Por: Luis Alejandro Salas
“Ese muchacho cogió por mal camino” es una expresión de profundo significado familiar y social. Quiere decir que su vida no corresponde a lo que denominamos un buen comportamiento, es de mala conducta, no hace quedar bien a su familia.
En la tierra somos peregrinos, estamos de paso; el camino de la vida se termina con el sueño eterno y debemos andarlo paso a paso, con entusiasmo y rectitud.
Los viajeros tienen que emprender siempre su camino. Las vías permiten la unión, la comunicación, el intercambio, los conocimientos de otras culturas.
En nuestro país llamamos veredas a unas partes del territorio, más o menos grandes, casi siempre rurales pues en las ciudades se denominan barrios. En países vecinos las veredas son los caminos y de allí la canción que dice “voy por la vereda tropical”..
Las vías o los caminos son muy diversos y pueden recorrerse de múltiples maneras. Muchos son naturales y otros corresponden al ingenio y a la obra humanos. Algunas veces son privados, o sea que pertenecen a los dueños del terreno, y otros son de servicio público.
Hay trochas, caminos de herradura, caminos reales. Los caminos no son exclusivamente para los caminantes, los marchistas, los corredores, los atletas; son para todos.
Hay caminos estrechos y amplios, algunos para humanos y animales, otros para máquinas o vehículos que permiten transportar personas o cosas, como carruajes y carretas, bicicletas y motocicletas, automóviles, buses y camiones; son las carreteras en el campo y en los pueblos las calles y carreras, las diagonales y las avenidas.
Los caminos de hierro son para trenes, ferrocarriles y tranvías. Hay también mares, lagos y ríos que son vías acuáticas para canoas, lanchas, yates y buques. Por los aires van los helicópteros y aviones.
Muchas veces tendremos que abrirnos camino y abrir caminos.
Y siempre tendremos que usarlos bien, defenderlos, protegerlos, según sus características. Son bienes comunes y por tanto a todos corresponde cuidarlos.
Hay que buscar la seguridad, evitar los daños por las lluvias, no arrojar basuras, mantener sin desechos las cunetas y desagües, vigilar los puentes, hacer mantenimientos…
Tenemos que buscar el buen camino, cualquiera sea nuestro propósito. Y debemos motivar y ayudar a los demás a hacer lo mismo.
Ojalá encontremos buenas compañías para transitar por la vida. Traer a alguien al buen camino es sacarlo del error o apartarlo de la mala vida; si tenemos esa oportunidad, hagámoslo.
Caminar derecho es proceder con rectitud; es lo que deberíamos hacer siempre. Pero como a veces nos equivocamos, a pesar de nuestra buena intención, quizás haya que regresar, corregir y emprender nuevamente la marcha, para vivir bien nosotros, para convivir como debe ser, para dejar vivir al prójimo en paz.