Cada 20 de mayo se celebra alrededor del mundo el Día de las Abejas, una fecha establecida con el propósito de conmemorar la labor tan indispensable que cumplen estos insectos voladores e invitar a gobiernos, instituciones, organizaciones y la sociedad en general a reflexionar sobre la urgencia de estrategias que garanticen y protejan su vida.
La mayoría de las plantas del planeta requieren de la polinización para producir semillas y fruto, proceso que realizan las abejas transportando el polen de una flor a otra y que se ve directamente afectado con la disminución de su población. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO, de unas 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de alimento mundial, el 71% depende de las abejas.
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Además, económicamente hablando, de acuerdo con lo investigado por Greenpeace el cálculo más reciente respecto a los cultivos globales dependientes de estos polinizadores, valora la polinización en 256 mil millones de euros. Indicando que a gran escala el equilibrio ambiental y productivo en la agricultura depende de las abejas.
¿Cuales son las amenazas para las abejas?
Desde hace unos años se ha evidenciado una disminución acelerada en la población de las abejas en todo el mundo, y gracias a diversas investigaciones se han identificado tres causas principales. En primer lugar, se encuentra la hambruna de las abejas, esto por que no hay suficientes plantas en flor a causa de los monocultivos y otros factores industriales, que desde sus prácticas reducen la diversidad de plantas silvestres impidiendo su proceso de recolección de polen, su principal fuente de alimento y proteínas.
En segundo lugar se encuentra en envenamiento de abejas, pues muchas flores, ubicaciones de colmenas y el medio ambiente general en torno a estos insectos resultan contaminados por sustancias químicas que en su mayoría son plaguicidas. Dichas sustancias llegan a las abejas a través del polen, el néctar, el aire, el agua o el suelo; afectando su movilidad, aprendizaje, orientación, comportamiento alimentario o causando su fallecimiento.
Finalmente se encuentran las enfermedades de abejas, que se dan a partir de parásitos que las debilitan hasta que ya no pueden sobrevivir. Estas enfermedades a menudo son causadas por especies invasivas que las abejas locales no pueden combatir mediante adaptación natural o la inmunización, haciéndolas más vulnerables ante otro factores de amenaza.
¿Cómo podemos ayudar a las abejas?
Teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente, podemos apoyar y contribuir a las luchas que exigen la prohibición de plaguicidas tóxicos cómo imidacloprid, tiametoxam, clotianidina, fipronil, clorpirifos, cipermetrin y deltametrin. Así mismo, promoviendo las prácticas agrícolas que benefician los servicios de polinización, por ejemplo la rotación de cultivos, superficies de interés ecológico a nivel de explotación y técnicas de cultivo ecológico.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.