Después del noticiero de las siete, las familias se disponían a ver a Jaime o algunos de sus personajes. El humor político y la crítica social, descubrían a los políticos y nos mostraba lo amargo de la nación, siempre entre risas.
Por: ElCampesino.co
A la edición central de los noticieros nacionales, le seguía Quack, aquel noticiero de burla política, en donde Jaime Garzón y Diego León Hoyos le daban la última risa de cada a noche, a un país que de día lloraba por las tomas guerrilleras y las masacres paramilitares.
Godofredo Cínico Caspa, Néstor Elí, Jhon Lenín o Eriberto de la Calle, fueron algunos de sus personajes, ahora inmortalizados en la memoria histórica de país.
Los personajes que interpretaba Jaime, dejaban al desnudo la realidad de Colombia, pero de forma inteligente el comediante, periodista y casi abogado, consolidó un estilo, una idea, una forma de decirle a millones de personas que algo no andaba bien.
Prender el televisor para ver Quack, era una rutina familiar, era mejor que ver el noticiero tradicional porque las notas de este maravilloso programa, afirmaban lo que a voces se sabía.
El proceso ocho mil y Ernesto Samper, pasaron por el puesto de lustra botas de Eriberto de la Calle, Andrés Pastrana y su intención de poner en marcha el Plan Colombia, también fue cuestionado por las agudas preguntas del embolador.
Para las nuevas generaciones, Jaime Garzón es en un referente en varios aspectos, la maravilla de la tecnología nos ha permitido estudiar la obra de Jaime, en un video que fue grabado en el año 1995, el comediante dejó unas frases que han quedado en la memoria de una generación, “si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo.” Millones crecieron viéndolo, tal vez sin entender el contenido político de su crítica, pero ahora lo añoramos más que nunca.
