A las seis de la mañana del domingo 8 de marzo el sol ya cubría las casas del centro poblado Héctor Ramírez, antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación – ETCR, en la vereda de Agua Bonita en La Montañita, Caquetá, lugar asignado durante el proceso de los Acuerdos de Paz para aproximadamente doscientos ex combatientes que dejaron las armas para vivir de nuevo en sociedad y aportar al crecimiento de Colombia.
Ver este lugar con los reflejos del sol se torna como un acontecimiento mágico, pues se reflejan los diversos colores de las obras que han sido plasmadas sobre las paredes de las casas de las distintas familias que habitan el territorio. Es así como se divisan tortugas, aves, rostros, peces y formas geométricas con una alta gama de colores que cuentan historias por sí solas. Poco a poco con esfuerzo propio, la comunidad ha ido cambiando el asbesto por ladrillo y cemento con el propósito de tener una vivienda digna, un componente establecido en los Acuerdos de Paz que no ha sido cumplido.
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Junto al sol y los colores la música acompaña cada hogar que inicia sus actividades diarias, pero ese domingo 8 de marzo las une un objetivo mayor, celebrar el Día de la Mujer Trabajadora junto a las mujeres del territorio y recibir con entusiasmo a invitadas de honor provenientes de la Unión Peneya, El Triunfo, Puerto Rico, San Vicente y Paujil en Caquetá; de esta manera, conmemorar a las mujeres colombianas desde la unión de las mismas.
Chocó y Caquetá unidos por sus mujeres
Para este 2020, el evento contó con la presencia del departamento del Chocó gracias al proyecto MIA – Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – Proyecto de Desarrollo para la Mujer en proceso de Reincorporación, el cual es financiado por el Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea e implementado por Acción Cultural Popular – ACPO, Diócesis de San Vicente del Caguán y la Registraduría Nacional del Estado Civil.
El proyecto MIA ha permitido que Ana y Claudia del ETCR Las Brisas en Chocó, y María, Lida junto a dos compañeras más, mujeres ex guerrilleras de Puerto Rico y San Vicente del Caguán en Caquetá, hicieran presencia en las diferentes actividades proclamando que sus territorios siguen dando lo mejor de su parte para construir la paz y cumplir lo establecido en los Acuerdos de Paz.
Su recibimiento en el centro poblado Héctor Ramírez estuvo a cargo de Betsy, ex guerrillera , una mujer con gran energía y lideresa de su comunidad en el comité de género, también participante del proyecto MIA, quien las acogió en su hogar un día previo a la celebración y las hizo parte de su familia en tan corto tiempo.
“Me he sentido como en familia, me gusta todo ese compañerismo que he recibido desde que llegué con todas las mujeres de la zona y de lugares aledaños. Todos nos miramos como hermanos, todos tienen ese carisma y me siento muy contenta.”, dice Ana, mientras ponen globos morados en el salón general, donde se llevará a cabo la celebración.
Llegan las chivas y el color morado reluce para dar inicio a la conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora
Hacia las diez de la mañana arribaron con cantos, las chivas que traían a mujeres, hombres, niños y niñas de centros poblados cercanos; recibieron pañoletas moradas que fueron portadas en el cuello, en la cabeza y en brazos. Betsy corría de un lado a otro recibiendo a cada familia y ayudándolos a organizarse en el salón. Fue así como luego de unos veinte minutos se dio inicio a la celebración.
Como acto inicial, Betsy invitó a las mujeres de Chocó; San Vicente del Caguán y Puerto Rico a presentarse y dar un mensaje. Claudia, de Carmen del Darién en Chocó expresó ante el público: “Un feliz día a todas las mujeres, gracias por invitarnos a celebrar el Día de la Mujer Trabajadora. Me siento orgullosa de estar aquí, en este lugar tan bonito, estamos aquí gracias al proyecto MIA; también quiero decirles que están invitados al festival que realizaremos pronto en nuestro territorio; gracias a mujeres y hombres por compartir con nosotras y hacernos sentir en familia”.
