El derecho a la vida manifiesta el valor humano de conservar la vida, mientras que el derecho a la muerte, siendo algo particular, la rechaza.
Por Geyber Pérez González
El derecho a la vida representa el valor intrínseco del ser humano, el derecho a la muerte, por el contrario, simboliza paradójicamente la capacidad de rechazar la vida. Hoy en día se han gestado múltiples disputas en torno a estos dos fenómenos. En realidad no hay claridad en el tema. Es necesario hacer, por tal motivo, una distinción clara de ambas situaciones y analizar cada uno de sus aspectos.
En primer lugar, el derecho a la vida promueve el respeto incondicional del ser humano, por el simple hecho de existir y estar vivo. Siendo uno de los derechos fundamentales, su función de defender la vida se orienta a velar por la dignificación de la persona, es decir, en hacer valorar su integridad frente a los otros seres humanos. De este modo, el derecho a la vida tiende a universalizar el valor del hombre en el mundo, puesto que lo considera a partir de la univocidad de sus dimensiones. Consecuentemente, el derecho a la vida es inherente a la persona. De ahí que constituya una prohibición formal contra toda muerte intencionada.
En segundo lugar, el derecho a la muerte denota la determinación de una persona a morir dignamente. La legitimización de este derecho se debe al modo como se controla la modalidad de la muerte en personas, cuyas condiciones vitales no se consideran suficientemente aceptables, evitando todo sufrimiento físico y moral. En efecto, el derecho a la muerte podría definirse como la misma eutanasia. Paradójicamente se le ha denominado “la buena muerte”.
Ahora bien, el derecho a la vida y el derecho a la muerte son dos fenómenos que tienen algo en común, “la dignidad humana”. Sin embargo, atendiendo al fin buscado son totalmente diferentes, porque se valora la vida en el primero y en el segundo se rechaza. Difícilmente se puede llegar a una conciliación. Dentro de la sociedad humana, el derecho a la vida adquiere un sentido universal, por cuanto es dado para todos los seres humanos, en cambio, el derecho a la muerte sólo se da en casos particulares. Sin lugar a dudas, la aceptación de la vida y cuanto implica es una decisión comunitaria y personal.
El derecho a la vida y el derecho a la muerte son dos modos de valorar la vida humana en sus diferentes circunstancias. Evidentemente, el fin último de estos derechos es darle importancia a la persona. Todavía falta profundizar en estas dos problemáticas. Mas el derecho a la vida siempre tendrá una gran relevancia frente a la humanidad.
Foto tomada de: http://www.infobae.com/2014/04/17/1557929-el-gobierno-cordoba-creo-una-comision-reglamentar-la-ley-muerte-digna-la-provincia