Gerardo Antonio Salazar, es un amante del campo, un hombre que respira felicidad al trabajar en el campo y viendo el verde de las montañas risaraldenses. Es un hombre afable, que por muchos años recorrió el país, desempeñándose desde jornalero hasta administrador en diferentes fincas.
Por: Banco Agrario.
“Mi esposa y yo siempre tuvimos ‘colocas’ en diferentes lugares, éramos como nómadas que iban detrás de las oportunidades, pero no teníamos un sitio fijo para nosotros, aunque si anhelamos tener una casa propia”, recuerda Gerardo.
Después de aprender diferentes oficios del campo y de ascender en las tareas que debía desempeñar, Gerardo decidió radicarse en el municipio de Dosquebradas (Risaralda), para ayudar a su suegro en la finca, quien al ver que su hija y esposo no tenían casa, decidió cederle un terreno para que la construyeran.
Fue así como Gerardo y su esposa se postularon al programa de Vivienda de Interés Social Rural, a través del Instituto de Desarrollo Municipal, y resultaron beneficiados.
Al recibir formalmente las llaves de su casa, Gerardo expresó emocionado: “Yo vivo muy contento ahora, para mi esta casa es como una mansión. Ya no me voy a ir de acá y por eso le ayudo a mi suegro en sus tierras”.
Ahora él, su esposa y una cuñada, viven tranquilos en una vivienda rural digna, segura y con acceso a servicios públicos básicos, cerca de la familia, dejando atrás años de rodar por diferentes regiones del país.