La década del dos mil prometía llevar cambio a los montes de María, en el departamento de Bolívar. Las comunidades campesinas estaban a la expectativa por el reciente desenlace de los diálogos del Caguán.
Por: Andrés A. Gómez Martín.
El Salado es un corregimiento del municipio del Carmen de Bolívar, de tradición campesina, los habitantes cultivaban plátano, algodón, yuca ñame y la ganadería no se quedaba atrás. Cientos de campesinos llegaban al Salado como punto de encuentro de una zona pujante.
El 16 de febrero del año 2000, un grupo de hombres armados con fusiles, llegó al Salado. Con lista en mano fueron preguntando por ciertas personas.
La historia es recogida por el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Fiscalía General de la Nación, según las investigaciones, durante tres días el horror se tomó al pueblo.
Unos meses antes la tragedia se había anunciado, un helicóptero sobrevoló el pueblo y desde allí se lanzaron unos papelitos, en ellos se invitaba a festejar el fin de año porque iba a ser el último.
Durante tres días cien campesinos perdieron la vida en la cancha de micro futbol o tratando de escapar hacia el monte, se instaló una mesa y allí fueron muriendo torturados, degollados y picados.
En esos tres días los campesinos no pudieron escapar mientras se llevaban a cabo los asesinatos, los equipos de sonido fueron encendidos para ahogar los gritos, los hombres armados tomaron los instrumentos musicales de la casa de la cultura y los hicieron sonar al ritmo de las balas y las crueles puñaladas.
Niños, abuelos, hombres y mujeres campesinos, fueron víctimas de la violencia, de la guerra que sacude a nuestro país. Autoridades internacionales castigaron a la nación, por no actuar adecuadamente en la protección de la población campesina del Salado.