Cada 25 de noviembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999 para sensibilizar y promover acciones destinadas a erradicar la violencia de género. En Colombia, esta problemática adquiere matices particulares en las zonas rurales, donde las mujeres enfrentan desafíos adicionales que agravan su vulnerabilidad.
La Realidad de la Violencia en el Ámbito Rural Colombiano
Las mujeres rurales en Colombia se enfrentan a múltiples formas de violencia que van más allá de la física, incluyendo la psicológica, sexual y económica. Según el informe «Violencias Basadas en Género contra Mujeres Rurales» publicado por Samed Mateo Vargas Montero para el Centro de Investigación y Educación Popular -Cinep, estas violencias se ejercen por razones de género, etnia, raza, edad, clase, discapacidad, orientación sexual e identidad de género.
Además, la recolección de datos sobre este fenómeno se ha centrado principalmente en documentar las afectaciones diferenciadas del conflicto armado interno, evidenciando que los problemas que afectan a la población rural son complejos y multifacéticos.
Factores que agravan la violencia en zonas rurales
Diversos elementos contribuyen a la perpetuación de la violencia contra las mujeres en áreas rurales:
- Aislamiento Geográfico: La lejanía de los centros urbanos dificulta el acceso a servicios de salud, justicia y apoyo psicológico.
- Dependencia Económica: Muchas mujeres dependen económicamente de sus agresores, lo que limita su capacidad para abandonar situaciones de violencia.
- Normas Culturales Tradicionales: En algunas comunidades, las normas patriarcales y la aceptación social de la violencia de género dificultan la denuncia y la intervención.
- Falta de Infraestructura: La ausencia de transporte público y comunicaciones limita las opciones de las mujeres para buscar ayuda.
Iniciativas y desafíos en la erradicación de la violencia rural
El gobierno colombiano, junto con organizaciones internacionales y locales, ha implementado programas para abordar la violencia de género en zonas rurales. Por ejemplo, la campaña «Si duele no es amor» ha llegado a más de 30 comunidades rurales de Colombia, con el objetivo de que mujeres, hombres, niñas, jóvenes y personas LGBTIQ+ reconozcan los tipos de violencias basadas en género y las rutas de atención.
Sin embargo, persisten desafíos significativos. La falta de recursos especializados, la necesidad de formación para profesionales que atienden a víctimas y la urgencia de políticas públicas adaptadas a las realidades rurales son aspectos que requieren atención inmediata.
El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer nos recuerda la importancia de visibilizar y abordar la violencia de género en todos los contextos, especialmente en las zonas rurales de Colombia, donde las mujeres enfrentan obstáculos adicionales. Es imperativo que gobiernos, organizaciones y comunidades trabajen conjuntamente para desarrollar estrategias efectivas que garanticen la seguridad y el bienestar de todas las mujeres, sin importar su lugar de residencia.
Edición: Natalia Garavito