Se trata de un desierto mágico en su composición de colores y leyendas. Ubicado al norte del departamento del Huila, a 38 kilómetros de Neiva y a 10 Kilómetros de Natagaima, pueblo del vecino departamento del Tolima, se conforman los límites de 330 kilómetros de zona árida, catalogada como la segunda zona desértica más extensa de todo el país, que hoy es conocida como destino turístico para observar las estrellas.
Así mismo, este enigmático y bello desierto también es considerado como un libro de historia natural en el cual arqueólogos, geólogos, antropólogos, historiadores, biólogos y toda clase de investigadores han descubierto la riqueza natural de hace millones de años atrás, donde alguna vez, las aves, anfibios, crustáceos, peces, reptiles y mamíferos, junto con una gran diversidad de plantas acuáticas y terrestres, conformaban una red alimenticia compuesta por herbívoros, carnívoros, detritívoros y omnívoros, en cuya cúspide se encontraban reptiles superdepredadores que dominaban los ríos y las selvas.
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Huellas en el desierto
Reafirmando lo anterior, Catalina Suárez, geóloga de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y doctora en Paleontología de la Universidad de La Plata (Argentina), participó en una caracterización del conocido Desierto de la Tatacoa, un lugar extendido en los territorios de Tolima y Huila. Gracias al estudio de fósiles de madera, afirma que alguna vez existió un bosque lleno de vida y que algunas especies que existieron, incluso se han familiarizado con las que existen hoy en la Amazonia colombiana.
Apoyando varios estudios con diferentes científicos y usando disciplinas de estudio como la aleo biología, que se basa en el análisis de huesos o dientes por medio de la morfología, para hacer reconstrucciones de ambiente y clima, además de caracterizar lo que comían los animales en ese entonces; a través de las hojas se puede interpretar atmósfera y reconstruir todo el ambiente de la época del Mioceno.
Así mismo, la paleontología (estudio de los fósiles) abarca e integra ciencias de la Tierra y ciencias biológicas e interactúa con la teoría de la evolución y la clasificación práctica de las especies con el fin de hacer reconstrucciones biogeográficas y ambientales de diferentes momentos del pasado.
“La paleontología permite ver la vida en cuatro dimensiones, conocer el movimiento de las especies, entender la vida en el pasado y prepararse para lo que viene, ya sean extinciones o cambios climáticos”, agrega la paleontóloga Suárez.
Los restos fósiles conocidos como “La fauna de La venta,” encontrados en esta zona y en lugares cercanos al Valle Superior del río Magdalena, son una importante referencia y una ascendencia indispensable para el estudio de numerosos animales vertebrados de América del Sur y gracias a esas huellas en el desierto, reafirmar que el desierto de la Tatacoa huella de una vida, como la tiene hoy el Amazonas.
Por: John Alexander Saavedra. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.