La investigadora Laura Nataly Tiria, geógrafa de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), comenta que en el municipio se evidenció un aumento paulatino de la temperatura promedio anual, lo que provocaría que los efectos de variabilidad climática por el fenómeno de La Niña sean más intensos.
“El aumento de la temperatura, que se registra desde los años noventa, ha presentado un incremento de 0,3 °C por década, según el análisis del periodo 1979-2016. Se trata de un dato significativo si se compara con el incremento promedio nacional, que es de 0,1-0,2 °C por década para 1950-2000, mientras que el mundial es de 0,09-0,13 °C por década para el periodo 1971-2010”, explica.
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En este municipio también se evaluó la conversión de bosques naturales a pastos limpios, transformaciones que han aportado al fenómeno del calentamiento global, debido a la emisión promedio anual de 342.000 toneladas de C02, gracias a la tasa anual aproximada de deforestación de 742 hectáreas.
En ese cambio también han influido los efectos de compactación en el suelo, que reducen el crecimiento de las raíces, y los cambios en la evapotranspiración, que inducen una alteración en los flujos de calor y humedad entre la superficie terrestre y la atmósfera.
Para el estudio se delimitaron 121.537 hectáreas de la margen de la vía que conecta los centros urbanos de Puerto Leguízamo y La Tagua, usando la información georreferenciada de 2002 y 2016 tomada de la publicación Monitoreo de los bosques y otras coberturas de la Amazonia colombiana, del SIAT-AC y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi).
Alta deforestación
“Se observó que en 14 años la cobertura de bosque en el área de estudio disminuyó en 10.386 hectáreas, es decir que cada año hubo una deforestación aproximada de 742 hectáreas, que se convirtieron en pastos”, señala la geógrafa.
El municipio de Puerto Leguízamo está localizado en la subregión del Bajo Putumayo de la Amazonia Noroccidental, al sur de Colombia, por lo que se constató parte de la problemática de la expansión incontrolada de la frontera agropecuaria en la Amazonia, que también contribuye al calentamiento global por la emisión constante de gases de efecto invernadero, como CO2, lo que incide en el aumento de la temperatura.
La investigadora cuenta que con la construcción de la vía La Tagua-Puerto Leguízamo, en el marco de la guerra binacional entre Perú y Colombia (1932-1933), comenzó el proceso de colonización, incentivado por la extracción de las materias primas de la selva amazónica como la quina, el caucho y las pieles de animales silvestres.
“En ese primer proceso de colonización hubo una transformación en la cobertura y el uso del suelo, aunque este no fue tan significativo como el de la década de los años ochenta, con la llegada de campesinos de los Andes, quienes vinieron a trabajar en los cultivos de coca y luego establecieron sistemas productivos en los que introdujeron la tala y quema de bosque para introducir cultivos y pastos”, comenta la geógrafa.
El estudio, realizado junto al médico veterinario-zootecnista Julián Santiago Bonilla, de la Universidad Cooperativa de Colombia, y César Augusto Bonilla Castillo, del Sinchi, se basó en análisis del contexto histórico del municipio, que influyó en la transformación de cobertura y uso del suelo.
La tasa anual de deforestación se determinó según los datos para el periodo 2002-2016, y con ello la magnitud de emisiones de CO2 por la conversión de bosques naturales a pastos limpios.
Por último, se caracterizaron las variables climáticas: precipitación y temperatura, y las repercusiones que puede conllevar el cambio de cobertura y uso de suelo en estas variables.
Fuente: Universidad Nacional de Colombia.