Entre las principales causas que afectan la gran diversidad de cultivos del mundo se encuentran las plagas, organismos animales o vegetales que impiden el correcto desarrollo de las plantas llevando a que se enfermen y de no ser tratadas, a que se pierda totalmente el cultivo. Por esta razón y con la llegada de la industrialización, se crearon insecticidas que acaban con dichos organismos pero afectan en gran medida el agua, el suelo y la salud humana.
Teniendo esto en cuenta y pensando en la producción sostenible, investigadores de la Universidad Nacional, sede Medellín, elaboraron un bioinsecticida como solución al manejo integrado de la oruga negra, especie nativa de las regiones tropicales y subtropicales de América que puede dañar significativamente los cultivos de maíz, arroz, caña de azúcar y algodón.
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El bioinsecticida se preparó a base de células del árbol de neem y contiene aditivos que lo protegen de la luz para hacerlo más duradero. Así mismo, tras probarlo en las plantaciones de la Estación Agraria de la Sede, se comprobó que no es tóxico ni para animales vertebrados ni para insectos benéficos como las abejas.
Igualmente, es un producto cuya degradación en aguas y suelos no tarda más de una semana y comercialmente, se encuentra a un costo acorde con su función y en un rango menor al de los agroquímicos convencionales. Cabe resaltar que este bioinsecticida también funciona para el control de otras especies como mariposas plaga, mosca blanca, minadores y dragón amarillo.
Aunque está investigación se viene realizando desde el año 2.000, fue hasta el 2015 cuando el equipo de investigadores solicitó la patente para el producto. Autorización comercial que les fue concedida con un periodo de vigencia hasta mayo del 2036. Lo que evidencia el potencial científico y tecnológico que tiene Colombia para apostarle al desarrollo sostenible.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.