Joyce Fernandes, exempleada doméstica, creó la campaña #YoEmpleadaDoméstica en Facebook para que las empleadas denuncien abusos de sus patrones en Brasil
Un día, cuando Joyce Fernandes de 31 años, estaba haciendo su almuerzo en su casa ubicada en Sao Paulo, Brasil, recordó algunas cosas de su último trabajo como empleada doméstica en una casa de familia. Uno de los hechos que más la marcó fue cuando su patrona le prohibió comer lo que ella preparaba para la familia. En cambio, Joyce se vio obligada a llevar sus propios cubiertos y una porta comidas.
Eso sucedió en el 2009. En julio de este año decidió publicar su experiencia en su perfil personal de Facebook y creó la etiqueta #EuEmpregadaDoméstica (#YoEmpleadaDoméstica) para que otras mujeres que hubieran pasado por los mismos abusos compartieran sus experiencias. Ese día recibió tantos comentarios que optó por crear una página en Facebook, la cual recibió 40 mil seguidores en 24 horas.
Hoy Joyce es una profesora de historia. Además, hace parte del movimiento hip-hop en Santos, donde es conocida como Preta Rara. A pesar de que su abuela, su madre y su tía también fueron empleadas domésticas, ella tiene claro que ese no puede ser un cargo hereditario. En Brasil esto sucede por la falta de oportunidades y por el racismo que existe en la sociedad.
Aunque su madre es analfabeta, fue ella quien incentivo a Joyce para que estudiara. Así, la ahora exempleada doméstica entendió que es gracias al estudio que las personas pueden tener un ascenso social y económico. Joyce se dio cuenta que era la única forma en la que podía cambiar la situación y la historia de su familia.
Optó por estudiar historia porque siempre investigaba algunas cosas para escribir sus canciones. Cuenta que sus estudios no fueron fáciles, ya que para leer y entender bien se necesita de tiempo y ella continuaba trabajando en casas de familia mientras hacía sus estudios. Sin embargo, logró graduarse y hoy en día trabaja como profesora de historia y utiliza las canciones de hip hop para abordar temas sociales en las escuelas.
El consejo que Joyce da a las empleadas domésticas es que “no agachen la cabeza, ellas no están solas. Existen normas que regulan el trabajo doméstico. Es claro que ellas no hacen parte de la familia para la que trabajan y no tienen que ser tratadas como tal, pero sí tienen que hacer valer sus derechos como prestadoras de un servicio”.
