Los llamados picapiedra, talladores, escultores o artesanos aún hacen resonar el cincel sobre la piedra en algunos municipios de nuestro país, aunque es un arte poco valorado, el amor por el oficio que ejercen no los ha dejado abandonarlo.
El arte de esculpir o tallar la piedra ha estado presente en toda la historia de la humanidad principalmente en el paleolítico y en el neolítico es decir la edad de piedra, donde se comenzaron a tallar las primeras herramientas, utensilios y armas muy simples que con el paso del tiempo se fueron perfeccionando hasta ser usada en la arquitectura, esculturas, decoración y la joyería.
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Barichara en Santander, Jericó en Antioquia, Ráquira en Boyacá y San Agustín en el Huila son quizás los máximos exponentes en cuanto a esculturas y arquitectura elaborada en piedra; una tradición milenaria que sigue a pesar de la falta de apoyo; desde muestras arqueológicas, estatuas, calles y hasta iglesias construidas en piedra son obras que turistas y propios pueden ver en estos lugares de nuestro país.
Muchos de estos artesanos han decidido enseñar en entidades públicas y privadas para dar continuidad a esta hermosos oficio y no dejar que desaparezcan las técnicas necesarias para tallar piedras pues de ellas se produce esculturas de animales, máscaras, piedras empotradas en raíces de maderas, lavamanos, pisapapeles, pilones, fuentes y vasijas utilitarias, estas últimas las de mayor demanda.
Por: Sandra Patricia Romero. Facilitadora en Cundinamarca.