% sin afectar el rendimiento del cultivo.
Una segunda fase de carácter regional
Para Ngonidzashe Chirinda, científico del Área de Investigación en Suelos del CIAT, lograr que los resultados de la primera fase de este componente se maximicen en la segunda fase en la región de América Latina, “implica facilitar que se concreten alianzas estratégicas con instituciones como el Fondo Latinoamericano para Arroz de Riego (FLAR) y la Alianza Global de Investigación (GRA), en especial su grupo para este lado del mundo”. Al igual que la estrecha colaboración con CCAFS es también un factor relevante en este aspecto ya que este programa global está trabajando actualmente en Honduras, Guatemala, El salvador, Perú y Colombia.