Fe puede hacer pensar a la persona que escucha esta palabra que se está hablando de un tema concerniente a la religión. Pero en muchos de los casos no es así.
Por Rubén Gil
Fe se puede definir de muchas maneras pero la más común es la que se conoce dentro de la religión, específicamente la cristiana. Pablo en la carta a los hebreos dice: “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Por tradición la palabra fe ha sido un concepto propio de la religión. Aun así, hoy en día la palabra fe está mezclada no solamente con el ámbito religioso sino con otros ámbitos que nada tienen que ver con la religión. Por ejemplo cuando alguna persona se acerca a una notaría para autenticar cualquier clase de documento, finalmente está buscando que el notario de fe de la veracidad de dicho documento. Se habla también de la fe de erratas cuando el autor o los autores de un libro reconocen los errores que hay dentro del texto y señalan la corrección. También se compara la palabra fe con la intención de un acto; por ejemplo si la intención es buena se dice que la persona actuó de buena fe y si la intención es mala se dice que actuó de mala fe. Y como si fuera poco, la fe se hace tangible cuando se refiere a ciertos documentos legales que confirman la veracidad de un hecho, es el caso de la fe de vida, la fe de bautismo, etc.
Para muchos científicos y racionalistas la palabra fe no puede ser sinónimo de creencia en aquello que no se puede mostrar, como sí sería para los cristianos. Para los primeros la fe se puede pensar pero sólo para referirse a la confianza que se deposita en la eficacia de la ciencia. De alguna manera se puede evidenciar, a grandes rasgos, que la palabra fe va tomando cada vez más fuerza en los ámbitos que nada tienen que ver con religión. En fin, la fe como palabra existe dentro del lenguaje universal, independientemente de si se refiere al ámbito religioso o no. Porque naturalmente hay que aceptar que la palabra fe ya no sólo es de propiedad religiosa. De todos modos si la palabra sale o no del contexto religioso en nada debe afectar lo que dicha palabra significa para un verdadero creyente. Porque aquí la cuestión no es responder a la pregunta ¿cuál es el verdadero significado de la palabra fe? Puesto que finalmente el que la palabra fe sea mencionada para referirse a algo totalmente distinto de lo que significa la religión, no debe afectar en nada la fe de un verdadero creyente.
Así que en el caso específico de una persona religiosa no es tanto pensar la fe como algo ajeno o externo sino como aquella creencia que no se puede encerrar en un único significado pero si vivir a modo personal.
En conclusión, todas las personas, llámense religiosas o areligiosas, poseen aquella creencia incierta que se le conoce como fe, independientemente del significado que le den a dicha palabra. Porque hasta el que dice prescindir de la fe porque sólo le basta la razón, debe tener fe en que sólo la razón le basta.