Este domingo, 10 de diciembre, se viste con solemnidad para conmemorar el Día de los Derechos Humanos. En esta fecha, hace ya 75 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó un hito trascendental: la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH). Un documento que se erige como faro de esperanza, trazando el compromiso global de salvaguardar la dignidad inherente a todos los seres humanos, sin distinción alguna.
La DUDH, nacida de la pluma de visionarios representantes de diversas latitudes, se revela como una joya de compromiso internacional. Con sus 30 artículos, traza un mapa de los derechos fundamentales que, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), deben ser protegidos de manera universal. La magnitud de su alcance abraza desde los derechos más primarios, como el derecho a la vida, hasta aquellos que otorgan valor a nuestra existencia: acceso a la alimentación, educación, trabajo, salud y libertad.
Los derechos humanos, según la ACNUDH, son las normas sagradas que reconocen y resguardan la dignidad de todos, independientemente de su nacionalidad, género, origen étnico, color, religión, idioma u cualquier otra condición. Son la esencia misma que impulsa la igualdad y la justicia en el escenario global.
Fue en 1950 cuando el Día de los Derechos Humanos adquirió su estatus oficial, dos años después del nacimiento de la DUDH, a través de una resolución de la Asamblea General. Este día, en diciembre, se convirtió en un llamado a todos los Estados y organizaciones interesadas a adoptar esta jornada como un faro de conciencia y compromiso con la protección de los derechos fundamentales.
En el presente año, marcando 75 años desde la adopción de este compromiso, la celebración se teje en torno al tema central «dignidad, libertad y justicia para todas las personas». Sin embargo, la ACNUDH, en un comunicado conmemorativo, destaca que a pesar del potencial transformador de los derechos humanos, parte de este aún permanece inexplorado.
El 75 aniversario se erige como un llamado a la acción, una oportunidad para rejuvenecer la Declaración Universal de Derechos Humanos. En este aniversario, debemos mirar hacia el futuro, demostrando cómo esta proeza de la diplomacia global puede adaptarse a las demandas del presente. La ACNUDH nos invita a explorar, con renovado vigor, como los derechos humanos pueden ser el faro que guíe hacia un mundo más igualitario, justo y próspero. En su promesa de libertad, igualdad y justicia para todos, la Declaración Universal de Derechos Humanos persiste como un faro incandescente, iluminando el camino hacia un futuro donde la dignidad humana sea el principio rector inquebrantable.
Editora: Natalia Garavito