Colombia alberga la mayor diversidad de aves del planeta. Esta realidad representa una riqueza ecológica que impacta directamente la vida, la economía y el equilibrio ambiental del país. Según Ellie Anne López Barrera, doctora en Ecología y Conservación, “las aves cumplen funciones esenciales en los ecosistemas: dispersan semillas, controlan plagas, facilitan la polinización y permiten conocer el estado de salud de los territorios”.
Cada especie que habita los cielos colombianos aporta al equilibrio del ecosistema. “La variedad de aves contribuye a mantener dinámicas ecológicas estables y fortalece la capacidad de los ecosistemas para adaptarse a los efectos del cambio climático”, explica López. Este principio también se refleja en las posibilidades productivas, el turismo responsable y la generación de iniciativas sostenibles basadas en la naturaleza.
Aves que polinizan, flores que alimentan
Las aves han coevolucionado con ciertas plantas, lo que ha dado lugar a relaciones únicas de polinización que permiten la fertilización cruzada. Esta interacción genera diversidad genética, amplia variedad de semillas y una mayor capacidad de adaptación en ambientes cambiantes. “Los colibríes y otras aves polinizadoras permiten que las flores se reproduzcan y que los ecosistemas mantengan su vitalidad”, señala López.
Gracias a estas funciones, la agricultura también se ve fortalecida. La existencia de cafés con distintos aromas y sabores responde en gran parte a esa riqueza biológica que favorece los cultivos. Esta sinergia entre biodiversidad, producción y cultura crea escenarios favorables para el desarrollo rural y la bioeconomía comunitaria.
Respuesta desde el territorio
En Colombia los fenómenos de El Niño y La Niña alteran las dinámicas de lluvia y temperatura. Estos eventos, sumados al aumento de la temperatura global, influyen en la estabilidad de los ecosistemas. “La variabilidad climática se intensifica cuando los hábitats enfrentan presiones como la deforestación o la expansión urbana”, advierte López.
Cada acción local impacta el entorno. Desde la gestión de los recursos hasta las decisiones normativas; todo influye en los procesos de restauración y conservación. “Somos un sistema socio-ecológico. Lo que ocurre en la naturaleza está conectado con nuestras prácticas cotidianas, políticas públicas y modelos de desarrollo”, puntualiza la investigadora.
Biodiversidad que impulsa el desarrollo
El país avanza cuando protege sus paisajes. Las aves, los bosques y las fuentes de agua son aliados del turismo ecológico, de los emprendimientos rurales y de las estrategias productivas que integran conservación con desarrollo. Invertir en ecosistemas sanos es fortalecer la economía local, promover la resiliencia climática y asegurar condiciones de vida dignas para las generaciones presentes y futuras.
En este Día del Medio Ambiente, el llamado es a comprender que el bienestar colectivo se construye en armonía con la biodiversidad. Cada decisión que favorece la vida silvestre también fortalece la vida humana. Colombia vuela alto con sus aves, crece con sus bosques y se transforma con el compromiso de sus territorios.