El municipio de los famosos y mundialmente conocidos bocadillos veleños, anualmente se convierte en anfitrión de uno de los festivales de música más importantes del país; el Festival de la Guabina y el Timple. El cual es una remembranza y rescate cultural de las costumbres propias de los antepasados indígenas transmitidos de generación en generación.
Este folclor andino cuenta con expresiones autóctonas en lo literario (coplas), musical (guabina, torbellino y moño), coreográfico (danza de torbellino) además de muestras de gastronomía, técnica del bordado y artesanías, cuyo reconocimiento a escala nacional le ha valido a Vélez el título de “capital folclórica de Colombia”.
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La primera vez que se celebró este festival fue en el mes de julio del año 1962. Gracias a la gestión de varios representantes de la cultura musical de la época, cuyo objetivo era conservar y divulgar la cultura veleña y sus piezas más representativas como la guabina, el torbellino y las melodías que de allí salen, además de trascender y convertirse en la expresión insignia del folclore andino.
Esta es una fiesta vivida con fervor para niños y adultos, que celebran vestidos con la elegancia campesina a la vieja usanza de la tradición donde los elementos más representativos, tal es el caso del tiple: Considerado el instrumento nacional de Colombia, ya que está presente en la música tradicional de 14 departamentos del país, este se utiliza en el acompañamiento de ritmos típicos del interior de nuestro territorio, como el bambuco y el pasillo.
La guabina veleña: Se caracteriza por el canto a cappella a dos voces, alternando con trinares del tiple o requinto y tiene su origen en las tribus indígenas que habitaron la zona, chipataes, cocomés y agataes; que cantaban estribillos acompañados de melodías de flautas de caña de castilla e instrumentos de percusión como zambumbias, carracas de burro, cucharas, chuchos, alfandoques, etc.
El torbellino: Esta danza es un fino coqueteo, que se caracteriza en algunas regiones por la elegancia, los pasos rápidos y cortos y la majestuosidad en los movimientos. Las coreografías más conocidas son: torbellino sencillo, el tres, el cuatro, la copa y el moño. Siendo este último muy popular por la picardía de las coplas, y tiene como característica especial que es el único mano a mano de coplas a nivel nacional, donde participan un hombre y una mujer.
Por: John Alexander Saavedra. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.