Las abejas son consideradas el insecto volador más importante para la humanidad y los distintos ecosistemas. Esto porque además de producir la sabrosa y saludable miel, realizan uno de los procesos más valiosos para la supervivencia de todas las formas de vida; se trata de la polinización, que consiste en desplazar el polen de una flor que lo produce a otra de su misma especie que lo recibe, aportando a la producción y reproducción de una gran variedad de cultivos y plantas silvestres.
Razón por la que desde el 2017 cada 20 de mayo, fecha elegida por coincidir con el nacimiento de Anton Jansa un pionero en la apicultura moderna; se celebra el Día Mundial de las Abejas como una forma de conmemorar su labor y sensibilizar a todos los gobiernos, organizaciones y a la sociedad civil sobre la importancia de protegerlas mediante acciones y prácticas que mejoren sus condiciones de vida en cuanto a su hábitat, alimento y convivencia.
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Desde hace algunos años las cifras de mortandad de abejas son cada vez más preocupantes, factores como el uso de agroquímicos, los cambios del uso de tierra, los monocultivos y los insectos invasores son las principales causas de que anualmente desaparezcan millones de abejas en todo el mundo. Situación causada por el hombre y la pérdida de credibilidad en las formas de vida ancestrales y lo que estas promueven, como por ejemplo el respeto a los animales y sus hábitats.
Un estudio realizado por Greenpeace, organización que trabaja por el medio ambiente en todo el mundo, encontró que más de dos tercios del polen recogido en el campo de 12 países europeos, estaba contaminado con un máximo de 17 sustancias tóxicas distintas. De las que detectaron un total de 53 compuestos químicos con gran representación de plaguicidas.
Cabe mencionar que, uno de los sectores que más necesita de las abejas es la agricultura, pues más del 75% de los cultivos deben su existencia a la polinización realizada por estos insectos. En primer lugar, la función de las abejas mejora el rendimiento de los cultivos generando frutos de mejor calidad en tanto estos reciben una polinización adecuada. Y en segundo lugar, cuando los cultivos son más productivos se genera estabilidad laboral y por ende económica.
En cuanto a las acciones con las que se puede aportar al cuidado de las abejas, se puede empezar por investigar sobre los espacios que habitan, su alimentación y su reproducción. Así mismo, sembrando plantas melíferas, apoyando la apicultura local mediante la compra de miel y los productos a base de esta, y finalmente con la difusión de información relevante para que todos nos sensibilicemos en cuanto a la importante labor que cumplen.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.