El sumo pontífice basó su mensaje en la historia bíblica del evangelio de Mateo capítulo 14 de los versos 13-21, el cual narra la multiplicación de los panes y los peces, que se desarrolló en el desierto donde Jesús se había retirado con sus discípulos. Donde una gran multitud lo alcanzó para escucharlo y recibir sanidad, Sin embargo, la dura jornada traería cansancio y hambre a la muchedumbre.
Ante esto de manera práctica los discípulos invitan a Jesús para que despida a la multitud y esta pudiera ir a buscar comida. lo cual Jesús responde a su discípulos indicándose que estos les dieran de comer a dicha multitud.
El papa invitó al mundo a imaginar las caras que pondrían los discípulos ante semejante petición. Seguidamente resaltó y afirmó que “Jesús sabe bien lo que va a hacer, pero quiere cambiar la actitud de ellos”. Manifestando no que Jesús dejaría que se las arreglaran solos, sino en que reflexionaran tanto ellos como el mundo de hoy en la pregunta: “¿Qué nos ofrece la Providencia para compartir?”.
La invitación de Jesús a través de esta situación era educar a sus amigos de ayer y de hoy en la lógica de Dios. “En la lógica de hacerse cargo del otro”. Continuando con su relato menciona que uno de los Doce respondió al Maestro con realismo: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces». Entonces, Jesús contestó y pidió que le entregaran dichos alimentos, tomándolos entre sus manos, levanta los ojos al cielo, pronunciando la bendición e inicia a partir y a dar las porciones a los discípulos para distribuirlas a la multitud, alimentos que bastaron y sobraron.
El Papa concluye que la clave está en actuar siempre con compasión, como Jesús lo hizo con aquella multitud. Un gesto que no es sentimentalismo, sino la manifestación concreta del amor que se hace cargo de las necesidades de las personas, con una actitud de empatía y caridad que debe ser replicada por todas las personas del mundo de hoy.
Por: John Alexander Saavedra. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.