Con nervios pero con toda la disposición Lida, Ana y María también hablaron frente al público de más de doscientas personas para felicitar a todas por ser partícipes de una celebración que demuestra que la unión de las mujeres es una fuerza de mucho poder para luchar por sus derechos y decir “aquí estamos”.
Alrededor del salón se encontraban fotografías con bonitas decoraciones, pero cada una con una historia de lucha y con un final triste. Fueron estas fotografías el punto siguiente dentro de la agenda; se invitó a todas a mirar cada rostro plasmado en una foto y leer la descripción que reflejaba a mujeres jóvenes y adultas líderes de sus comunidades de diferentes partes de Colombia.
Se trata de maestras, madres, niñas, estudiantes, lideresas sociales que creían en un mundo mejor, en darles a sus familias estabilidad económica, oportunidades a sus vecinos, educación a sus hijos e hijas, en poder ser doctoras y cumplir un sin fin de sueños; sueños que no serán posibles por el feminicidio a causa de los hombres. Todas recorrieron el salón para no dejar que el olvido se lleve sus duras historias, que son la forma de recordar que deben luchar para que las cosas no continúen de esta manera.
Caminando por quienes ya no están y por quienes siguen luchando
Con un clavel blanco, el sonido de la batucada y carteles con mensajes significativos que exigen igualdad y cumplimiento de sus derechos, las mujeres caminaron por las calles del centro poblado Héctor Ramírez; no importaba el imponente sol del mediodía; solo importaba conmemorar a la mujer que trabaja diariamente por el bienestar propio, el de su familia y de todos quienes la rodean.
“Nos encontramos hoy haciendo una caminata por la dignificación de las mujeres; para nosotras es muy importante contar con todos los hombres y mujeres que se han sumado a caminar por los derechos de las colombianas. Con esta caminata queremos decir que ya paren toda esta serie de asesinatos en Colombia, no queremos que más mujeres sean víctimas del feminicidio en Caquetá; porque las mujeres del Caquetá son mujeres luchadoras que se le han negado los derechos fundamentales como a la vida, a la libertad, a la expresión, a ser escuchadas en espacios de decisión”, dice Betsy mientras camina con decisión con todas las comunidades presentes.
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Luego de compartir el almuerzo, la celebración continuó con actos culturales donde niños y niñas danzaron para todas las mujeres presentes. El regalo sorpresa fue una serenata con música popular de la región, rancheras que cantaron con gran entusiasmo mientras recibieron flores.
Agradecidas por la celebración hombres y mujeres firmaron el Pacto por la Inclusión y No Discriminación de Mujeres en proceso de Reincorporación; un compromiso de no juzgar, de conocer, compartir y apoyar a las mujeres excombatientes que desean una vida en sociedad; mensaje con el que se finalizó el evento de celebración.
Hacia la tarde las chivas dieron el aviso de salida y todas las mujeres, hombres, niños y niñas que habían llegado desde temprano comenzaron a subir a los vehículos y desde la distancia sacaban sus manos por las ventanas para decir hasta luego.
Mientras tanto en la caseta, Betsy finalizó el Día de la Mujer Trabajadora con un agradecimiento a todos y todas por contribuir al éxito de esta conmemoración; también agradeció al proyecto MIA del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea por apoyar el evento y permitir que más mujeres del Caquetá y el Chocó se unieran en este día tan importante en la historia.
De la misma manera, el proyecto MIA reafirmó su compromiso con las mujeres en proceso de reincorporación, contribuyendo a la formación de lideresas con capacidades de organización, producción y mercadeo a través del impulso de sus iniciativas de emprendimiento y el mejoramiento de infraestructuras productivas con el objetivo de apostar a la sostenibilidad económica de sus familias.
Por: Daimer Fernando Losada Bermeo. Periodista.