Las delegaciones que integran esta movilización provienen de los cuatro municipios del Guaviare, además de comunidades del Meta, Vichada, Guainía, Huila, Tolima, Arauca y Nariño. Son territorios atravesados por dinámicas de violencia y disputa territorial. “Después de un tiempo de diálogos y rompimientos, se han generado muchas divisiones, y en esas divisiones ha vuelto el conflicto por el dominio de los territorios. Los campesinos hemos quedado en medio de esa lucha”, señala Henry.
Frente a esta situación, el llamado es a que el Estado asuma su responsabilidad más allá del discurso. “Pedimos atención real en las regiones, inversión social y compromiso con el campo”. Las comunidades denuncian que históricamente se les ha responsabilizado de problemáticas como la deforestación, sin considerar las condiciones estructurales que enfrentan. “¿Qué vamos a desforestar si no tenemos con qué trabajar?”, cuestiona Henry.
Las respuestas institucionales, hasta ahora, han sido percibidas como insuficientes. “Lo que nos han dicho han sido pañitos de agua tibia para todo este conflicto”. A pesar de algunos acercamientos con el Ministerio del Interior, las comunidades no sienten que haya voluntad de atender a fondo las causas estructurales de su situación.
Las dificultades para producir y comercializar, la precariedad de las vías y los altos costos de transporte son otros puntos críticos. “Podemos cultivar, pero al momento de vender enfrentamos precios muy bajos y muchos obstáculos logísticos”. Por eso, su regreso a los territorios está condicionado a una respuesta concreta que implique inversión, escucha activa y participación directa del campesinado en la construcción de soluciones.
El mensaje de quienes hoy se mantienen pacíficamente en la Plaza de Bolívar va más allá de una demanda sectorial. La lucha del campesinado es por quienes cultivan plátano, yuca o papa en la vereda, y también por quienes habitan las ciudades y dependen del campo para vivir. “Si nosotros los campesinos nos paramos y acabamos con toda la producción del campo, ¿de qué vivimos en las ciudades entonces?”