Machete, herramienta indispensable y única que existe en la finca. Una hoja de metal filoso que cuando no está cortando caña o monte, está puesta en el tercio del campesino.
Por: Andrés A. Gómez Martín
Machete. No existe finca en Colombia que no use esta útil herramienta que ha sido parte de la historia nacional. Desde el ejército de Bolívar, pasando por los colonizadores, los esclavos y los indígenas; gracias a esta hoja metálica se abrieron paso por las tres cordilleras, dos costas, las llanuras y las selvas del sur de Colombia. El nombre por lo general y el más común es machete pero en otras regiones del país y de Latinoamérica se le conoce de forma diferente
Los nombres del machete: En Argentina le llaman ‘facón’ y al igual que en Colombia está ligado a los temas agrarios, en este caso a las pampas y la costa del Uruguay. En Venezuela le llaman ‘pico de gallo’ porque en este país tiene una modificación, a diferencia del machete colombiano, este tienen mayor longitud, y en la punta tiene un pequeño garfio, haciéndolo parecer al pico de este animal. En algunas partes de los Andes colombianos, el machete recibe el nombre de ‘rula’. En el Salvador le llaman ‘cuma,’ y su uso está ligado a la jardinería y labores menos dispendiosas. En Honduras se le conoce como ‘tuno’, y en México el machete se llama ‘guaparra’. Otros nombres clásicos y más conocidos en Colombia son: la peinilla y la macheta.
El origen de esta hoja metálica se ubica hacia finales del siglo XVIII, sin embargo el auge de esta herramienta arranca cuando los españoles introducen el llamado “acero fino”, que al ser producido en grandes cantidades abarató los precios de esta herramienta y la hizo popular.
Desde cortar caña de azúcar en los ingenios vallecaucanos, pasando por la pelada de cocos en San Andrés y Providencia, el deshierbe en las fincas de recreo y hasta para abrir monte en las selvas del Guaviare o del Vaupés, el machete ha estado y estará ayudando en el campo y a los campesinos.